domingo, 28 de junio de 2009

SOCIALISMO AUTÉNTICO.






ZAPATERO NOS LLEVA A LA RUINA.

Zapatero se ha convertido, por méritos propios, en el principal y más serio problema de la economía española, a pesar de la gravedad intrínseca del estallido de la burbuja inmobiliaria y la crisis financiera, la internacional y la propia. El presidente del Gobierno se ha ganado a pulso tan dudoso título honorífico no tanto porque no tiene ni idea de economía sino, lo que es peor, porque no quiere tenerla para que nada ni nadie se interponga en sus planes de ser el más socialista de entre los socialistas y dar a nuestro país toda una auténtica pasada por la izquierda.

Resulta que, con la que está cayendo y con unos presupuestos públicos con más agujeros que un queso de gruyere, a ZP no se le ha ocurrido nada mejor que incrementar el gasto del Estado en el próximo ejercicio ni más ni menos que un tan sorprendente como escandaloso 15% (lo que le permitirá seguir interpretando ese personaje del Roosevelt español del siglo XXI que él mismo se ha creado). La cuestión es de dónde va a sacar el dinero.

Nuevamente, el Gobierno sustenta su fuerte expansión del gasto público en unas previsiones económicas que no se van a cumplir ni de lejos. Frente a la caída de la economía del 3,5% este año y una ligera recuperación el próximo, la OCDE, siempre muy prudente a la hora de decir estas cosas, estima que el desplome en este ejercicio superará con creces el 4% y que el próximo continuará la recesión porque, diga lo que diga la vicepresidenta económica, Elena Salgado, la crisis dista mucho de haber tocado fondo. Un diagnóstico este en el que coincide la OCDE con todos los análisis de coyuntura serios que se llevan a cabo en nuestro país. Por tanto, la actividad productiva, lejos de producir parte de esos ingresos que Zapatero quisiera conseguir para seguir financiando su política de populismo a golpe de ocurrencia, va a continuar reduciendo sus ingresos a las arcas del Estado, al tiempo que incrementará aún más los pagos con cargo a las mismas a través de las prestaciones por desempleo.

Bajo otras circunstancias, esta situación podría ser manejable y, desde luego, permitir que en 2012 el déficit público se redujera hasta el 5% del PIB (como dice el Gobierno, siempre según sus cuentas de la lechera, que va a suceder). Lo malo es que el punto de partida es el de un agujero fiscal que se posicionará este año entorno al 10% del PIB. ¿Hasta dónde se va a disparar con los planes de gasto de Zapatero? Mejor no pensarlo porque a uno se le ponen los pelos como escarpias.

En este contexto, lo que tenían que haber hecho el Gobierno es meter drásticamente la tijera al gasto público y forzar a las autonomías y ayuntamientos a hacer lo mismo. Pero como eso implica tener que abandonar el terreno de la mal llamada política social, que beneficia a unos pocos a costa del empleo y el bienestar de todos los demás, Zapatero no quiere oír ni hablar del tema. Él pretende seguir despilfarrando en supuestos planes para impulsar la actividad económica y en más políticas sociales, cueste lo que cueste, que va a ser mucho. Con ello, y como pasa siempre en estos casos, lo único que va a conseguir, empero, es agravar y prolongar una crisis económica ya de por sí larga y profunda.

Zapatero debe de pensar que por ahí se ata a los perros con longanizas y que va a poder obtener en los mercados internacionales todos los recursos que necesite a través de ingentes emisiones de bonos que van a dejar a España endeudada hasta las zejas. Nada más lejos de la realidad. Ni por el mundo hay tanto dinero como cree nuestro presidente, ni él es el único que acude a los mercados en su busca. Otros muchos países avanzados, mucho más serios y fiables que la España de ZP, también demandan esos recursos escasos, con muchas más posibilidades de obtenerlos que el Tesoro español. Lo que va a implicar dos cosas: nuevas rebajas de la calificación crediticia de nuestro país, y, por tanto, más problemas aún para financiar nuestra economía: inevitables subidas de tipos de interés, que no van a ser, precisamente, de uno o dos puntos, ni mucho menos. Y así piensa que se recuperen el crédito, el consumo y la inversión cuando lo único que va a conseguir es hundirlos todavía más y provocar aún más paro si cabe.

Lo mismo sucederá con lo que pretende hacer con los ingresos. Ya lo ha dicho Elena Salgado, se van a revisar todos los impuestos, o sea, que van a meter a la economía española una dosis de caballo de nueva presión fiscal y a saquear todavía más los ya de por sí esquilmados bolsillos de los españoles; y ello sólo para financiar el electoralismo populista y la política de ocurrencias de nuestro bien amado y nunca bien ponderado presidente del Gobierno. Pues con esto pasa lo mismo que con lo anterior, que al consumo y a la inversión les espera una larga etapa de depresión mientras se condena a muchos trabajadores a un muy prolongado período de alistamiento en las filas del Servicio Nacional de Empleo. Y, para más inri, encima no se va a contener el crecimiento del endeudamiento público, que amenaza con llegar a tales niveles que va a impedir durante años desarrollar otras políticas tributarias y de gasto que no sean las de pagar más y más intereses de la deuda.

Hace unas semanas me preguntaba en esta misma columna cuánto nos iba a costar Zapatero. Hoy esa cuestión empieza a parecer irrelevante porque ya no se trata de la magnitud de la factura que vamos a tener que afrontar los españoles durante años y años. Ahora de lo que se trata, simple y llanamente, es de que ZP nos lleva directamente a la ruina. A las economías domésticas y al país. (Emilio González/LD)

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Estoy de acuerdo al 50%. Zapatero ha sido elegido Presidente porque tenemos una parte importante de la ciudadanía (digámoslo suavemente) que es políticamente inmadura. Por ejemplo, en el famoso debate televisivo Solbes-Pizarro, ganó el 'combate' el Ministro Solbes. A pesar de que mintió. Pero dijo lo que mucha gente quería oir. Por tanto, nuestro problema es Zapatero. No hay duda. Pero también una parte importante de la ciudadanía que es capaz de votar (y volver a votar) a Zapatero. Lo tenemos mal.

Y no se trata de que si se es 'maduro' se votará al PP. Esto es una simpleza. Es no entender lo que estoy diciendo. Aunque desearía equivocarme. en mi diagnóstico. Pero no lo creo. No en vano aquí se traga el 'botellón', la Memoria Histórica Selectiva, la guerra de Irak (que sigue funcionando bien), el Prestige (otro que tal), el Pacto de Tinell (que no escandalizó a millones de 'ciudadanos') y lo que haga falta.

¿Servirá de algo tocar fondo? ¿No tendrán la culpa Bush y Aznar? ¿O soy demasiado pesimista?

Sebastián Urbina.


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