viernes, 9 de mayo de 2008

SOCIALISMO.


9/5/2008.



SOCIALISMO.




Reproduzco este artículo por su interés. He modificado el título por razones que comentaré.

Socialismo a lo Zapatero

TAN entretenidos estamos con el sainete del PP que sin darnos cuenta nos ha caído encima otra de esas barbaridades cometidas por Zapatero en su primer mandato. Me refiero a los trasvases. No de agua, sino de fondos, que pueden llevar a un enfrentamiento aún más grave entre las distintas comunidades, a resultas de los nuevos estatutos, que transfirieron con frivolidad suicida competencias nacionales a instituciones locales.
Marcelino Iglesias, presidente de Aragón, ha dicho que «los trasvases originan más problemas que resuelven». ¿Está seguro? ¿Sí? Entonces, ¿va a apoyar la propuesta de las autonomías ricas, capitaneadas por Cataluña, de revisar el sistema de financiación conjunto, para disminuir su aportación a las arcas comunes? Seguro que no, como están haciendo sus colegas andaluces, gallegos, castellano-manchegos y cuantos tienen mucho que perder con la cancelación de ese tipo de trasvase. Pero resulta que el nuevo estatuto catalán, aprobado por los parlamentos de aquella comunidad y del Estado, con el visto bueno del Gobierno, incluye esa revisión, y como ley orgánica que es, hay que cumplirla. Con lo que quienes tienen menos recibirán menos, y los que tienen más dispondrán de más. Bonita manera de hacer socialismo y de hacer nación.
Es hora más que sobrada de que alguien en el gobierno o en la oposición, mejor en ambas partes, se alce para decir que la democracia se teje con el cañamazo de los trasvases. Democracia es trasvase de agua desde las zonas húmedas a las secas. Es trasvase de dinero de las regiones ricas a las pobres. Es trasvase de personas de un lugar a otro en busca de oportunidades. Es trasvase de afectos entre individuos y grupos sociales que forman la nación. Sin esos y otros trasvases, la democracia se seca, se cuartea, se esteriliza, que es lo que está ocurriendo en España, con un gobierno que ha fomentado la disgregación, y unos reyezuelos de taifas que no ven más allá de sus narices.
Tanto como el agua, los españoles necesitamos una labor pedagógica generalizada que nos convenza de que sin trasvases no vamos a ningún sitio. Mejor dicho, vamos derechos a estrellarnos, y además, contra nosotros mismos, como viene siendo una constante en nuestra historia.
Me dirán que tal labor es difícil. Les contestaré que no tanto. Basta con refregarles en las citadas narices el citado ejemplo. Sin duda, aragoneses y castellano-manchegos están rotundamente contra el trasvase del Ebro y del Tajo. Pero rechazan con igual rotundidad que se disminuya el trasvase de recursos a sus autonomías, invocando el principio de la solidaridad nacional. Pero los Iglesias, los Chaves, los Touriño, los Barreda podían habérselo pensado antes, y en vez de apoyar el nuevo Estatuto catalán, hubieran debido haberse opuesto a él con la misma fuerza y el mismo argumento. Pues la solidaridad nacional va en ambos sentidos, y si no funciona en uno, no funciona en el otro, que es lo que empieza a ocurrir en España, con todo el mundo aferrado a lo suyo, pero pidiendo compartir lo de los demás, a lo que se niegan categóricamente.
Estamos, como les decía, ante otra de esas barbaridades cometidas por Zapatero en la pasada legislatura, que ahora nos pasa factura. ¿Qué va a hacer? De momento, lo que hacen todos los tramposos en estas circunstancias: posponer la revisión, en espera de que la suerte, la casualidad o incluso otro error del PP le saque del apuro.
A quien no sacará del apuro será a una España cada vez más confusa e inquieta, conforme los problemas se le acumulan y las opciones se le cierran. Ni paz en el País Vasco, ni ordenamiento territorial, ni recuperación económica, ni apoyo exterior, ni entendimiento interior. Al revés, los españoles estamos cada día más distanciados y enfrentados, debido a unos gobernantes que han prohibido los trasvases. Socialismo a lo Zapatero. Ni socialismo ni lógica. Puro yo, sin ni siquiera circunstancia. A eso se le llamaba antes analfabetismo.


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En mi opinión, no se trata de analfabetismo, ni de socialismo zapateril. El socialismo, el real, no el ideal que no se materializa nunca, es un tipo de constructivismo social que desprecia los valores tradicionales de Occidente.

Primero. Constructivismo social. Las doctrinas totalitarias (propagandas aparte para comida de ingenuos y forofos) tienen cosas en común. Por ejemplo, el desprecio por la libertad de los individuos. Alguien sustituye y acapara esta libertad disminuida de los individuos. El partido o el Estado, o ambos. La asignatura 'Educación para la Ciudadanía' es un ejemplo de mentalidad totalitaria.

Por supuesto, las terminales mediáticas y algunos intelectuales tratan de vender lo contrario. Pero no es cierto. ¿Por que? Porque basta leer algunos de los libros deidcados a esta asignatura para comprobar que no se limitan a enseñar nuestra Constitución y los Derechos Humanos. Entran en cuestiones morales concretas, que afectan al modelo económico o la sexualidad, entre otras, y toman partido. Lo hacen, además, en una época en la que los adolescentes quedan más expuestos a la influencia externa.

Por otra parte, la vigente Constitución española dice, en su artículo 27.3: 'Los poderes públicos garantizan el derecho que asiste a los padres para que sus hijos reciban la formación religiosa y moral que esté de acuerdo con sus propias convicciones'.

Esto se lo saltan a la torera. Y lo hacen con toda tranquilidad, porque saben que pueden mentir y los ciudadanos no les castigan en las urnas. Afortunadamente han aparecido movimientos ciudadanos, como Hazte Oir, o Profesionales para la Ética, que tratan de organizarse frente a esta pretensión del Estado de monopolizar la moralidad. Típica actitud totalitaria. Quieren hacer ciudadanos a su medida. Como el famoso 'lecho de Procusto'. Hay, pues, esperanza. No todos los ciudadanos son progres. No todos los ciudadanos se rinden ante el constructivismo social y el desprecio por la propia legalidad.


Segundo. Desprecio por los valores de Occidente. Entre estos valores tenemos la libertad. La democracia y la separación de poderes. El mercado, la propiedad privada. Y la familia tradicional y la religión cristiana.

Alguien podrá decir que los socialistas no desprecian la libertad. Tal vez. Pero la asignatura 'Educación para la Ciudadanía' muestra lo contrario. Por cierto, no solamente los socialistas desprecian la libertad. Los nacionalistas (y los 'territorios comanches' son un ejemplo) destacan por su desprecio a la libertad de 'los otros'. Los enemigos interiores. Los socialistas suelen despreciar la libertad de los que llaman 'fachas'. En este sentido, han pedido que metan en la cárcel a César Vidal y Pío Moa. ¿Qué delito han cometido? Han escrito libros de Historia que no coinciden, o contradicen, las verdades oficiales de la izquierda. Así entiende la libertad. La libertad de los demás.

También desprecian la propiedad privada, aunque se aprovechen de ella. Por cierto, muchos de ellos tienen los bolsillos llenos. Pero suelen hablar de la superioridad de 'lo público'. Recuerdo que la Vice-Presidenta de la Vega comentó que Solbes siempre se había dedicado a la empresa pública, mientras que Pizarro se había dedicado a la empresa privada. El mensaje era el siguiente: público es igual a generosidad y defensa de los intereses generales; privado es igual a egoismo e insolidaridad. Esta bazofia vende. Todavía. Y el rojerío mediático ofrece una ayuda inestimable. El mercado es igualmente despreciado. Por eso los políticos socialistas (aún más que los peperos) meten la mano y las narices en la economía. Para hacerla 'solidaria'. Eso dicen. Suele ser peor el remedio que la enfermedad. Pero mucha gente no quiere aprender las lecciones. Y así nos va. Por cierto, no hay crisis económica. Ni transvases.

Finalmente, la familia tradicional y la religión cristiana. Con relación a lo primero, somos unos de los tres (3) países del mundo que admite matrimonios homosexuales. Una forma innecesaria de socavar el matrimonio tradicional. En cuanto a la religión. Ya he comentado en otra ocasión que el partido socialista promocionó una exposición fotográfica, en Extremadura, en la que había fotos de la Virgen haciendo pajas a Jesucristo. ¡Esto es progreso!¡Esta es la izquierda!

Pero su odio enfermizo no incluye a la religión islámica. Dado que odian a Occidente, son bienvenidos los que pueden ser un adversario, religioso o no. Cobardías aparte. Porque los socialistas y los progres no se atreven a hacer bromitas con la religión islámica. No sea cosa que nos den de hostias. Que no son como los católicos, que lo aguantan todo. O sea, socialismo es progreso. ¡Vóteles!


Sebastián Urbina.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Si ya resulta difícil entender qué le ocurre a la sociedad española, lo verdaderamente inexplicable es lo que le ocurre al PP que no dice nada, o nada audible, respecto al panorama que estamos viviendo. Si no fuera tan dramático, dan ganas de coger el teléfono, como hacía Gila, y decir 'Buenas ¿me pone con la oposición?', y pedirles que, por favor, dejen sus complejos para mejor momento ¿verdad?

saludos