martes, 28 de julio de 2009

SOCIALISMO AUTÉNTICO.








Díaz Ferrán dejó claro en Junta Directiva de CEOE que no pondría sus intereses personales por delante de los intereses de los empresarios. Y hay que reconocerle que ha cumplido su palabra”, aseguran fuentes internas de la patronal. Pero no sin sufrir considerables presiones en su negociación con el Gobierno. “En Moncloa simplemente pensaron hasta el último momento que Díaz Ferrán iba a ceder y a firmar en beneficio de sus propias empresas”, expone una fuente de larga trayectoria en la patronal. Y no habrían dudado en dejarle caer lo comprometidos que se encuentran sus intereses particulares, según han confiado altos cargos de la patronal en petit comité en los últimos días.

Una reflexión alentada por la nueva estrategia del presidente del Gobierno, basada desde el viernes en personalizar los ataques en Díaz Ferrán. Y es que a Zapatero tampoco se le escapa que esos intereses son el eslabón más débil en la patronal… y el flanco más fácil de atacar. Por ejemplo, una de las empresas del presidente de CEOE, Air Comet, sufre serios retrasos en el pago de las nóminas y afronta una convocatoria de huelga en los primeros días de agosto. Falta de caja, un problema común en los tiempos que corren. Sin embargo, lo peor aquí es que las posibilidades de solución alcanzan al Consejo de Ministros. Fue el cónclave ministerial el que el pasado 29 de mayo ampliaba en 250 millones el crédito concedido a Argentina en 2001 por el Instituto de Crédito Oficial (ICO). Una suma en la que Díaz Ferrán tiene puesta toda su esperanza.

De hecho, ese dinero liberado por el Gobierno debería servir a los Kirchner y a la estatalizada Aerolíneas Argentinas para subrogarse al pedido de Airbus realizado por Marsans, anterior dueño de la compañía aérea. Eso permitiría a la compañía española recuperar parte de la señal de 150 millones de dólares entregada. Y de paso solucionar sus problemas de liquidez. ¿Obstáculos de fondo? Que por muy pactado que esté, en Marsans no se creerán el destino del dinero hasta que no lo tengan en su mano. Y puede que, para eso, los argentinos necesiten un empujoncito. No sería la primera vez que Díaz Ferrán pide apoyo en Moncloa para desatascar sus problemas en Argentina.

Con un elemento aún más preocupante. Gerardo Díaz Ferrán está imputado -junto a su socio en Marsans, Gonzalo Pascual- por un presunto delito de estafa procesal, delito tributario, falsedad documental y desvío de fondos públicos tras la privatización de Aerolíneas Argentinas en septiembre de 2001. La marcha de la juez Gemma Gallego del juzgado número 35 rumbo al CGPJ frenó el proceso, pero éste no ha muerto. El Gobierno español vendió en su día, a través de la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (Sepi), Aerolíneas a Air Comet, concediéndole 803 millones para reflotar la compañía. La juez veía indicios de que parte de ese dinero no llegó a su destino. Cualquier oportuna noticia que empeorara el estatus jurídico de Díaz Ferrán deterioraría aún más su posición de fuerza frente al Gobierno.

‘Blando’ frente al Gobierno

Forzado por su organización o no, lo cierto es que la firmeza de Díaz Ferrán en el envite no sólo aparca sus propios intereses sino que desafía las críticas históricas recibidas desde un sector de la patronal por su falta de dureza frente al Gobierno. En septiembre, con CEOE en plena guerra civil, una fuente de la casa al más alto nivel aseguraba a este periódico que “muchos no encuentran sentido a que un día expongan en CEOE sus problemas, con una situación económica de crisis, y que, al día siguiente, su presidente aparezca lanzando encendidos elogios al Gobierno. No le debe ningún favor a nadie, pero no podemos dar esa impresión”. El mensaje se transmitía después de que Díaz Ferrán, en viajes como el que encabezó el Rey por el Golfo Pérsico en mayo de 2008, alabara abiertamente al Ejecutivo en plena debacle económica.

Quienes conocen el entorno de Díaz Ferrán ya advertían entonces, sin embargo, que se estaba crucificando diariamente al presidente sin entender “que él tiene su forma de ser”. Y apuntaban más alto: “¿Acaso lo correcto sería que pusiera a caldo al Gobierno? ¿Qué se supone que debe hacer?”, se preguntaban. Lo que está claro es que el presidente de CEOE no ha cambiado demasiado en este punto. Incluso en marzo de este mismo año, con la reelección en el bolsillo, un empresario presente en el lanzamiento en Nueva York del Plan Made in/by Spain, aseguraba a este diario que “el Ministerio de Industria se quedó encantado con el mensaje difundido por Díaz Ferrán. Se deshizo en elogios al Gobierno”.

Otros muchos nunca han creído compatibles las agendas de Díaz Ferrán como empresario y como presidente de CEOE. “La Confederación requiere dedicación exclusiva, como tenía José María Cuevas”, aseguraban. Pero lo cierto es que el respaldo que obtendrá hoy en la Junta Directiva de la organización a su último órdago será mayoritario. “Es verdad que las grandes empresas no están muy contentas con Gerardo. Banca o construcción temen que se criminalice a los empresarios. Sin embargo, la verdad es que éstos ya tratan bilateralmente con Zapatero. En general, la opinión es que había que mantenerse firme. Lo que querrá Díaz Ferrán es un documento unánime de apoyo. Y lo logrará. Habrá que estar más pendiente de las ausencias que de las presencias”, asegura una fuente interna de la patronal.(ElConfidencial)

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