lunes, 22 de diciembre de 2008

LOS PROGRES Y LA IGLESIA

Publicado el 21 Diciembre, 2008 |(MD)

Dime de qué presumes y te diré de qué careces. Mientras el PSOE y sus amigos, los autoproclamados intelectuales comprometidos, se dedican a salvar pobres de boquilla, gastando dinero público a espuertas en su propaganda multicultural, cúpulas multimillonarias y todo tipo de hipócritas discursos y proyectos, que tienen más que ver con la propaganda política que con un verdadero deseo de ayudar eficazmente a los más marginados,


la Iglesia católica española mantiene, sin alharacas ni autobombos, 15.000 misioneros trabajando en el Tercer Mundo.

En concreto 14.706 misioneras y misioneros españoles, miembros de distintas órdenes y congregaciones religiosas se reparten por el mundo subdesarrollado, especialmente en Sudamérica, que con 8.715 misioneros (el 59%) es el destino preferido de los religiosos españoles dedicados a ayudar a los más desfavorecidos. Estas Navidades sólo un 10 % de estos religiosos volverán a España de vacaciones para pasar las fiestas con sus familias, según los datos que maneja la Conferencia Española de Religiosos (Confer), la absoluta mayoría permanecerá en sus Misiones, al lado de sus menesterosos.

Debería tomar buena nota esa izquierda-caviar, instalada en la comodidad del presupuesto, de la subvención, de los negocios a la sombra del poder, de la promoción facilona en los medios amigos. La misma izquierda empeñada en su ofensiva laicista que insulta y se burla de los religiosos, mientras pasa estas Navidades en sus opulentos, burgueses y capitalistas hogares, vendiéndonos el espejismo de que son ellos y no los “curas”, quienes en verdad se preocupan de la justicia social en el mundo.

Sin embargo, al igual que nunca vimos a ningún Saramago, Almudena Grandes, Almeida, María Antonia Iglesias, Maruja Torres, Sarda, Almodovar, Bardem etc. etc. mudarse de sus decadentes casas Occidentales a uno de esos paraísos socialistas que tanto defienden, léase Cuba, o la URSS otrora, tampoco les hemos visto nunca acercarse a ayudar a esos pobres del Tercer Mundo, salvo, claro, rodeados de una nube de periodistas que den fe para la posteridad de su “generoso” humanismo socialista.

Mucho debería aprender esta patulea progre de la labor callada de esa Iglesia católica que tanto odian, que con aciertos y con errores, hace algo de verdad por los necesitados, en vez de de dictar discursos hipócritas.

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