martes, 31 de marzo de 2009

HAZTEOIR.ORG/MANIFIESTO

Dos millares de expertos suscriben el Manifiesto de Madrid

Científicos, sanitarios y representantes de reconocido prestigio de diversas áreas de las Humanidades rubrican el Manifiesto de Madrid, que se ha presentado hoy como la "referencia de la opinión científica sobre el aborto". La élite biomédica, con la vida


Mónica López BarahonaMónica López Barahona

REDACCION HO. MADRID, 16 DE MARZO DE 2009.- Ya son cerca de dos millares de intelectuales y reconocidos profesionales de los más diversos campos de la sociedad civil -biólogos, juristas, psiquiatras, pediatras, ginecólogos, filósofos, doctores, catedráticos y profesores universitarios- los que han suscrito ya el llamado Manifiesto de Madrid, presentado esta mañana en la capital, en contra de la reforma legislativa sobre el aborto impulsada por el Gobierno.

En el documento, los firmantes dejan claro que la vida humana empieza en el momento de la gestación, como afirmaba en el acto de presentación Mónica López Barahona, biomédica y consultora en el área de Bioética de Naciones Unidas:

"El embrión unicelular, en estado de cigoto, es vida humana y es un individuo de la especie humana. Por tanto, es objeto de los mismos derechos que cualquier otro individuo de la especie humana. Por eso entrar en una terminología de plazos no es aceptable, porque uno no pertenece más o menos a la especie humana según el número de células que tenga o según los kilos que pese".

El aborto es un acto cruel de interrupción de la vida humana y la nueva ley que prepara el Gobierno, se añade en el Manifiesto, es una tragedia para el nasciturus, para la madre y para toda la sociedad.

Todos los firmantes se han posicionado en contra de las conclusiones de la Subcomisión parlamentaria creada para modificar la legislación vigente así como de las propuestas del Comité de aseoress de la ministra de Igualdad, Bibiana Aído, que como han denunciado los firmantes del Manifiesto, no ha consultado a nadie de la elite científica que defienda el derecho a la vida desde el seno materno.

En el manifiesto se argumenta que existe sobrada evidencia científica de que la vida empieza en el momento de la fecundación, porque los "conocimientos más actuales así lo demuestran". En esta línea, Nicolás Jouve, catedrático de Genética de la Universidad de Alcalá de Henares, ha explicado que esta disciplina señala que la concepción es el momento en que se constituye "la identidad genética singular" de cada persona.

"La Biología Celular explica que los seres pluricelulares se constituyen a partir de una única célula inicial, el cigoto, en cuyo núcleo se encuentra la información genética que se conserva en todas las células y es la que determina la diferenciación celular; la Embriología describe el desarrollo y revela cómo se desenvuelve sin solución de continuidad", ha relatado.

Presentación de la Declaración de MadridPresentación de la Declaración de MadridPor esta razón, los científicos -entre los que figuran más de doscientos miembros de las Reales Academias- hacen hincapié en que "un aborto no es sólo la interrupción voluntaria del embarazo, sino un acto simple y cruel de la interrupción de una vida humana" "El aborto es además una tragedia para la sociedad. Una sociedad indiferente a la matanza de 120.000 bebés al año es una sociedad fracasada y enferma", agregan.

Entre las conclusiones de la Subcomisión del Congreso, condenan el otorgar a las menores de edad -mayores de 16 años- la posibilidad de poner fin a su embarazo sin consentimiento paterno. José Andrés Gallego, del Centro de Estudios Históricos del CSIC, ha afirmado en este sentido que obligar a una joven a decidir sola a tan temprana edad es una "irresponsabilidad" y una "forma clara de violencia contra la mujer". En el "Manifiesto de Madrid" se demanda información clara para que las mujeres puedan adoptar "libremente su decisión", tanto del procedimiento como de las consecuencias que esta intervención tendrá para ellas, sin omitir el cuadro psicopatológico conocido como "Síndrome Postaborto".

Los expertos, entre ellos César Nombela, catedrático de Microbiología de la Universidad Complutense, creen que disminuir el número de abortos pasa por establecer nuevas medidas de apoyo a las mujeres, para que puedan continuar con su embarazo, así como por facilitar la adopción. Los firmantes subrayan que el aborto es un drama con dos víctimas: "una muere y la otra sobrevive, y sufre a diario las consecuencias de una decisión dramática e irreparable". También solicitan, en defensa de los médicos que se oponen a destruir vidas, "la libertad de objeción de conciencia en esta materia, puesto que no se puede obligar a nadie a actuar en contra de ella".

Siguen sumándose las adhesiones

El número de adhesiones no deja de crecer: Ginecólogos por el Derecho a Vivir y Psiquiatras por el Derecho a Vivir, con un centenar de miembros entre ambos, así como la Asociación Profesional de Médicos de Ejercicio Libre (ASPROMEL) se adhirieron este lunes en bloque a la Declaración de Madrid; otras plataformas, como Pediatras por el Derecho a Vivir, con cerca de medio centenar de doctores adheridos, también se han sumado a la Declaración de Madrid.

El número de adhesiones, de hecho, ha desbordado la previsión inicial de sus promotores, los profesores Abadía, Jouve y Navascués, además del profesor César Nombela, catedrático de Microbiología de la Universidad Complutense y una autoridad mundial en el estudio de las células madre. De ahí que el Manifiesto, que en un principio iba a llamarse Manifiesto de los 300, haya pasado a denominarse la Declaración de Madrid.

La Declaración de Madrid consta de diez puntos

El Manifiesto deja sentado el estado de la investigación científica sobre el origen de la vida y analiza el proyecto de reforma del régimen jurídico del aborto, tal y como ha salido de la Subcomisión parlamentaria y del Comité consultivo abortista creado por el Ministerio de Igualdad.

La Declaración de Madrid es la referencia de la Opinión de la élite científica española sobre la cuestión del aborto. Los firmantes constituyen la primera fila de la investigación biomédica en España, sabios con una trayectoria y reputación al servicio de los mejores centros de investigación de España y del mundo.

La Declaración de Madrid se presentó el martes, 17 de marzo de 2009, en el Hotel Velázquez de Madrid. El acto de presentación de la Declaración de Madrid se inició con una "foto de familia" de los científicos y profesionales representantes del Manifiesto, que pudieron asistir al evento.

En declaraciones esta mañana en Popular TV uno de los principales impulsores de esta inciativa, Nicolás Jouve, catedrático de Genética de la Universidad de Alcalá de Henares, insistía en que la biología y la ciencia en general "cada vez tienen más claro que la vida empieza en el momento que existe la celula unica, el cigoto. Es el momento clave en el que comienza la vida" y ha criticado duramente que su aniquilación se llame de manera "suave" interrupción voluntaria del embarazo cuando "es una forma irreversible de matar una vida". (oír declaraciones en el documento sonoro adjunto)

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EL EMBRIÓN SIN ESPECIE.


La Declaración de Madrid en contra de la nueva ley del aborto afirma que existe abundante evidencia científica de que la vida de un ser humano empieza en el momento de la fecundación. El contramanifiesto firmado por 17 científicos, la "élite científica" según El País, sostiene que la ciencia no puede establecer la condición humana del embrión, pues "entra en el ámbito de las creencias personales, ideológicas o religiosas". Pero en su afán por distanciarse de la posición anti-abortista y dar una imagen de científicos objetivos sin agenda política caen en un razonamiento absurdo y anti-científico.

Dice el contramanifiesto: "El momento en que puede considerarse humano un ser no puede establecerse mediante criterios científicos." En esta frase los autores están asumiendo que el embrión es un "ser". Esta asunción es correcta, pues en efecto se trata de un ser vivo.

Un ser vivo, sinónimo de organismo, puede estar formado por una célula o muchas, mantiene un equilibrio interno, tiene irritabilidad y metabolismo, se desarrolla conforme procesa nutrientes, se reproduce y se adapta al ambiente sin perder su nivel estructural hasta su muerte. Un ser vivo es lo contrario a una materia inerte. Las plantas, los hongos o las bacterias son seres vivos. Los humanos estamos en la categoría de "animales", donde se contabilizan 1.300.000 especies.

El contramanifiesto, después de señalar que el embrión es un "ser", subraya que no puede establecerse científicamente el momento en que puede considerarse humano. Más adelante insiste en que la ciencia puede clarificar características funcionales del embrión, pero no puede afirmar o negar si esas características lo convierten en humano.

Dentengámonos un instante en este punto. ¿Qué significa "humano"? Que algo es perteneciente o relativo a la especie humana. Luego los 17 científicos no tienen claro si el embrión resultado de la fecundación de un óvulo humano por un espermatozoide humano es un ser perteneciente a la especie humana. Como no pueden establecer el momento en el que ese embrión es humano, significa que hay un período durante el cual el embrión podría ser de otra especie. Podría ser el embrión de una vaca o de un perro, según la "elite científica". La ciencia no tiene nada que decir sobre la especie a la que pertenece el embrión, pues determinar la especie de un ser entraría en el ámbito ideológico o religioso.

Obviamente clasificar la especie un organismo no tiene nada de ideológico o religioso. El cigoto unicelular fruto de la fecundación es ya un organismo único de la especie homo sapiens, con los 46 cromosomas que definen su identidad genética. El ser humano inicia en ese momento su ciclo vital y no lo termina hasta que muere. El embrión empieza a producir enzimas y proteínas y a dirigir su propio crecimiento y desarrollo, que se desenvuelve de una manera continua y gradual. Esto son hechos científicos.

Lo que probablemente querían decir los 17 científicos en su contramanifiesto es que la ciencia no puede establecer el momento en el que un ser humano tiene derecho a la vida, lo cual es cierto –para eso está la ética– pero es algo distinto a lo que dicen en realidad. Sus malabarismos retóricos ilustran que los hechos científicos son incómodos para la posición pro-abortista, pues obligan a sus partidarios a admitir que están defendiendo el derecho a matar a un ser humano. El derecho al aborto es más fácil de racionalizar y de reivindicar si el embrión puede ser descrito como una "masa de células". Pero si desde el punto de vista científico se considera un "ser humano", la causa queda maltrecha no sólo de cara a la opinión pública, también de cara a los pro-abortistas que buscan tranquilizar su conciencia. No es lo mismo "interrumpir un embarazo" que "interrumpir una vida humana".

Albert Esplugas Boter es miembro del Instituto Juan de Mariana, autor del libro La comunicación en una sociedad libre y escribe regularmente en su blog.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Ya es suficiente tragedia para una madre abortar como para, encima, enviarla a la cárcel. No se está discutiendo el aborto, se trata de despenalizarlo, al menos, las primeras semanas.

Jimi.

Anónimo dijo...

Rizando el rizo, la masturbación, la castidad y el celibato, también deberían ser delito, puesto que impiden el nacimiento de personas.

Jimi.