jueves, 25 de septiembre de 2008


25/9/2008.


Zapatero, el fanfarrón. (Emilio. J. González)

Flaco favor hace a España el presidente del Gobierno cuando se lanza a declaraciones como las que ha realizado en Nueva York ante un selecto grupo de ejecutivos estadounidenses. Zapatero, en una nueva demostración de que vive en el país de las maravillas y que le basta con desear una cosa para que esta se cumpla, ha dicho, ni más ni menos, que la economía española superará en renta per cápita a Francia en tres o cuatro años. No cabe duda de que a todos nos gustaría que fuera así pero, hoy por hoy, no parece posible salvo que nuestro vecino del otro lado de los Pirineos se hunda de forma estrepitosa, algo que no entra en las previsiones de nadie mínimamente serio. Y es que todo apunta a que las distancias, más que acortarse, van a volver a ampliarse, y de forma considerable. Si no fuera porque por estos pagos le conocemos de sobra, me atrevería a decir que ZP delira.

Ningún líder político de un país occidental que se precie haría jamás lo que está haciendo Zapatero a la hora de afrontar la crisis económica. Lejos de negar la existencia de la misma, empezaría a tomar medidas de inmediato, e incluso exageraría su gravedad para después, como el médico, decir que gracias a él se ha salvado un enfermo a las puertas de la muerte. Y, desde luego, lo que nunca haría, sería tratar de vender por esos mundos lo que solo está en su imaginación cuando la realidad es bien distinta. Zapatero, en cambio, sigue en sus trece. Que Solbes dice que estamos en la peor crisis que recuerda en su vida, pues el presidente sale ahora con que vamos a superar a Francia. Lo malo es que el auditorio elegido esta vez por Zapatero sabe analizar muy bien las cosas y probablemente haya salido de la reunión con una mueca en el rostro entre atónita y jocosa.

Cuando nos encaminamos a pasos agigantados a los tres millones de parados, como poco; cuando estamos entrando en una recesión de la que no sabemos cuándo vamos a salir y mucho menos en qué condiciones; cuando el déficit público se ha desbocado y, muy probablemente, el año próximo va a superar con holgura el límite del 3% establecido por la Unión Monetaria; cuando la inflación campa tranquilamente por sus respetos; cuando a ese sistema financiero del que ZP tanto se enorgullece se le han cerrado los grifos de la financiación fácil, abundante y barata; cuando el estallido de la burbuja inmobiliaria siembra un mar de dudas acerca de cuándo y con qué intensidad se va a recuperar el crecimiento económico y cuando el Gobierno, lejos de agarrar el toro por los cuernos, sale corriendo a buscar refugio en la barrera en cuanto el astado hace su presencia en el albero no se puede ir por ahí diciendo lo que dice Zapatero, y mucho menos frente a una audiencia muy cualificada y versada en estas cuestiones. Lo que ha hecho el presidente sólo contribuye a incrementar la desconfianza hacia la economía española, una desconfianza que ya asoma en el aumento constante del diferencial de tipos de interés entre el bono español a diez años y el alemán.

En estas circunstancias, lo que hay que hace es hablar alto y claro de lo que sucede y acompañar el discurso con toda una declaración programática seria y creíble acerca de lo que va a hacer el Gobierno para capear el temporal y, si no se cuenta con dicha estrategia, entonces es mejor permanecer callado, porque por la boca muere el pez. Zapatero, en cambio, no sólo no tiene política económica para afrontar la crisis, entre otras cosas porque de la economía sólo le importa el número de los votos que le pueda costar, y sigue pensando que las cosas ya se resolverán por sí solas, sino que, además, hace gala de una impúdica soberbia, que por impúdica se convierte en fanfarronería, acerca de los presuntos puntos fuertes de la economía española, que no lo son tanto. Porque si todo hay que fiarlo a la solidez del sistema financiero, que no se ha ido ya al garete como en otros países gracias al buen hacer del equipo supervisor del Banco de España, entonces estamos construyendo castillos en el aire con una banca mediana que se las ve y se las desea para superar el crack inmobiliario y con unas cajas de ahorros que, salvo las grandes como La Caixa o Caja Madrid, parecen condenadas a un nuevo proceso de integración para sobrevivir a los estragos en sus balances que está ocasionando tanto el estallido de la burbuja inmobiliaria como la propia crisis, la financiera y la nuestra particular.

Todo esto se sabe por el mundo, que para eso hay informes que las empresas y los inversores pagan muy caros con el fin de evitar los errores propios de una mala inversión derivada de la falta de una información y un análisis adecuado de la realidad. El auditorio de Zapatero en Nueva York, por supuesto, también conoce esta realidad. Por eso ZP hace un flaco favor a nuestro país fanfarroneando frente a semejante audiencia, porque deja por los suelos su imagen y la de España en un momento en que resulta necesario restaurar la muy deteriorada confianza en nuestro país... y en su clase dirigente.



Por desgracia, no es sorprendente que nuestro Presidente mienta, o no se entere de lo que sucede. Llevamos ya varios años soportándolo. Pudimos verle por televisión, mintiendo en el debate con Rajoy. También ha mentido en la negociación con ETA. Entre otros ejemplos que muestran su calidad moral y su madera de líder. Lo realmente grave es que los ciudadanos le han votado ¡¡por segunda vez!! Algo le pasa a nuestra sociedad cuando acepta la mentira y no la castiga electoralmente. ¿Estarán los ciudadanos a la altura de nuestro Presidente? Esto es lo que realmente me preocupa.


Sebastián Urbina.

8 comentarios:

Anónimo dijo...

González mintió. Aznar mintió. Los votaron dos veces y no pasó "ná". Lo que no puede ser es que a los mismos votantes cuando una vez votan una cosa los trate, como mínimo, de gilipollas y cuando votan otra cosa sean unas bellísimas e inteligentes personas.

Anónimo dijo...

No se entiende, que le hayan votado once millones, a este ridiculo hombre que cuantos más parado hay más se rie él.
No se entiende cuando ya ganó la primera vez por extrañas circunstancias.
En fin, tendremos paciencia a ver hasta donde tiene que llegar este país, para que por fin la gente lo vea claro.

Anónimo dijo...

Me gustaría saber cuándo mintió Aznar, y lo volvieron a votar... ¿se presentó a alguna elección después de su presunta mentira?

saludos

Sebastián Urbina dijo...

Todo el mundo ha mentido alguna vez en su vida. Esto no hace que yo iguale a todas las personas porque tienen algo en común: haber mentido.
Esto significa que,con independencia de las mentiras que hayan dicho González, Aznar y Zapatero, considero que las de este último son las más inaceptables y despreciables. De éstos y de cualquier otro Presidente de la democracia. Usted podrá discrepar, o no. Pero no me diga que 'no puede ser' o muestre indignación.

Anónimo dijo...

Más o menos, cada cuatro años nos dejan votar en esta magnífica democracia. Así que no es extraño que cada uno vote lo que le da la gana (faltaría más). Ahora bien, admitido el sistema y los golfos instalados en el poder, quéjense lo que quieran, pero tengan en cuenta: Que los que votaron a la progresía que manda, no se de qué se quejan, pues estos gobernantes de izquierdas, siempre hacen lo mismo. Los que votaron PP y están en la oposición, tendrían que haber votado más y si están decepcionados, espabilen para la próxima. Los que votaron a partidos pequeñitos, ánimo y armen toda la bulla que puedan. Y los que no votaron, pues... a callar. De los nacionalistas no digo nada, pues con Zapatero en el poder, seguirán jodiendo la marrana.

De todas maneras, como el pataleo del disconforme no sea continuo, los golfos en el poder no se van a inmutar.

FERNANDO SANTAYANA

Anónimo dijo...

Que las mentiras de Zapatero sean peores que las de Aznar o González es algo tan subjetivo, que no me enseña nada nuevo. ¿La mentira del GAL no fue tan grave? ¿La mentira de las armas de destrucción masiva tampoco?

Al final, es una percepción tan válida como afirmar lo contrario. Y creo que minoritaria, viendo los resultados de las elecciones. Equivocada no sé, pero minoritaria sin duda. En cualquier caso, yo no pondría en duda el hacer de millones de electores cuando depositan la papeleta en la urna ni hablaría de ellos mirándolos por encima del hombro, como si de petímetres se tratase.

Sebastián Urbina dijo...

No tengo un blog para enseñarle nada nuevo, ni tengo obligación de hacerlo.

Los GAL, su existencia, (y las mentiras posteriores) es un hecho muy grave. También lo es mentir en cuestiones de gran transcendencia como la negociación con ETA, o apoyar el antidemocrático Pacto de Tinell por el que se excluye de las instituciones al principal partido de la oposición. Ya dije que era discutible valorar unas mentiras más gravemente que otras.

Solamente desde la ignorancia voluntaria puede uno olvidar las resoluciones de la ONU en las que se afirmaba la existencia de armas de destrucción masiva. Así lo afirmaron todos los miembros del Consejo de Seguridad. Ahora resulta que los listillos (como, por ejemplo, el gobierno Zapatero y otros) sabían (?) que no las había.

Usted tiene derecho a 'no poner en duda el hacer' de millones de electores. Si esto significa que tienen derecho a votar, es una obviedad. Si significa que no se puede criticar, me parece poco coherente con una sociedad pluralista y democrática. Me parece peor aconsejar el silencio o suponer que la crítica implica mirar por encima del hombro.

Anónimo dijo...

Yo creo que tanto PP como PSOE han tenido mas oportunidades de las necesarias para mejorar "nuestro" pais, pero tanto uno como el otro han demostrado ser lo mismo. Egoistas codiciosos que quieren ser presidentes para ganar mucha pasta y colocar sus amiguetes en los cargos mas importantes y asi hacer tratos y ganar mas pasta y votos. Gente asi no puede tener cargos tan importantes, tendrian que ser taxistas o repartidores de pizzas, o mejor, estar en el paro.

Para mi tanto el PP como el PSOE han perdido mi respeto desde hace tiempo y tendrian que haber perdido el vuestro tambien.

POWER TO THE PEOPLE!!!!!