martes, 15 de septiembre de 2009

EDUCACIÓN PROGRESISTA.


Actualizado Martes, 15-09-09 a las 13:15
«En un grupo de la ESO tengo un alumno que suele mostrarse agresivo cuando se le llama la atención. Estoy harto de que me boicotee la clase y se haga el gracioso metiéndose con otros compañeros.

Hoy después del recreo llegó tarde a clase y entró gritando. Le dije que se sentase y no interrumpiese. Al rato se puso a cantar a media voz. Le dije que se saliese de clase. "No estoy haciendo nada y no me voy a a ir»- me contestó-. Insistí en que se saliese, pero su respuesta fue: "el único que sobras aquí eres tú, gilipollas". Se levantó, cogió su silla y la lanzó contra mí».

Esta es una de las situaciones extremas relatadas al Defensor del Profesor, organismo que el sindicato ANPE creó en 2005 con el objetivo de recopilar los problemas de autoridad a los que se enfrentan los maestros españoles cada día. En la Comunidad de Madrid este tipo de casos pueden tener los días contados si finalmente sale adelante la propuesta de la presidenta regional Esperanza Aguirre de conferir al profesor la categoría de autoridad pública.

Desde su puesta en marcha, el Defensor del Profesor ha recibido 8.396 llamadas de profesores desesperados por las desagradables situaciones vividas con algún alumno o incluso con los padres. Sólo en el pasado curso 2007-2008, se registraron 3.419 llamadas, la mitad de ellas de profesores de Secundaria. Los problemas más frecuentes: la imposibilidad de impartir clase (40 por ciento), las denuncias de padres (24 por ciento), acoso y amenazas de alumnos (17 por ciento), acoso y amenazas de padres (15 por ciento) o agresiones de alumnos hacia profesores (8 por ciento).

ANPE denuncia precisamente una situación en la que parece que es el alumno quien tiene la sartén por el mango en la comunidad educativa. A través de las llamadas recibidas, el sindicato ha podido comprobar la percepción errónea que los alumnos tienen respecto a sus derechos y deberes. La «democratización mal entendida» entre profesores y alumnos conlleva que algunos chavales crean que están por encima del docente. «Voy al jefe de estudios porque me estás acosando. Te voy a denunciar. Te vas a enterar cuando aparezcan por aquí mis padres», son algunas de las amenazas con las que se encuentran los maestros cuando reprochan a sus alumnos un comportamiento inadecuado.

Pero peor que algunos chavales, son a veces los propios padres que desautorizan a los docentes. Según el informe de ANPE, es bastante generalizada la conducta de algunos progenitores que ante cualquier medida disciplinaria en relación con sus hijos den la razón a los menores sn ni siquiera preguntar al profesor. En ocasiones la situación sobrepasa todos los límites tolerables. Es el caso de una profesora de Primaria que acudió al Defensor del Profesor con un cuadro de ansiedad después de sufrir una agresión física por parte de la madre de un alumno. «Suelo conectar bien con los padres de mis alumnos, pero en esta ocasión he sufrido una agresión. Una madre me ha propinado una bofetada por llamar la atención a su hijo que mantiene una actitud agresiva hacia sus compañeros. El resto de padres ya se había quejado del proceder de este alumno pero sus progenitores no admiten que al niño se le pongan límites y creen cualquier versión falseada que les dé su hijo de los hechos».

El sindicato atribuye esta actitud a una generación de padres que educan a sus hijos «sin poner límites, sin contradecirles, creando una generación de jóvenes que presentan grandes dificultades para seguir un proceso de aprendizaje riguroso». Se trata, según ANPE, de un «cariño mal entendido» y una percepción del profesor como un «enemigo que pretende por oscuras razones perjudicar a su hijo». (Cristina Garrido/Madrid/ABC)
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ÉXITO EDUCATIVO SOCIALISTA.



Otro terreno en el que los socialistas dejan huella. No conformes con meternos en el paro más alto de Europa (como ya hiciera el tandem Solbes-González en 1993), también nos hunde en la miseria educativa. Los socialistas boicotearon los intentos populares de mejorar la educación (recordemos a la Ministra Pilar del Castillo) y nos regalaron la LOGSE. Un bodrio del que pagamos las consecuencias. Antes de que nos repongamos remachan la faena con Educación para la Ciudadanía. Y mucha gente votándoles.




Además de los nefastos socialistas (de los populares ya he dicho, repetidamente, lo mal que lo hacen aunque no son tan nefastos, en general), muchos padres son un ejemplo de lo que no hay que hacer. Por desgracia, no es la primera vez que una encuesta les deja mal a buena parte de ellos. Así es difícil que sus retoños dejen de tirar sillas a los profesores.



¡Menos mal que somos progresistas!¡Abajo la autoridad!¡Viva el botellón!






Sebastián Urbina.

3 comentarios:

Arcoiris dijo...

1. Es evidente que casi nadie se plantea que tras del comportamiento irregular de un chaval en clase pueda esconderse una patología mental, un trastorno del comportamiento, de lo que el crío, evidentemente, no es responsable. Así, por ejemplo, el ADHD o TDAH (trastorno por déficit de atención con o sin hiperactividad), o sea, lo que suele llamarse “hiperactividad” o “mi niño, que es muy movido”. Este grave problema no es una rareza: en una clase de diez alumnos habrá cerca de un niño con ese padecimiento; en una clase con veinte alumnos es fácil que halla dos pequeños con este trastorno, uno de cuyos síntomas muy relevante es la impulsividad que padecen, que les puede llevar a arrojar una silla a la profesora o a llenarle la cara de hostias de todos los colores. Y no hablemos de la incidencia de las depresiones, trastornos disociales, trastornos bipolares, alteraciones del comportamiento relacionadas con dependencia a sustancias (que no sólo al alcohol), etc. ¿Y cómo se solucionan esas situaciones? ¿Aumentando la autoridad del profesor? ¿Incrementando la responsabilidad civil o penal de padres y alumnos? ¿Han dispuesto nuestras amadas Administraciones de los necesarios equipos competentes para el diagnóstico precoz de esos problemas y la orientación y ayuda a las familias y estudiantes afectos? (Hay que tener en cuenta que nuestros hijos pasan muchas veces más horas en las aulas que en sus casas y con los padres, de manera que hay situaciones que pueden pasar desapercibidas por éstos y que sobradamente se manifiesten en las clases).
2. En el reino animal, las madres dedican un tiempo variable, en ocasiones, años, al cuidado de sus cachorros. En ese tiempo, fundamentalmente, estos adquieren los criterios de identidad y las habilidades sociales y culturales que les son específicas. ¿Cuánto tiempo están con sus bebés, hoy en día, muchas de nuestras mamás? ¿Son realmente las guarderías sus eficaces alternativas? ¿Salen de ellas nuestros pequeños identificados como nuestros homólogos y con las imprescindibles habilidades sociales que hacen posible una convivencia mutuamente respetuosa? ¿Contribuyen a ese objeto la permisividad absoluta de unos padres atormentados por la culpabilidad y los celos, en busca del cariño de sus hijos por el regalismo que sustituya las ausencias de amor y compañía? ¿Ayuda la Administración fomentando la idolatría de la edad infantojuvenil, más por motivaciones consumistas y electorales que por otras razones aceptables?
(¡Ah!, por cierto. Mientras dura el aprendizaje del cachorro al lado de su madre, asimila entre otros los criterios de autoridad y jerarquía, absolutamente indispensables en la buena dinámica del grupo).
3. Cuando acaba el tiempo de la enseñanza obligatoria, la mayoría de nuestra población juvenil cae de cabeza en la edad del paro. El Sistema ha conseguido secuestrarles el futuro y la esperanza. Se abre ante sus ojos el abanico de una sociedad de consumo a la que no pertenecerán nunca la mayoría de ellos. Y de eso son conscientes ya en edades escolares. ¿Qué tiene, pues, de particular que tiendan a alienarse por los distintos medios, inducidos directamente por la misma Administración, como es el caso del “botellón”? ¿Porqué habría de sorprendernos que otros pocos se enfrenten abiertamente contra el Sistema?

Anónimo dijo...

No se le puede añadir ni quitar ni una coma a lo que dice Arcoiris. Por eso, intentaré unicamente incidir en algo que plantea y es el papel de la mujer en la sociedad.

Cierto que años atrás, la mujer estaba minusvalorada y era necesario cambiar muchas cosas. Cierto.

Pero nos hemos pasado muchas docenas de pueblos con eso de la liberación de la mujer, porque una cosa es liberarse, y otra dejar de ser mujer para ser...¿qué? ¿una mala copia de un hombre?

Esta sociedad debería dignificar el rol femenino en la sociedad, que no tiene que intentar ni parecerse ni sustituir al masculino.

Somos diferentes, ¡y a mucha honra! y eso no significa ser ni mejores ni peores que los hombres, pero al ser distintas en mentalidad, naturaleza, instintos y capacidades, tenemos que asumir, con toda dignidad nuestra función de madres y educadoras, y dejar que nuestros hombres asuman su papel de padres con lo que ello implica de autoridad, protección y suministro de lo necesario para el grupo familiar. Hay etapas de la vida en las que lo mejor que puede hacer una mujer es dar un paso atrás en su trabajo y un paso adelante en su implicación familiar. Y NO PASA NADA, esa mujer sigue siendo tan válida como siempre. Y con ello:

Demostrarará que no es una acomplejada que necesita el éxito profesional para sentirse alguien.

Educará hijos valiosos, sin traumas, y mucho más útiles y felices que los hijos de guardería.

Y su hombre se lo agradecerá, porque tendrá una mujer equilibrada, y no una pobre desquiciada por un exceso de obligaciones que nunca puede llegar a cumplir satisfactoriamente.

Y TODO ESTO ES POSIBLE. Di ese paso atrás profesional en los años 70, al ser madre, y luego lo recuperé cuando mis hijos dejaron de necesitarme. Y NO HA PASADO NADA, gracias a eso, en mi familia todos hemos vivido mejor, y mis hijos tienen una buena formación.

Sebastián Urbina dijo...

Pues nada ¡viva el botellón!