sábado, 22 de agosto de 2009

RESENTIMIENTO Y ENGAÑO.



Sábado, 22-08-09

PEPIÑO Blanco, desde que fuera ascendido a ministro, ha dejado de lanzar insidias y se ha puesto a lanzar globos sonda. Ahora, en plena canícula estival, Pepiño ha hinchado los carrillos y soltado, como quien alivia los vapores de la digestión:

-Si es necesario elevar los tipos impositivos de las personas que tienen más renta para garantizar políticas sociales e inversiones públicas... habrá que hacerlo.

Globo sonda que, aunque aderezado con las especias de la filantropía de progreso, huele a comida recalentada. Y es que, al fin y a la postre, Pepiño no ha hecho sino repetir aquel lema que justificaba en sus desmanes a tantos simpáticos bandidos: «Se lo quitamos a los ricos para dárselo a los pobres». Este lema lo patentó Robin Hood, un salteador de caminos convertido en héroe popular; y desde entonces lo han esgrimido infinidad de bandoleros y atracadores, como aquel John Dillinger que desvalijaba bancos y en su huida iba repartiendo fajos de billetes entre las muchachitas que le hacían un sitio en la cama.

Pepiño, como Robin Hood o John Dillinger, sabe que la «solicitud terrena» que condenara Cristo es una angustia vital que importuna por igual a ricos y pobres; y que, del mismo modo que desata la avaricia de los ricos, estimula el resentimiento de los pobres. Y, como Robin Hood o John Dillinger, Pepiño sabe que el mejor modo de alimentar el resentimiento de los pobres consiste en fingir que se combate la avaricia de los ricos, convertidos en chivo expiatorio de todas las calamidades que nos afligen.

Robin Hood eligió como chivo expiatorio a los normandos; John Dillinger a los bancos; y Pepiño, que es más versátil o ecléctico, va cambiando de chivo expiatorio según sople el viento: primero fue el capitalismo salvaje de las hordas neocon, después la voracidad insolidaria de los empresarios y ahora... «las personas que tienen más renta», una categoría suficientemente nebulosa como para nutrir el resentimiento de los pobres de hogaño, que -como en todo régimen de progreso que se precie- es oceánico y creciente; pues antes de quitar el dinero a los ricos para dárselo a los pobres, el progresismo se dedica a fabricar pobres a porrillo.

Y así, una vez que nuestro gobierno de progreso ha creado cuatro o cinco milloncejos de pobres, elige como chivo expiatorio a las «personas de renta más alta». ¿Y quiénes son esas «personas de renta más alta» a las que Pepiño ha señalado en su globo sonda, como Robin Hood señalaba a los normandos?

No son los ricos, en contra de lo que el resentimiento de los pobres ingenuamente cree, pues los ricos no son tan pringados como para tributar por el Impuesto sobre la Renta. Las «personas de renta más alta» son, en la jerga del progresismo, los paganos de las clases medias; esto es, los pringados que viven de una nómina y no pueden escaquear sus ingresos al fisco.

Así, esquilmando a las clases medias, fingen los gobiernos de progreso que combaten la avaricia de los ricos, cuando lo único que hacen es alimentar el resentimiento de los pobres, a quienes reparten una limosnilla mensual de 420 euros; limosnilla que luego los pobres gastan suscribiéndose a uno de esos canales televisivos de pago que los gobiernos de progreso regalan a los ricos, con la condición de que sean ricos de progreso, para que hagan caja a costa del resentimiento de los pobres, que requiere para aplacarse -amén de la limosnilla mensual- la dosis de un par de partidos de fútbol a la semana, según la doctrina clásica del panem et circenses.

Y así, alimentando el resentimiento de los pobres, los gobiernos de progreso se incorporan, como Robin Hood o John Dillinger, al devocionario popular y a la leyenda cinematográfica. A Robin Hood le puso cara en la pantalla Errol Flynn, a John Dillinger se la pone ahora Johnny Depp; ya sólo falta saber qué guapetón con agallas se la pondrá a Pepiño Blanco. (Juan Manuel de Prada/ABC)
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¡Vote progreso! ¡Vote socialista!

1 comentario:

Anónimo dijo...

Usted, pretende denunciar, y me da que pensar que también derrocar, un gobierno legítimo.
Ciertamente, es su derecho a opinar. Usted, más que nadie, debería de saber que las urnas están abiertas cada cuatro años.

En las próximas elecciones la gente podrá "castigar" a este gobierno, pero mientras tanto, tal vez sería más positivo, y por supuesto mucho menos negativo, proponer alguna solución, independientemente de cuando, dónde y quien esté en el gobierno.

Me hace pensar que las próximas elecciones ganará el PP. Vale, pero con eso y con reconducir la constitucionalidad de España no será suficiente. ¿Qué antídoto tendrá el PP para remediar la economía?