viernes, 12 de junio de 2009

¿QUÉ HACER?






Qué hacer, de nuevo

12 de Junio de 2009 - 08:06:09 - Pío Moa

Los desmanes de los políticos contra la libertad y la unidad de España son tan constantes, que señalarlos y quejarse de ellos una y otra vez llega a ser una pérdida de tiempo y, como dicen algunos, la cuestión es qué hacer. Espontáneamente surgen iniciativas, y en la anterior legislatura salieron de la sociedad grandes protestas y algunos principios de organización... que el PP se encargó de reconducir a la nada, como es propio de un partido de señoritos poltroneros, sin asomo de principios, que aspira a monopolizar la opinión convencionalmente llamada de derecha. No hay más que ver a qué han reducido la AVT, o cómo han logrado echar de la COPE a Jiménez Losantos y a César Vidal, espero que para mal de la COPE y no de quienes han organizado la única oposición real de importancia que ha habido estos años frente a la involución política.

Pero ¿qué hacer? Ayer comentaba el caso de Onda Ocho de Málaga. Hay un par de cosas que puede hacer cualquier ciudadano que se considere a sí mismo como tal, y no un simple número mugiente en una grey boyuna: crear opinión pública en el entorno, y eso puede hacerse de mil modos, defendiendo unas posturas o difundiendo material como el que aquí se publica. Ayer me decían dos jóvenes en la Feria del Libro que habían abierto un espacio en Facebook para dar proyección a cosas de este blog o algo así (no sé muy bien qué es facebook y solo hablamos unos momentos), y eso son iniciativas. Abusos como el de Onda Ocho tampoco pueden quedar ahí, y tienen un interés mucho mayor que local. A menudo oigo a gente decir que no se atreven a abrir la boca en su círculo profesional o de (relativas) amistades, porque enseguida los aplastan llamándoles fachas. Un estudiante me comentaba que tenía que forrar mis libros en la Facultad, porque enseguida le decían esto o lo otro. Si tan "terribles" peligros nos echan atrás, está claro que no hay nada que hacer, y entonces ni siquiera vale la pena quejarse, tiene más sentido unirse a los de antemano vencedores o dedicarse a consumir gambas y hablar solo de fútbol, o a la vida retirada.
Un nivel superior es el de formar círculos para alguna acción determinada, por ejemplo la defensa de Onda Ocho, o la denuncia de cualquier desmán, o la promoción de alguna iniciativa. Onda Ocho, con unos medios muy escasos, se estaba convirtiendo en un referente de cultura ciudadana en Málaga, algo que no podían tolerar los caciques (pues estamos volviendo a la España de los cacicatos). Pero yo me pregunto si no será posible llevar ante la justicia, o lo que queda de ella (muy recomendable El asalto a la justicia, de José Luis Requero, para entender adónde nos están llevando), a esos politicastros y jueces que utilizando mañas burocráticas en las que son diestros, atacan de hecho la Constitución y las libertades. El mero hecho de acusarlos permite informar y hacer que la gente tome posición.

Existe otro problema más amplio, el de una derecha que, so capa de denunciar los desmanes antidemocráticos de los grandes partidos, ataca a su vez la democracia. Preguntaban algunos con sarcasmo qué es eso de la "extrema derecha". Muy simple: es esa derecha que disocia u opone la idea de España y la de la democracia. Siendo así, solo queda la pelea en la jungla por ver quién gana, si la extrema izquierda (en España lo es casi toda ella) o la extrema derecha, que de momento lo lleva muy crudo. Mientras, el sector boyuno de derecha corre detrás de los futuristas, que a su vez corre detrás de las iniciativas del gobierno liberticida y antiespañol. Si los ciudadanos no toman conciencia de sí mismos y de sus posibilidades de acción, iremos como un rebaño de bueyes a la desgracia nacional.

3 comentarios:

Kutusov dijo...

Querido amigo. Nunca había hecho nada para rebelarme ante las injusticias y los pequeños y constantes recortes de ibertad. Pero llega un punto en que saltas y lo haces. Yo he hecho un blog donde me desahogo y escucho al que tenga algo que decir.
Curiosamente, yo que soy conservador, me estoy rebelando para poder seguir siéndolo. Paradojas de la vida.

Arcoiris dijo...

En una pared leí una pintada que sentenciaba: Más vale morir de pie que vivir de rodillas. Y bien, al respecto del “¿Qué hacer, de nuevo?”, me temo que muchos pensemos que a todo aspirar, algunos morirán de pie, gallarda e inútilmente, porque los más optarán por seguir vivos, aunque genuflexos. Y es que ¿alguien cree seriamente que esta “democracia”, este “sistema”, la partitocracia que nos devora, podrá ser reconducido e higienizado o que una revolución popular podría darle la vuelta completa hacia su desideratum limpio y original?
En algún sitio leí una definición irreprochable: “Un partido político es el consejo de administración de los intereses de determinadas burguesías”. Algo intrínsecamente malo ha de tener este sistema cuando los USA están empeñados, incluso cruentamente, en su difusión y asentamiento universales: sin duda, así, se administra mejor el imperio. Porque con el cuento que reza: “Un hombre, un voto”, pesa tanto la papeleta del brinca acequias como la del ilustrado y siempre habrá más destripaterrones intelectuales y siempre serán más fácilmente inficionados por los medios de educación y propaganda.
Los políticos profesionales no tienen otra nación que su propio partido y no reconocen otra bandera que el logo de su facción. Del partido obtienen, ellos y sus familias, sus sinecuras y sus riquezas. Para el partido viven y se desviven. Y para los poderes fácticos que toleran el sistema.
Un político, no importa su nivel de ignorancia, hoy puede ser ministro de una competencia y, mañana, sorprendentemente, puede dirigir los asuntos de otra cartera. Y ello es posible porque, en realidad, son personajes meramente representativos y los proyectos son materializados bajo la supervisión de los “asesores” o “técnicos”. El problema que significan esos ministros es que elegirán a los expertos, quizás, por su orientación política o por poderosas influencias en vez de por su competencia objetiva. No es muy arduo concluir, desde estas consideraciones, que un país podría funcionar mejor entregando directamente la administración de los intereses públicos a los más calificados técnicos en cada materia y ahorrándose así el bolsillo público los sueldos y jubilaciones de tanto vampiro ocioso y tanto parlamento.
La libertad, según dicen, es la facultad de hacer aquellas cosas que están permitidas. Dudo que haya libertad para realizar el sueño de vivir sin estas mafias; dudo que tales utopías se alcancen sin sangre, sudor y lágrimas.

Anónimo dijo...

Es desolador,y a veces entran ganas de tirar la toalla. Pero tiene usted razón, si no podemos hacer otra cosa, intentemos crear opinión, cada cual en su pequeño círculo social; pongamos de manifiesto todo lo que está pasando, no sea que algún despistado no se haya dado demasiada cuenta y caiga en los engaños y mentiras de ZP. Sigamos en la brecha. Dicen que el que resiste, gana. Pues resistamos.