miércoles, 9 de mayo de 2007

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La Universidad española saca mala nota.
Ninguna Universidad española aparece en el ranking de las 200 mejores del mundo.
Ninguna Universidad española entre las 50 mejores de Europa. La sociedad norteamericana realiza un esfuerzo en educación superior que casi duplica, en términos relativos, el que realizan las sociedades europeas. Por cada euro que invierte España en un estudiante, Europa (como media) invierte dos, y Estados Unidos, tres. Lo mismo sucede en investigación. El agujero es cada vez mayor.


La sociedad norteamericana 'siente' a su universidad de forma positiva 'como una institución imprescindible para el desarrollo económico y social' mientras que en demasiadas ocasiones 'la sociedad española percibe a su universidad como otro problema añadido que debe resolver'.
En España y en casi toda Europa, los donativos a la universidad son rarísimos. Sin embargo, y para poner un ejemplo, Harvard recaudó el pasado año, vía donaciones de sus ex alumnos, unos 24.000 (veinticuatro mil) millones de dólares'.(LaVanguardia/7/5/2007)



Título de la noticia: La Universidad: Seguimos autoengañándonos.



En alguna ocasión me he referido a los autorizados comentarios de Víctor Pérez Díaz. Autorizados, no sólo porque es uno de los sociólogos españoles de mayor prestigio sino porque, además, ha sido estudiante y profesor en la universidad norteamericana. Y sigue compartiendo su trabajo universitario entre Madrid y Harvard.

Dice que, a pesar de sus defectos, la universidad norteamericana es lo mejor que hay, hoy por hoy, en este mundo. Y en buena parte fue un modelo importado de Europa. Los americanos hicieron suyo el objetivo preferente de la investigación, y las universidades 'de investigación' acabaron siendo consideradas como las universidades por antonomasia, de modo que sólo en segundo lugar, y por aproximación, se reconocieron las universidades 'meramente de enseñanza'.

¿Cómo es esto posible? Nos dice que el estudiante americano típico (al menos de las cincuenta universidades más importantes) vive inmerso en un ambiente de estímulos que no le dan reposo ... Se encuentra requerido para decir qué piensa sobre los temas ... No parece haber escape, ni sitio para esconderse de esta solicitud.



En cambio, la universidad española, en general, y la que yo conozco (y he trabajado durante treinta años) en particular, permite que cualquier estudiante esté con la boca cerrada durante todo el curso. En el supuesto de que decida ir a clase. El resultado, al cabo de cinco años (en el caso de la licenciatura en Derecho) de participar responsable e informadamente, o tener la boca cerrada, es muy diferente.
Pérez Díaz añade algo que sería, con toda seguridad, rechazado por muchas universidades españolas. Especialmente las situadas en 'territorio comanche'.

'La universidad tiene que encauzar, domesticar y civilizar las emociones localistas y nacionalistas; y ponerlas en su sitio, estimable pero subordinado al fin superior de la creación de una sociedad de ciudadanos razonables, capaces de enfrentarse a sus demagogos locales, y capaces de contribuir a la creación de grandes conjuntos civilizados'.

¿Facha? ¿Centralista? Seguramente así sería tachado por amplios sectores universitarios, por llamarles de alguna manera. Por mi parte, creo que está cargado de razón. Vamos mal, pero tenemos gran capacidad de autoengaño. El agujero se amplía. Sigamos con el botellón. Tomemos el sol. No subamos el nivel de exigencia, que está mal visto. Que inventen ellos.

La solución es fácil. Trabajo, cooperación entre profesores y estudiantes, respeto por la autoridad del profesor, reconocimiento del mérito y del esfuerzo, incentivar a los buenos profesores y los buenos estudiantes, no permitir que el nivel de la clase lo marquen los peores estudiantes, reconocimiento social de la tarea docente e investigadora, lo que repercutirá favorablemente en la dedicación y formación permanente de los profesores. Hay que enterarse de una vez. Es de idiotas (profundos) creer que se pueden conseguir buenos profesores (bueno, bonito y barato), sin el debido reconocimiento social y el debido respeto a su labor. Y sancionando al que no cumple.

La igualdad a la baja es un cáncer de gravísimos y perniciosos efectos. La sociedad debe saber lo que prefiere, pero no engañarse con falsas ilusiones. Basta mirar cómo funcionan los mejores.

Hay dos formas básicas de recompensa al trabajo, el dinero y el reconocimiento. Si fallan, no se hagan ilusiones. Ya pueden organizar las protestas que quieran y las reformas legislativas que quieran. No funcionará. Sólo iremos tirando.



Sebastián Urbina.
PD.
La opresora y fascista sociedad norteamericana, tiene ocho de las diez mejores universidades del mundo. Las otras dos son inglesas. Fachas también. De las veinte mejores universidades del mundo, 17 (diecisiete) son norteamericanas. ¡Malditos imperialistas!

PD. Volviendo a la Universidad española.
'España no logra aprobar la asignatura de la adaptación al nuevo Espacio Europeo de Educación Superior (EEES), que supondrá la homologación de los estudios universitarios en 48 países y que debe estar totalmente implantada en 2010. Por el momento, nuesro país se sitúa a la cola de la reforma, ocupando el puesto número 40 de la lista'. (Mayo/2007).

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