lunes, 1 de octubre de 2007

REACCIONES AL ÓRDAGO



1/10/2007.



REACCIONES AL ÓRDAGO DE IBAARRETXE.




Ante la gravísima ilegalidad anunciada por Ibarretxe, que va en contra de la Nación española, del modelo de Estado y del pueblo español, único depositario de la soberanía nacional, las reacciones han sido las siguientes:


ETA avala el referendum ilegal de Ibarretxe.


Rubalcaba dice que es bueno hablar con todo el mundo.



Rodriguez Zapatero: 'Le voy a escuchar y él me va a escuchar a mí'.



Mariano Rajoy: 'Lo que tiene que hacer Zapatero es cumplir y hacer cumplir la ley'.


Rosa Díez: 'Lo que hay que decirle a Ibarretxe es que no habrá referéndum, y punto'.





Apartado de Correos: EFLUVIOS DEL OASIS.

Comentarios de un miserable político. Ante la quema de efigies del Rey, el bachiller Montilla ha dicho:


'Hace mucho daño a Cataluña porque da munición a la derecha más reaccionaria y a los enemigos de Cataluña'. También dijo que 'los catalanes tienen poco que ver con esta visión de unos centenares de personas quemando fotografías del Rey, y la mayoría se siente muy lejos de estas actitudes'.



1. No le preocupa la quema de efigies del Rey sino el posible daño a Cataluña. Esto parece significar que si no perjudicara a Cataluña (¿la pela?) le daría igual que se organizaran estos festejos. Por otra parte, si estos actos vandálicos los hubieran realizado tipos pertenecientes a la derecha más reaccionaria, condenaría duramente a esta derecha reaccionaria. Dado que estos actos vandálicos los han realizado tipos catalanistas independentistas, condena igualmente a la derecha más reaccionaria. Tal vez es que ser bachiller no da para más.

2. Estoy convencido de que muchos catalanes no participan de estas salvajadas. Pero ya he dicho en varias ocasiones que callan. Al menos en público no condenan claramente estos actos vandálicos. No sea cosa que me confundan con un españolista o con un pepero, o tenga problemas con los independentistas. Silencio en el Oasis. O sea, aromas de Monserrat.


Sebastián Urbina.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Sebastián, comparto su análisis conceptual pero si tengo que priorizar lo más preocupante sería la inexistente reacción de la sociedad civil.

Sin querer ser tremendista me parece que los últimos cinco años en España se han agravado algunas cuestiones de forma grave como el ejercicio de libertades básicas en determinados territorios, el abandono de la conciencia crítica, el surgimiento de grupos de individuos de ideología nacionalista que rayan el fascismo (y la disculpa que merecen por quienes deberían atacarlos con contundencia), la ínfima depuración de responsabilidades entre los políticos y la nula exigencia por los ciudadanos de a pie que nos conformamos con que el tiempo discurra y otras similares que entiendo nos acercan muy peligrosamente a un precipicio político con consecuencias directas que empiezan a ser reales y a afectar en lo esencial a nuestras vidas. Lo preocupante creo es que ante este panorama se generan escasas reacciones de rechazo a lo que estamos asistiendo. Los ciudadanos no desautorizamos como creo que debiéramos de una manera más severa la pérdida y el deterioro de principios que son la base de una convivencia pacífica, sólida, que permita centrar la atención en problemas diferentes.

Hablo de términos políticos. El precipicio moral ya hace tiempo que lo hemos rebasado ampliamente… Basta ver el rechazo que conlleva hablar entre amigos de una cultura de esfuerzo y meritaje. De rigor, de reflexión, de compromiso con los fines sin pervertir los medios para lograrlos, de la necesidad de disponer del tiempo para aprender, crecer, ser más sabios y no para entregarlos siempre a pasiones bajísimas.

Supongo que hay determinadas cuestiones que como colectivo nos importan pero como individuos no nos interesan, pero el silencio es abrumador en demasiadas ocasiones y los problemas a los que nos enfrentamos graves.

Intuyo que la situación lejos de revertirse se agranda ante la dimisión de estos problemas por parte de nosotros los ciudadanos.

Iván C.

Sebastián Urbina dijo...

Me gustaría poder decir que no comparto su análisis. No puedo. Lo comparto completamente.

Sin embargo, creo que lo que más nos cuesta (al menos a los que nos preocupamos por estas cosas) es aceptar que la tendencia, no sólo aquí y ahora, es a la mediocridad moral e intelectual. Si esto fuera cierto ¿Por qué?

Hay motivos de tiempo. Mucha gente ocupa la mayor parte del tiempo en el trabajo y otras ocupaciones, más o menos importantes, que no afectan directamente al corazón del 'ciudadano responsable'.

Hay motivos de comodidad. Es más cómodo dejarse llevar por la corriente. O sea, es más fácil ser 'hombre-masa'. Lo difícil es lo contrario, es ir contra corriente. Leer, reflexionar.

Hay motivos comerciales. La propaganda fomenta el consumo. Mucha gente va a las grandes superficies no sólo a comprar (lo que sea) sino a pasar el rato.

Si esto es correcto, la reacción ante situaciones como las mencionadas, se producen cuando el agua llega al cuello. Salvando las distancias que haya que salvar, los franceses han reaccionado con Sarkosy, una vez que Francia se encuentraba (y sigue estando) en una delicada situación, como exponía N. Baverez, en 'La France qui tombe'. En Inglaterra se votó a la 'dama de hierro' cuando el pais estaba hecho unos zorros (económicamente y en servicios sociales) y con un desafío gravísimo de los sindicatos al Estado.

En resumen, todo esto tiene que ver, creo, con el hecho (no usualmente reconocido o interiorizado) de que vivimos en 'sociedades extensas' en las que no hay lugar para la democracia directa. O sea, por la preocupación por los asuntos públicos. Recordemos que, en Grecia, el término 'idiota' se reservaba para los que se desentendían de la cosa pública. Hoy sería lo contrario. Los idiotas seríamos nosotros. Hace ya mucho tiempo que Caliclés echaba en cara a Sócrates que, a su edad, se dedicara a la filosofía.

Pero el 'deber' de las personas conscientes es el de no desfallecer. Saber que caminamos cuesta arriba. O renunciar, y sumarse al griterío de la tribu. ¡Animo!