martes, 24 de octubre de 2006

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Leo (ElConfidencialDigital/24/10/2006)

'El Rector de la Complutense monta un sistema de espionaje a profesores en las aulas y paga los chivatazos de los alumnos con créditos. Los alumnos voluntarios deben controlar si los profesores imparten las clases como es debido, duración de las mismas y si se ajustan al temario'.


Reconozco que al leer esta noticia pensé: 'Ya está, este tío es progre', pero me contuve. De modo que traté de averiguarlo. En El Semanal Digital (24/10/2006) se dice de él que es 'un intelectual genuinamente de izquierdas'. Me lo temía. Recordemos que la tradición de vigilar y controlar está metida en las entretelas de 'la izquierda', en particular, y en los totalitarismos, en general. A este respecto, comentaba hace poco las palabras del Sr. Moraleda, Secretario de Estado de Comunicación: 'Estaré vigilante con los periodistas para ver hasta dónde llega el veneno del PP'.


¿De dónde viene esta enfermedad controladora? Del miedo a la libertad y del deseo de poder. Veámoslo. Aunque puede haber diversas clasificaciones de la expresión 'sociedad civil', es bastante usual y aceptado, distinguir dos versiones:


Por una parte,

la tradición liberal del S.XVIII elabora una concepción de sociedad civil que se basaba en las libertades políticas, en gobiernos limitados, en el libre asociacionismo de los individuos y en el mercado. El mercado, por su parte, está vinculado a un sistema jurídico y a un sistema de propiedad privada que este sistema jurídico garantiza y proteje. Una de las consecuencias centrales de este planteamiento es que el protagonismo se centra en la libertad de los individuos. Las instituciones están para favorecer el libre desarrollo de las potencialidades individuales.



Por otra parte,

la tradición estatista ( a veces, estatista-revolucionaria) no acepta los límites típicos de la anterior sociedad civil, límites que están en el respeto a las reglas del sistema jurídico y a las reglas del mercado, dentro del respeto a la libertad individual. No, ahora aprece un 'sujeto colectivo' que puede ser, por ejemplo, 'la clase obrera', 'el partido revolucionario' o 'la nación con alguna misión histórica que cumplir', en las tradiciones conservadoras. En definitiva, el sujeto individual es sustituido por un sujeto colectivo que exige (en estas tradiciones) una lealtad total por parte de los individuos. De este modo, el control sobre la vida de los individuos aumenta. ¿Por qué? Porque, usualmente, los individuos están 'alienados' (excepto los revolucionarios, que no tienen esta enfermedad) y deben ser controlados y dirigidos por el sujeto colectivo que no se equivoca.


Así pues, en las tradiciones 'de izquierda' se enfatiza la desconfianza en los individuos y el control de los mismos. La 'agencia coordinadora' (en este caso una Universidad) despliega sus 'comisarios político-educativos' para que nadie se salga de la raya y tener a todos controlados. Naturalmente, se hace por el bien de los afectados. ¡Te haré feliz, aunque no quieras!


Pero nos podemos preguntar, 'Quis custodest Ipsos Custodes' (¿Quién controla a los controladores?) ¿Será verdad, por ejemplo, que un controlador 'progre' es ecuánime con un controlado 'facha' del PP?'


Sebastián Urbina.
PD. Por cierto, ¿qué querrá decir 'dar las clases como es debido'? ¿Sabrán más los espías que los profesores espiados?