viernes, 26 de junio de 2009

NACIONALISMO Y XENOFOBIA.












Tras la careta democrática, el BNG muestra su faz xenófoba


Mucho le está costando digerir a los partidos nacionalistas, su salida del poder de dos regiones españolas muy significativas: Vascongadas y Galicia. Constituidos con el único fin de destruir España para dar paso a nacioncillas de sesgo etnicista que en el concierto internacional no serían sino tontos útiles para las potencias europeas, dichos colectivos facciosos consideran a las citadas regiones, solares propios sobre los cuales no cabe otro gobierno legítimo que el suyo.

Pues bien, tras los últimos comicios, PNV y BNG ven cómo toda su red clientelar sufre un grave revés. El trabajo que con tesón han realizado en aras de la erradicación del idioma común, el español, la puesta en marcha y subvención de obedientes y dóciles medios de comunicación con la censura y la manipulación como único modus operandi, puede irse al traste si los nuevos gobernantes muestran algo de lealtad a la Nación.

A la rabieta de los herederos de Sabino Arana, se une ahora la de los nietos de Breogán. Así, esta semana hemos tenido que escuchar de labios de un tal Bieito Lobería, miembro del BNG, que las tibias medidas que el PPG ha tomado, permitiendo que los opositores elijan en qué idioma se examinan, sin llegar por ello a suprimir la prueba adicional y obligatoria de gallego, constituyen un «atentado» al gallego que propiciará –-atención, querido lector, hablamos de Galicia y del año 2009, no confundir con la Alemania de los años 30— un «desembarco» de personas de fuera que «no conocen la lengua y la cultura» de la comunidad gallega.

Pero si la atrocidad de este sujeto nos parece intolerable, qué decir de las manifestaciones del socialista Lage Tuñas, quien calificó la jornada como «el 18 de julio contra el gallego» y consideró que se «les debería caer la cara de vergüenza» a los populares por el impulso de dicha normativa.

Sin duda nos hallamos ante hechos que difícilmente tienen parangón en otra nación europea, pues como es sabido, las manifestaciones xenófobas y racistas, suelen, a diferencia de España, donde se «respetan pero no se comparten», ser perseguidas y sancionadas.

Desde DENAES no podemos sino mostrar nuestro desprecio a estos individuos y todo aquel que les dé respaldo. Que semejantes exabruptos se puedan proferir en una institución española, dice mucho de la «calidad» de nuestra democracia, a la que se acogen los enemigos de la nación, aquellos que consideran a un compatriota no gallego como extranjero. Finalizamos repitiendo la reflexión que hacíamos ayer: ¿qué sentido político tiene que una nación fomente y mantenga la existencia en su seno de partidos que no reconocen la soberanía de la misma sino que directamente la atacan? (DENAES/DiarioLiberal.com)


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