jueves, 22 de marzo de 2007

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Vivimos en el mejor de los mundos.


Como todo el mundo sabe, en el 'oasis catalán' no pasa nada. Nada malo quiero decir. Los que dicen que hay problemas de discriminación o intolerancia, por ejemplo, ignoran la realidad o mienten. Normalmente son del PP. Ya saben, resentidos, fachas y malas personas.


De todos modos, le aconsejo que lea lo que sigue.




NACIONAL - EUSKADI

Manifiesto de la Fundación para la Libertad
Por la convivencia y contra el fanatismo

La falta de reacción del Gobierno de la Generalitat es preocupante, porque si bien el exterminio de los adversarios requiere una organización criminal, para la exclusión basta con que los fanáticos cuenten con la complicidad de las instituciones.

La Fundación para la Libertad, que preside Nicolás Redondo Terreros ha promovido un documento de apoyo y solidaridad con los intelectuales catalanes amenazados desde las páginas del diario Avui
El escrito, firmado por destacados representantes de la rebelión democrática vasca como Agustín Ibarrola, Emilio Guevara, Maite Pagazaurutndua o Vidal de Nicolás, llama a “armarse de coraje democrático” para “rechazar con energía actitudes gerracivilistas”. En él, además de solidarizarse con los que, como ellos, sufren el acoso por enfrentarse al nacionalismo gobernante, critican duramente la pasividad de las instituciones catalanas ante “estos atentados a la convivencia”.

Extractos del Manifiesto:

Por la convivencia, contra el fanatismo

(...). Las ideas son delirantes, pero no inocuas. Tampoco el lenguaje, que es el de la exclusión y la muerte. Con demasiada frecuencia llegan de Cataluña noticias alarmantes sobre episodios de quiebra de la convivencia democrática que hace unos años podrían parecer patrimonio del País Vasco. Las agresiones y el boicot que se han producido en la Universidad de Barcelona contra Fernando Savater, Francisco Caja, Jon Juaristi, Gotzone Mora y Aleix Vidal-Quadras, a quienes se ha negado el ejercicio de sus derechos y libertades constitucionales, así como los intentos de agresión que padecieron los dirigentes del PP, Rodrigo Rato y Josep Piqué, son la expresión real de las metáforas descabelladas de Malló, que encuentran en la crispación ambiental campo abonado para fructificar.

Un artículo como el de Oriol Malló no se había publicado nunca en la prensa española en democracia, ni siquiera en los medios cuyo cierre han ordenado los tribunales por ser instrumentos de una organización terrorista.

El diario Avui es propiedad, en un 40%, del grupo La Vanguardia, en otro 40%, de Editorial Planeta y en el 20% restante, de la Generalitat de Cataluña. Ni la dirección del periódico ni los grupos de prensa y la institución que soportan las cuantiosas pérdidas del diario se han creído obligados a reaccionar de manera inequívoca, rotunda e inmediata contra esta intolerable agresión a la convivencia. La falta de reacción del Gobierno de la Generalitat es especialmente preocupante, porque si bien el exterminio de los adversarios requiere una organización criminal que materialice los sueños de Malló, para la exclusión basta con que los fanáticos cuenten con la complicidad, expresa o tácita, de las instituciones.

Por todo ello, los abajo firmantes queremos dirigirnos a las instituciones democráticas, a los medios de comunicación y a la opinión pública con el fin de:

Solidarizarnos con las acciones legales que los firmantes del manifiesto han emprendido.

Instar a la opinión pública a armarse de coraje democrático para rechazar con energía las actitudes guerracivilistas.

Requerir a los medios de comunicación que hagan uso de la libertad de expresión, con respeto a los derechos fundamentales y a las libertades públicas.

Exigir a los poderes públicos y a la Generalitat de Cataluña en lo que atañe a este caso, que extremen su vigilancia y su celo contra los atentados a la convivencia y no permitan que hechos como el que aquí denunciamos vuelvan a producirse ante la indiferencia y la pasividad de las instituciones. En definitiva, que cumplan y hagan cumplir la ley, que constituyen sus dos primeras obligaciones.

«Con demasiada frecuencia llegan de Cataluña noticias alarmantes sobre episodios de quiebra de la convivencia democrática que hace unos años podrían parecer patrimonio del País Vasco».

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