jueves, 11 de junio de 2009

VIOLENCIAS E IGUALDADES











SIETE MESES DE CÁRCEL

Castigan como violencia de género una agresión en un matrimonio de mujeres

El Juzgado de lo Penal número 2 de Santander ha condenado a siete meses de cárcel como autora de un delito de violencia de género a una mujer por insultar y agredir a su esposa, de la que se encontraba en proceso de separación.

2009-06-11
L D (EFE) La sentencia considera probado que la acusada, S.P.G., discutió el pasado 3 de abril con su esposa, porque discrepaba de los términos económicos del acuerdo que ella le proponía para poner fin a su matrimonio, después de 17 años de relación sentimental.

En el curso de esa riña, S.P.G. insultó a su mujer, la agarró por el cuello, la empujó y la golpeó contra la pared, lo que le produjo erosiones y contusiones de carácter leve, según el parte médico.

El Juzgado considera que esos hechos constituyen un delito de violencia de género del artículo 153.1 del Código Penal, en la modalidad de maltrato físico.

Ese artículo fue modificado en 2004 por Ley Orgánica contra la Violencia de Género, que agravó las condenas correspondientes a determinados tipos de agresiones cuando quien las cometía era un varón y quien las sufría era una mujer unida a él por matrimonio, noviazgo o cualquier tipo de relación sentimental análoga.
Esa reforma motivó que varios Juzgados de España elevaran al Tribunal Constitucional 127 cuestiones de inconstitucionalidad precisamente contra el artículo 153.1, por el hecho de que las penas se agravasen sólo si el agresor era hombre, lo que, a su entender, podía vulnerar el principio de igualdad. Sin embargo, el Tribunal avaló la constitucionalidad de esa reforma en mayor del año pasado.
Ahora, el Juzgado de lo Penal número 2 de Santander aplica a una agresión entre mujeres ese mismo artículo.
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VIOLENCIAS E IGUALDADES.

Supongamos que María y Luis forman un matrimonio, con diez años de supervivencia y dos hijos de tres y cinco años de edad. Supongamos que un buen día, mientras Luis está echándose una siesta, María le arrea un golpe en la cabeza con un bate de beisbol. Luis ya no es capaz de reaccionar. De todos modos, María remata la jugada con dos golpes más que le dejan las interioridades del cráneo a la vista. En fin, Luis muere a consecuencia de estos golpes.

Ahora supongamos que sucede lo mismo, pero al revés. El que da los golpes es Luis y la que los recibe es María. María también fallece.

Pero hay una diferencia fundamental. La pena no es la misma. Los hechos son los mismos pero estas personas han nacido con un aparato sexual diferente. María no es juzgada por ser una persona adulta que, voluntariamente, lleva a cabo unos hechos que conducen a la muerte de Luis. No. María es juzgada como miembro de una tribu: la tribu femenina. Luis igual. Luis no es juzgado por ser una persona adulta que, voluntariamente, lleva a cabo una conducta que consiste en matar a María, su esposa. No. Luis es juzgado como miembro de una tribu: la tribu masculina.

¿Qué le pasa a la izquierda? Ya sé que suena ridículo pero es que son ridículos. El problema es que, además, son peligrosos. Y son, aún, más peligrosos porque mucha gente cree que no lo son. Al contrario, cree que son progresistas. Palabra mágica.

A lo que iba. A la izquierda no le gusta el individuo, la autonomía personal. La responsabilidad individual. Siempre le ha gustado hablar de 'clases sociales' y de 'estructuras'. Recuerdo, vivamente, una discusión que tuve con un profesor universitario (inteligente y buena persona, dicho sea sin ironías) en la que defendía que 'el individuo es una construcción burguesa'. Ahí es nada pero se entiende todo.

Es decir, la izquierda defiende 'la moral de la colmena'. Lo que es coherente con este tipo de moral es la tribu o el rebaño de ovejas, pero no las sociedades democráticas y extensas de nuestros días.

Pero no les basta esta peligrosa idiotez. Luego quieren que las niñas jueguen al fútbol y los niños a 'mamás y papás'. Es decir, la izquierda (mucho peor que cualquier Iglesia) quiere dirigir y manipular la naturaleza humana y modelar (a su gusto) la sociedad. Como un experimento. Para hacernos felices, eso sí. Siempre ha querido el 'hombre nuevo', alejado de las miserias propias del capitalismo y del egoismo burgués. Los resultados siempre han sido los mismos: falta de libertad y empobrecimiento, en todos los sentidos. La experiencia del 'socialismo realmente existente' nos muestra lo que el socialismo 'de la sonrisa' y el 'talante' (Zapatero) es capaz de hacer, cuando tiene poder para ello.

No queremos el cielo socialista. Queremos más libertad y menos interferencia del Estado. Para poder realizarnos como seres humanos, que somos seres sociales es cierto, pero también individuos irrepetibles en los que la genética juega un papel (condicionente, no determinante) que no es manipulable por los progresistas de turno.

Porque somos 'egoistas racionales', excepto en las relaciones familiares y amistades íntimas. Pretender que esta moral 'cálida' se extienda a todas nuestras relaciones, sólo puede hacerse con restricciones a la libertad, con coacción. Lo que han hecho los dirigentes del 'socialismo realmente existente' y la izquierda, en general. Meter las narices en la vida de las personas para dirigir su vida. Por la senda correcta de lo políticamente correcto. Ahí está 'Educación para la Ciudadanía'.

En fin, resista o conviértase a la 'moral de la colmena'. La única respetable por cierto. La colmena progresista.

Sebastián Urbina.
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El juez Serrano denuncia casos de parejas de inmigrantes que pactan denunciarse para obtener una ayuda de la Junta

Las ayudas de la Junta a mujeres maltratadas pueden llegar a seis veces el Salario Mínimo Interprofesional

En 2007, en la provincia de Sevilla, se beneficiaron 30 mujeres de las ayudas económicas para víctimas de violencia de género que concede la Junta de Andalucía. En total, se destinaron 60.483 euros a esas ayudas. En 2008, se beneficiaron 34 mujeres de las ayudas, con una cuantía total de 88.524 euros. Según fuentes de la Junta, estas ayudas son concedidas a mujeres con problemas económicos que son víctimas de violencia de género. Las ayudas pueden llegar, según las mismas fuentes, a seis veces el Salario Mínimo Interprofesional (SMI).
Actualizado Martes, 02-06-09 a las 08:44

El 17% de las 6.294 mujeres sevillanas que en 2008 presentaron denuncias por violencia de género terminaron retirándola, según datos del Consejo General del Poder Judicial. Del total de los procedimientos judiciales por denuncias de maltrato, el 62% se archivaron provisionalmente —en la mayoría de las ocasiones porque las mujeres no quisieron declarar contra el presunto agresor y no había más prueba que su testimonio— y el 2% fueron sobreseídas antes de llegar a juicio.

En 2008 los juzgados de Violencia de Género de Sevilla dictaron 194 sentencias absolutorias y 253 condenatorias. Además, otras 699 denuncias fueron elevadas a órganos competentes una vez investigadas porque por la gravedad de los hechos corresponde a los juzgados de lo Penal o la Audiencia juzgarlos.

En 1.045 casos hubo lesiones y malos tratos físicos ocasionales; en 433 casos hubo malos tratos físicos habituales; en 386 casos hubo malos tratos psíquicos habituales; en 156 casos malos tratos psíquicos ocasionales y 164 denuncias fueron por malos tratos con lesiones de gravedad.

Estos datos cobran actualidad tras conocerse, tal y como publicó ayer ABC, que José Antonio Santos, vecino de Bormujos de 39 años, pasó once meses en la cárcel por las denuncias falsas de su pareja, que incluso llegó a autolesionarse para inculparle.

Francisco Serrano, juez de Familia 7 de Sevilla y autor del libro «Un divorcio sin traumas» (Editorial Almuzara), comentó ayer a ABC respecto a este noticia que «la ley de Violencia de Género se está utilizando por parte de muchas mujeres por despecho, rencor o para sacar beneficio», dice sin remilgo este magistrado.

«Hay mujeres que usan la Ley de Violencia de Género para apartar a sus hijos de sus padres, como una estrategia más de alienación parental. Hay casos en los que las mujeres no dejan a los padres ver a sus hijos y les amenazan con denunciarles por maltrato para que firmen el convenio regulador». admite este juez.

A su juicio, «ahora se está produciendo una situación de abuso en perjuicio de muchos padres, así como de hijos a los que de forma injustificada se les apartan de sus progenitores con órdenes de protección y medidas de alejamiento».

«El 90% de las denuncias por maltrato no deberían ir a un juzgado de Violencia, sino —dice — a mediación familiar o al Juzgado de Familia. Si de cada 100 denuncias protegiéramos a esas diez mujeres realmente maltratadas, daríamos confianza en el sistema a las mujeres que no denuncian por miedo».
El problema está, en su opinión, en que hay que redefinir el concepto de «maltrato». «La Ley no protege a la mujer por el hecho de ser una mujer maltratada ni al hombre por ser un energúmeno maltratador, sino por ser mujer y hombre, y eso es un derecho penal de autor, donde no se castiga a la persona por lo que ha cometido, sino por lo que es: ser hombre o mujer».
Serrano va más allá al decir que «las mujeres no tienen por qué estar especialmente protegidas por el hecho de ser mujeres porque de ser así pasarían de estar bajo la tutela marital a la tutela institucional. Eso sería humillante para las mujeres porque supondría que la Ley considera a la mujer un ser inferior y sometida al hombre por tener una relación de pareja».

«En un momento de arrebato un padre al que no le dejan ver a los niños puede decirle a su mujer: ¡oye, pendeja, déjame ver a los niños, que te vas a enterar!. Según la Ley, eso entra dentro del concepto de maltrato y no es una denuncia falsa, pero es una injusticia que a ese señor lo puedan detener y condenar, así como estigmatizar como maltratador», añadió.
«Aquí, en una situación de conflictividad familiar, en lugar de echar agua al fuego, echamos gasolina. Esa tensión emocional podría ser reducida con métodos preventivos a través de conciliación familiar o el juzgado de familia».

Para este juez y escritor, «la violencia de género se ha convertido en un negocio político y crematístico porque hay mucho dinero de por medio a través de ayudas a las maltratadas y subvenciones a ONGs y entidades».
En cuanto a las ayudas que las administraciones dan a mujeres maltratadas, afirma que «se dan casos de parejas de inmigrantes que pactan denunciarse para cobrar esas ayudas. Hay que investigar cuándo se retira una denuncia por miedo y qué denuncias son producto de un auténtico abuso».

Control de las ayudas
Por otra parte, puntualiza que hay mujeres maltratadas que continúan recibiendo esas ayudas aunque la denuncia haya sido sobreseída o el denunciado haya sido declarado inocente. «Eso ocurre —explica— porque no se pone en conocimiento del órgano pagador que hay un sentencia absolutorio o un sobreseimiento de la causa». (ABC/Sevilla)



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