martes, 23 de septiembre de 2008

MEMORIA HISTÓRICA

El asesinato más estremecedor de la guerra

23.09.08 | 11:41. Archivado en Memoria histórica
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En la guerra hubo personas a las que se enterró o quemó vivas, torturados con tormentos indescriptibles, hasta la castración, pero creo que el siguiente es el crimen más espantoso.

En Baeza (Jaén) en verano del 36, unos milicianos socialistas capturaron a una mujer y a sus tres hijos, ninguno de los cuales tenía más de diez años, vamos, que no eran pistoleros de Falange, ni carlistas montaraces, ni señoritos con cortijo ni pertenecían a ningún grupo social al que había que exterminar (eso es el genocidio). Su culpa: ser la esposa y los hijos del presidente del círculo agrario del pueblo. Su castigo: ser asesinados a hachazos TODOS y en una plaza.

¿Quieren ZP -nieto de un falangista- y Garzón reivindicar a esos hijos de p...?, ¿nos van a decir que lucharon por la libertad y la democracia? ¿Qué habríais hecho vosotros con semejantes bestias?, ¿tres años en la cárcel y luego un indulto? Espero que los nacionales capturasen a esos bestias y los ahorcasen.

De la misma forma que las matanzas de judíos, polacos y rusos por los nazis se explican a partir del racismo del Mein Kampf, estos horribles asesinatos encuentran su origen en la siembra de odio hecha por el PSOE y el PCE en la República. He aquí unos ejemplos.

La terrorista comunista Pasionaria al diplomático Félix Schlayer, que según Sopena es un montaje:

Hacia el final le pregunté a La Pasionaria cómo se imaginaba que las dos mitades de España, separadas entre sí por un odio tan abismal, pudieran vivir otra vez como un solo pueblo y soportarse mutuamente. Entonces estalló todo su apasionamiento: "¡Es simplemente imposible! ¡No cabe más solución que la de que una mitad de España extermine a la otra!".

La terrorista comunista Pasionaria a sus cachorros el 1 de marzo de 1936:

Vivimos en una situación revolucionaria que no puede ser demorada con obstáculos legales, de los que ya hemos tenido demasiados desde el 14 de abril. El pueblo impone su propia legalidad y el 16 de febrero pidió la ejecución de sus asesinos. La República debe sastisfacer las necesidades del pueblo. Si no lo hace, el pueblo la derribará e impondrá su propia voluntad.

Gracias a Franco, esta hiena estuvo fuera de España durante 40 años.

El terrorista socialista Largo Caballero, con varias calles y estatuas por Expaña, según El Socialista (15-11-1933):

"Tenemos que recorrer un período de transición hacia el Socialismo integral, y ese período es la dictadura del proletariado. (...) El solo hecho de que haya una mayoría burguesa en el Parlamento es una dictadura."

De nuevo, el mismo terrorista, dos años después, en un mitin en Alicante (29-1-1936):

"Si ganan las derechas, tendremos que ir a la guerra civil declarada."

CODA: Implicación de gerifaltes socialistas en el asesinato de Andreu Nin. También Negrín fue un terrorista, además de un ladrón. (Periodista Digital).

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FERNANDO SÁNCHEZ DRAGÓ

¿Quousque tandem, Garzo, abutere patientia nostra?¿Hasta dónde y cuándo quieres remontarte, oh doctísimo Kalíkatres de nuestra Audiencia Nacional? ¿Nacional? ¡Qué digo! Será Republicana. ¿Por qué, ya metidos en gastos, no abres diligencias contra Ditalcón, Aulaces y Minuro, que traicionaron a Viriato, aquel Durruti de Ibarra, y lo entregaron a Roma? Zapatero sí paga a traidores. Seguro que los de la Memoria Histórica localizan la sepultura.

“La moza y el garzón –las cabras ramoneando y los puercos hozando– se perdieron, montarral abajo, en busca del áspero y saludable nido de hacer las cochinadas.” La cita es del Viaje andaluz de Cela y muy anterior a la última garzonería de cierto juez de universal renombre. Parece, sin embargo, descripción bastante exacta de lo que ese garçon quiere hacer. Sobra la moza, que lo esperará –si la tiene– en su garçonnière, pero las fosas comunes de la guerra civil suelen estar en el monte, entre ellas triscan las cabras y los cabritos o buscan sustento los animales de bellota, y cochinada, aunque no saludable, por serlo de necrofilia, parecerá a media España la intentona de reabrir lo que los sayones del Caudillo llamaban Causa General. El juez en cuestión se cree Jesús de Galilea, pero no el de los evangelios, sino el de la Segunda Venida, que reaparecerá el día del Fin de los Tiempos con la balanza de Osiris en la mano zurda para impartir justicia universal así a los vivos como a los muertos. Quienes pelearon a las órdenes de Stalin se sentarán entonces a la diestra de Zapatero y quienes lo hicieron en las filas de Franco serán definitivamente arrojados a otra fosa común: la de las tinieblas infernales.

La megalomanía, ¿es falta o es delito? Si lo segundo, ¿por qué no se autodenuncia, se autoinvestiga y se autojuzga el juez al que me refiero? Entraría así en el Guinness, lo que aliviaría el mono de su afán de notoriedad. También podría figurar en él por ser ejemplo de juez que se enfrenta a las leyes. No nos vendría mal a los españoles tener en ese libro a otro plusmarquista ahora que el Financial Times nos califica de pigs, y acierta, porque hozar en el fango –son sus palabras– es lo que pretende la iniciativa a la que apunto y contra la que disparo. ¿Quousque tandem, Garzo, abutere patientia nostra? ¿Hasta dónde y cuándo quieres remontarte, oh doctísimo Kalíkatres de nuestra Audiencia Nacional? ¿Nacional? ¡Qué digo! Será Republicana. ¿Por qué, ya metidos en gastos, no abres diligencias contra Ditalcón, Aulaces y Minuro, que traicionaron a Viriato, aquel Durruti de Ibarra, y lo entregaron a Roma? Zapatero sí paga a traidores. Seguro que los de la Memoria Histórica localizan la sepultura.

Señoría: esto es una epístola moral, y moral es la autoridad con que la escribo, pues soy huérfano de guerra, mataron a mi padre los de Franco, no los suyos de usted, precisamente en los días a los que sus pesquisas hacen referencia, he dedicado diez años de mi vida y una novela de setecientas páginas a investigar lo sucedido y, sin embargo, le pido por favor, en nombre de mi padre, y en el de todos los caídos en los dos bandos de aquella guerra inicua, que no se meta en eso, porque no es asunto suyo, ni de nadie ya, por suerte, a estas alturas. No hoce en nidos ajenos. Permita, como dijo Jesús, en usted reencarnado, que los muertos entierren a sus muertos. No haga vudú, no los convierta en zombis. Los mató la guerra. Sea usted justo. Tienen derecho a descansar en paz.

© El Mundo



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La Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica y la familia de un maestro supuestamente enterrado con García Lorca en una fosa común han solicitado al juez Garzón que se exhumen los restos de dicha fosa. Sin embargo, la familia del poeta se opone a ello, pues remover los restos del poeta, con todo el espectáculo mediático que se originaría, equivaldría a traicionar su memoria.

A esta actitud se suman, con su silencio, los familiares de Ramiro de Maeztu y de Pedro Muñoz Seca, quienes, por su parte, nunca han reclamado la búsqueda de los restos de los dos principales escritores asesinados por el bando republicano, pero cuya muerte no suscitó la legítima simpatía despertada por el asesinato del poeta andaluz.

En un comunicado oficial, la familia de García Lorca ha reiterado «nuestro deseo, tan legítimo como el de otros familiares, de que los restos de Federico García Lorca reposen para siempre donde están. Creemos que ésta es una forma de preservar el barranco de Víznar como lugar de la memoria colectiva, pública y civil. Continuamos oponiéndonos a que la exhumación se convierta en un espectáculo mediático. Y por último consideramos infame la insinuación de que la defensa de preservar intacto un lugar de memoria sea equiparable a una oposición al estudio riguroso de la guerra civil y la represión franquista».
Algunas opiniones
Interrogado por el periódico Ideal de Granada, nuestro colaborador José Vicente Pascual ha declarado al respecto:
«Federico García Lorca no está enterrado en una cuneta, tirado como un perro a la vera del camino [como ha afirmado Ian Gibson]. Ni Federico García Lorca ni quienes tuvieron la desdicha de compartir con él la fosa común cercana al barranco de Víznar. El entorno donde yacen el poeta y sus compañeros de infortunio es, desde hace muchos años, un lugar de culto a su memoria, enaltecimiento de las víctimas de la guerra civil y repudio de la intolerancia homicida. Acotado y convenientemente vallado, embellecido, cuidado en la medida y a la manera en que Granada vela por sus entornos históricos –o sea, regular tirando a mal–, cada año se congregan en el lugar cientos de personas, celebrando el evento poético-literario más importante de nuestra agenda cultural. Durante todo el año, diariamente, son muchos los viajeros, curiosos y estudiosos que frecuentan el parque García Lorca en las afueras de Alfacar. Mausoleo que podía ser más hermoso, pero no más apropiado. Ni más indicado.
»Los familiares de las víctimas de la guerra civil –hablo, conscientemente, de las que pertenecían al bando republicano y que sufrieron persecución durante la guerra y represión en la posguerra–, han tenido treinta y dos años para reclamar su derecho a la exhumación de los cuerpos habidos en fosas comunes. Franco no murió antes de ayer. No tenemos una Constitución soberana y leyes democráticas desde la semana pasada. ¿Sólo ahora resurge ese dolor de quien sabe que un ser querido fue fusilado y sepulto a trascampo? Permítanme una frase impopular, pero tal como la siento la digo: No me lo creo.
»De este trasiego de muertos y fosas, este renacer de la memoria necrófila, el resurgir de la España de la muerte que aventa sus cenizas a setenta años de concluida la guerra civil, y treinta y tres de la muerte del dictador, no me creo nada.

»Alguien tiene algo que ganar. Eso sí me lo creo…»
«Mola…, el que tiene de segundo apellido Mogollón»
Por su parte, Andrés Cárdenas declaraba al mismo periódico:
«No digo que me extrañe, porque a estas alturas de mi vida no me extraña nada, pero sí que estoy algo sorprendido por ese furor por desenterrar a los abuelos de la Guerra Civil. Tampoco digo que no tengan derecho las familias a tener en un nicho o en una tumba digna los restos de aquellos ascendientes que fueron fusilados en los barrancos y en las cunetas, pero veo un poco de hipocresía en todo ese asunto. Y perdonen que lo diga tan crudo. Verán, la sociedad de hoy no quiere saber nada de los abuelos, digo de los que están vivos. Los lleva a un asilo, los deja aparcados en los hospitales mientras la familia se va de vacaciones, los deja que se mueran solos y, cuando la palman y son enterrados, ni siquiera vamos a sus tumbas a llevarles flores o a decirles que nos acordamos mucho de ellos. A ver, que levante la mano aquel que ha ido una sola vez en los últimos cinco años al cementerio a visitar la tumba de su abuelo. Yo me pregunto, ¿no serán igualmente arrumbados los huesos de los abuelos que desenterremos de la Guerra Civil? Si no queremos saber nada de los abuelos vivos, ¿por qué esta ansiedad por querer saber de los abuelos muertos? ¿No dicen que a los muertos se les honra con la memoria? Pues eso.
»Digo que a esta sociedad no le interesa el pasado. Y a la juventud menos. A ellos les hablas de la División Azul y les suena a una serie de televisión o a un sitio donde se puede aparcar echando dinero a una maquinita. Queipo de Llano es uno que corre en motos de gran cilindrada; Mola, el que tiene de segundo apellido Mogollón; y Franco, «un primo de Napoleón al que le hizo la pelota para gobernar España», según recogía ayer mismo Martín Prieto de la respuesta de un alumno en un examen de historia. No es tanto incultura como que les importa tres pimientos la Guerra Civil. Para ellos aquel episodio está tan lejano como la Reconquista o las Cruzadas. Entonces ¿por qué esa manía de desenterrar a los muertos del enfrentamiento fratricida por antonomasia? También pienso que reavivar este tema en un momento en el que la Justicia está colapsada con asuntos mucho más urgentes y en el que a los mismos jueces se les escapan los pederastas, me parece algo absurdo. Seguramente pensaría distinto si yo tuviera un abuelo enterrado en una cuneta, pero por suerte a mí no me mataron a nadie. Además, no le hemos preguntado a los muertos. Probablemente tanto Lorca como el maestro Galadí no desearían que removieran la tierra donde han permanecido juntos toda su muerte.» (El Manifiesto).

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LO DEFINE COMO "JUEZ CAMPEADOR" Y "PRIMA DONNA"

Leguina, sobre Garzón: Es "más torpe" que el "Inspector Clouseau, el de la Pantera Rosa"

El ex presidente de la Comunidad de Madrid y ex diputado socialista Joaquín Leguina se muestra muy crítica con el juez Garzón en un artículo publicado en la revista El Siglo. Dice que ignorar la Ley de Enjuiciamiento Criminal en su iniciativa para elaborar un censo de desaparecidos del franquismo, porque "en este caso todos los posibles imputados están amnistiados" y se pregunta si haría lo mismo con los responsables de las matanzas del bando republicano. Además, afirma que "lo más curioso" es que el "procedimiento garzoniano" haya recibido el respaldo del Gobierno, que es "quien tenía la obligación de solucionar el único problema, el del entierro digno para los muertos".



1 comentario:

Anónimo dijo...

Solo se trata de que los muertos reciban digna sepultura y debido duelo de sus familiares. Por favor, basta de manipulaciones...