viernes, 6 de abril de 2007

NOTICIAS COMENTADAS (254)

Leo un artículo de Rosa Díez, diputada socialista en el Parlamento Europeo, titulado 'La buena gente'.




Título de la noticia: 'La buena gente que apesta'.



La buena gente no sólo habla desde la supuesta superioridad de su raza o de su pueblo primigenio al que presume de pertenecer. La buena gente suele hablarnos también desde una supuesta superioridad moral de una supuesta izquierda; una izquierda cuyos límites ellos mismos definen y cuyos carnés de pertenencia ellos mismos otorgan ...

La buena gente es la que declara que se levanta por las mañanas ''con ganas de pegar dos tiros a más de uno'', pero que defiende con denuedo que con ETA las cosas sólo se arreglan dialogando ...

La buena gente es la que señala -personal y/o colectivamente- a aquellos que considera impulsores y colaboradores activos de un partido político al que previamente en los mismos medios han calificado como defensores de una nueva guerra civil ...

La buena gente suele estar ''muy preocupada'' porque Batasuna no pueda presentarse a las elecciones ...

Es esa misma buena gente que considera que Otegui es un hombre de paz o declara que De Juana Chaos ''está en el proceso'' ...

La buena gente aparece enseguida cuando hay un muerto; son la misma buena gente que olvida decir a la familia del asesinado que llevan meses reuniéndose con su enemigo'.




Es muy satisfactorio, al menos para mí, comprobar que hay socialistas dignos, respetables e, incluso, admirables. Me refiero a Rosa Díez y otros muchos como ella, insuficientes en número, que no en calidad humana y política, para tomar las riendas del partido.

Lo que está pasando es España es muy grave. ¿Qué está pasando? Están pasando muchas cosas y no voy a decirlas todas, si fuera capaz de hacerlo. Inevitablemente, al hacer una análisis de la realidad, es decir, de un aspecto de la realidad en un determinado lugar y tiempo, hay que seleccionar. No se puede contar todo, no se puede describir todo. Por tanto, cualquier descripción de una realidad determinada, es una descripción selectiva.

¿Qué se selecciona? Lo que se considera más relevante, dado el contexto. Por ejemplo, no me parece lo más relevante que el precio de los cacahuetes haya subido o bajado en el último año. Afortunadamente, esto es compartido por la mayoría de la gente. En resumen, la mayoría de la gente suele identificar los mismos problemas, como los problemas (o acontecimientos) más relevantes. Entonces ¿por qué hay tanta crispación? Porque la valoración de tales acontecimientos o problemas es diferente.

Aunque no hay garantía completa (nadie la tiene), puedo afirmar que no dependo, en mi opinión, de ninguna persona, ni de ninguna organización, política o no. Todo lo que digo es de mi exclusiva responsabilidad aunque, como es obvio, leo para estar informado. ¿Cuál es mi objetivo? No sólo contar lo que está sucediendo, sino defender lo que me parece mejor o menos malo, y criticar lo que me parece peor o menos bueno.


¿Y qué es lo mejor o menos malo? Lo que se pretendía durante la Transición. Superar los traumas de la guerra civil, superar la demagógica e injusta distinción entre 'buenos y malos', superar los revanchismos, trabajar para conseguir la concordia entre los españoles, trabajar para mejorar nuestros niveles de vida económicos y culturales, trabajar para que todos se puedan sentir parte en este proceso, pretendidamente solidario, entre los que tienen más recursos y los que tienen menos. Con independencia de los ajustes y precisiones que haya que hacer.



A pesar de los defectos y errores, la experiencia de la Transición española, ha tenido éxito. Y se ha reconocido en el exterior y, en general, en el interior.


¿Errores? Entre ellos, una ley electoral que ha dado excesivo e injusto poder de decisión a minorías nacionalistas. Nacionalistas periféricos que han tenido y tienen poder de decisión para toda España. ¿Cuál es el problema? Su continuada deslealtad constitucional. Su desvergüenza victimista. Su cínico y, a veces, arrogante chantaje al Estado. Su insolente exigencia de asimetría, expresada, por ejemplo, en el llamado ''federalismo asimétrico'', y otras mezquindades.


Este virus de la democracia española pudo controlarse hasta la aparición del peor Presidente que hemos tenido hasta la fecha. Un Presidente que accede legalmente al poder, aunque en circunstancias excepcionales y dramáticas. Un Presidente que, sin haberlo establecido en el programa político de su partido, procede al desmantelamiento del Estado. Véase, por ejemplo,
'El Estado fragmentado' del profesor Sosa Wagner. Un Presidente que acepta un antidemocrático Pacto de Tinell (elaborado por nacionalistas periféricos) por el que se excluye de las instituciones al principal partido de la oposición.

Un Presidente que promueve una 'Memoria Histórica

Selectiva', en la que hay 'buenos' (los suyos) y 'malos' (los otros), fomentando la crispación y el enfrentamiento. Un Presidente que proclama en el Parlamento que sólo hablará con los terroristas si éstos, previamente, abandonan las armas y renuncian a la violencia. No cumple nada de lo que dice. Hay, incluso, un atentado terrorista con muertos y se esconde en Doñana. Eso sí, arropado por unos medios progres y serviles, en su mayoría. Este es el Presidente que nos gobierna. Por no hablar de su política exterior.


En estas circunstancias, la mentira y la descalificación de la oposición, toman un claro protagonismo. La 'buena gente' interioriza las mentiras, exterioriza los insultos y los deseos de pegar tiros a 'los otros', mientras se negocia con asesinos en serie. ¡Nunca nuestra democracia había caído tan bajo! ¡Ni siquiera con la política ''progresista'' del GAL!



Así pues, lo más grave no es la infamia nacionalista. Era de esperar. Lo más grave es la dignidad perdida de los supuestos socialistas. De los que dicen tener ''superioridad moral''. ¡Cerremos filas!! ¡Descalifiquemos, si es preciso, a los mejores de nosotros! Enfangados en el oportunismo político, en el mantenimiento del poder a toda costa y a cualquier precio, ya no distinguen la verdad de la mentira. Es más, utilizan la mentira como arma política para hundir y descalificar a los que no se han entregado. Esta es la izquierda que gobierna.

La esperanza es que personas cualificadas y dignas, como Rosa Díez y muchos otros como ella, puedan tomar las riendas de un partido desnortado, capaz de emponzoñar la vida política y devorar a sus mejores militantes.


¡Vóteles, son majos y progres!

Sebastián Urbina.

Últimas Noticias.

Por desgracia, nada que rectificar. Al contrario.

'El PNV asume las aspiraciones de ETA en la negociación con el Gobierno'.


'La Vice-Presidenta De la Vega respalda el ataque del PSE al Foro de Ermua'.

'F. Savater dice que en el País Vasco no hay democracia real sino un régimen en términos autoritarios. Añade que es un error que el PP y el PSOE no boicoteen las elecciones.

Opino que tiene toda la razón. Pero ¿son los dos partidos igualmente responsables de lo que pasa?

No hay comentarios: