domingo, 28 de diciembre de 2008

NEOFASCISTAS


Una sentencia que no acatará. Antonio Robles.

Bien, esta vez es sentencia del Tribunal Supremo, instancia última, sentencia firme. La Generalitat ha de incluir una casilla en las hojas de preinscripción escolar para que los padres puedan elegir la lengua en que prefieran que sus hijos sean escolarizados. Es sencillo, es un derecho constitucional, lo avalan 2 sentencias del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (la de 14 de septiembre 1062/2004 y la de 24 de noviembre 1198/ 2005) y esta sentencia firme del Tribunal Supremo; pero les aseguro que el Gobierno de Montilla no la cumplirá. Así llevamos desde 1999, cuando el último Ejecutivo de Pujol borró la casilla de las hojas de preinscripción. En realidad, nada cambiaba con su desaparición, pues la inmersión hacia oídos sordos a cualquier demanda de los padres o tutores. En Cataluña, se cumple la ley cuando interesa y, cuando no, se acusa a quienes demandan justicia de anticalanes.

Parlamentariamente, ya no se puede decir ni más claro ni más alto. Este diputado que les escribe, ha instado a que se cumplan tales sentencias en numerosas ocasiones. La última a principios de curso a través de una propuesta de resolución de Ciudadanos, que, como pueden suponer, fue rechazada, en contra de los propios Tribunales. Esto, en cualquier país democrático, es no respetar la separación de poderes. Y ese proceder no es propio de Gobiernos democráticos.

Lo mismo aconteció con la desaparición de la tercera hora de castellano, que el decreto de enseñanzas mínimas de 7/12/2006 del Gobierno de la nación, obligaba a impartir. Importó poco que un nuevo recurso ante los tribunales sentenciara en contra del departamento de la Generalitat o que un auto de medidas cautelares posterior no dejase salida alguna al Gobierno de Montilla. En comisión parlamentaria, el consejero de Educación, Ernest Maragall me replicó que su percepción no interpretaba que se estuviera incumpliendo la ley, y el propio presidente de la Generalitat, José Montilla, hacía lo propio con cinismo infinito días después en la pregunta de control al Gobierno. Ante mi insistencia a si cumpliría con el auto de medidas cautelares, replicó que su Gobierno siempre acataba las leyes.

Les repito, ni el Tribunal Supremo ni gaitas; el Gobierno de Montilla no cumplirá la sentencia. Ya lo ha dejado claro el secretario de Política Lingüística y exmilitante del entorno de Terra Lliure, Joan Bernat: "Utilizan todas las armas posibles contra el catalán, pero esta sentencia no tendrá trascendencia y por tanto no afectará al modelo (lingüístico de inmersión)", porque "como mucho, pondremos una casilla de más en las hojas de preinscripción de las escuelas". Estas y otras bravuconerías las ha dicho en el Avui.cat.

Es hora catalanes de desmarcarse de estos neofascistas.

Basta ya de ampararse en las desventuras históricas de una lengua para arrebatar los derechos lingüísticos de ciudadanos que tienen por usual otra. Basta ya de sacar el espantajo del anticatalanismo para imponer un apartheid lingüístico, cultural y nacional. Ya no engañan a nadie; ahora sólo hace falta que el Gobierno de la Nación con su presidente, Rodríguez Zapatero, a la cabeza, tenga el coraje de cumplir y hacer cumplir la ley, incluso a ese catalanismo ufano con ínfulas insufribles de superioridad moral.

Mientras tanto, los ciudadanos de a pie, los padres que han visto conculcados sus derechos desde el 99, han de recurrir a los tribunales no sólo para exigir la enseñanza en el idioma que hayan preferido, sino también para exigir daños y perjuicios económicos, cognitivos y morales a la Generalitat, por haber conculcado los derechos de miles de niños cuando no tenían edad para defenderse por sí mismos.

En esa defensa deberemos estar todos los partidos que aún creamos en la libertad y en la España constitucional.

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  • La sentencia del Supremo sobre la enseñanza del catalán y la exclusión del castellano de dicha enseñanza es, sin duda, una victoria moral y política de los que defendemos el bilingüismo en la enseñanza y en las proyecciones públicas de las instituciones frente al monolingüismo del catalanismo que está expulsando la lengua oficial y común de la Nación de todos los usos docentes y públicos. El varapalo del Supremo es rotundo y no sólo afecta a Cataluña, sino a las autonomías que, como la balear, siguen el ejemplo del fascismo lingüístico catalán.

  • Sin embargo, no repiquemos campanas porque España es un país en el que ciertas sentencias no se cumplen- aunque sean del Supremo o del Constitucional- y en el que los Tribunales de Justicia no atienden el mandato constitucional de “ejecutar lo juzgado”. Antes, este incumplimiento de las sentencias tenía un nombre- desacato- e ignoro cómo se llama y que es lo que ocurre cuando es el propio Tribunal el que incumple la prescripción de ejecutar lo juzgado. Fuere lo que fuere, lo más probable es que las cosas sigan igual, que se viole la libertad de los ciudadanos a la libre elección de la lengua y que no pase absolutamente nada. Lo advierten, por activa y por pasiva, los políticos catalanistas: las cosas seguirán igual. Aunque el Supremo cante misa.

  • O sea, que seamos lúcidamente pesimistas. Y en Baleares, más aún: los que defendemos lo que estimamos una libertad fundamental, no tenemos, políticamente hablando, perrito que nos ladre. Estamos más solos que la una, con un Partido Popular que es el culpable directo de toda la legal arquitectura fascistoide montada en torno a la imposición del catalán. Que nadie se haga ilusiones: el PP está colonizado por catalanistas, están de acuerdo con la inmersión lingüística en catalán, están de acuerdo en que los padres no puedan elegir la lengua de la enseñanza, defienden radicalmente el monolingüismo en la escuela y en las administraciones públicas y, la realidad, es que nos han engañado miserablemente durante treinta años y han utilizado los votos de ciudadanos de buena fe para perpetrar una de las mayores e inéditas miserias de toda nuestra Historia. No sólo están de acuerdo con todas estas imposiciones, sino que son los que las han organizado y los que les han dado cobertura legal. ¿ Y los liberales que hay dentro del PP? Simples floreros para enmascarar la ignominia. (LB/Antonio Alemany).

1 comentario:

Anónimo dijo...

Y lo que da más asco, a parte de que el PP se haya vendido al .cat y no sepamos que hará Rosa, es que el tal Bernat Joan, ex-militante de "terra lliure" , no sea catalán sea ibicenco. Qué ascoooooo!!!!!