martes, 16 de marzo de 2010

MACHISMO Y POLÍTICA.










MACHISMO Y POLÍTICA.

Parece que algún partido político, al menos, está pensando en proponer que "el machismo" sea un agravante en los delitos domésticos, como manifestación de la discriminación, la situación de desigualdad y las relaciones de poder de los hombres sobre las mujeres.

El profesor norteamericano Lon Fuller decía que ciertos objetivos indeseables, como la persecución racial, por ejemplo, sólo podrían perseguirse jurídicamente utilizando términos inevitablemente vagos, como ‘raza’. Esto afectaría negativamente a la claridad legal que debe ser exigida a los legisladores (y a su posterior aplicación judicial) para garantía de los ciudadanos.


La cuestión a plantear no es aquí el ‘racismo’, sino el ‘machismo’. Pero nos plantea problemas parecidos. Los conceptos jurídicos han sido considerados una especie de ‘símbolos incompletos’ por Lord Dennis Lloyd. Dicho con otras palabras, el sistema jurídico es un complejo de normas, principios, definiciones, etcétera, que no tienen carácter estático sino que se adaptan (aunque deba hacerse con justificaciones adecuadas) a los tiempos y lugares. Es cierto que no de la misma manera, ya que el principio de legalidad no es igualmente exigente en el ámbito del derecho privado que en el ámbito público. En el presente caso, se trataría de situar ‘machismo’ en un ámbito en el que el principio de legalidad es más exigente, el derecho penal.


Pues bien, ¿qué es el ‘machismo’? Dice el RAE: ‘Actitud de prepotencia de los varones respecto de las mujeres’. Veamos ahora qué dice de ‘prepotente’: ‘Que abusa de su poder o hace alarde de él’. Por su parte, ‘abusar’ es: ‘Usar mal, excesiva, injusta, impropia o indebidamente de algo o de alguien’. Y así podríamos seguir.


Una de las más importantes consecuencias de utilizar este tipo de conceptos, tan cargados valorativamente, es que dejan sobre las espaldas de los jueces una difícil y controvertida tarea de concreción y argumentación. Por supuesto, los jueces están acostumbrados a pasar del tipo general a la situación concreta, pero esta no es una tarea mecánica, fácil o deductiva. En todo caso, puede convertirse en un paso deductivo cuando ya se han clarificado, concretado y decidido las interpretaciones jurídicas del caso y sus posibilidades fácticas. Ya que los hechos no vienen empaquetados para que los jueces tengan, simplemente, que quitar el papel y la cuerda que envuelve el paquete. Es, potencialmente, una tarea muy compleja.


Con independencia de que hay diversas teorías de la interpretación judicial, siendo las más renombradas, la teoría escéptica, la teoría de la textura abierta y la teoría formalista, hay contextos generadores de dudas con las que los jueces tienen que enfrentarse inevitablemente. Y recordemos que excepto los dioses, y los tontos, la gente normal (incluso jueces competentes) tienen dudas. Estos contextos son, el lingüístico (o sea, los problemas generados por el lenguaje jurídico y sus posibles interpretaciones), el contexto sistémico (ya que el Derecho no es un montón de normas sino que pretende ser un sistema ordenado) y el contexto funcional (ya que hay relaciones de interdependencia entre el sistema jurídico y la sociedad).


Más aún, el artículo 3 del Código Civil dice: ‘3.1. ‘Las normas se interpretarán según el sentido propio de sus palabras, en relación con el contexto, los antecedentes históricos y legislativos, y la realidad social del tiempo en que han de ser aplicadas, atendiendo fundamentalmente al espíritu y finalidad de aquéllas.


Este artículo interpretativo plantea una enorme cantidad de problemas, especialmente en los llamados ‘casos difíciles’ que, para simplificar, serían los que no son ‘casos rutinarios’. Algo parecido (no igual) pasa con los médicos y sus pacientes. Los médicos reciben a muchos pacientes diariamente y resuelven, con mayor o menor rapidez, la mayoría de sus dolencias. Pero hay un tanto por ciento de enfermedades, cuya detección y diagnóstico no es fácil de establecer. Es decir, el problema se resiste a las soluciones habituales y a los conocimientos usuales. Estos serían el equivalente de los ‘casos difíciles’ en el ámbito jurisdiccional. En estos casos no basta aplicar la ‘rutina habitual’.


Sucede que cuando introducimos en las leyes, términos vagos (como ‘machismo’, u otros similares) se dificulta la tarea de trasladar la norma general a las circunstancias del caso concreto. Además, el fuerte carácter emocional y valorativo del término ‘machismo’ facilita que las soluciones sean más dispares de lo habitual. Eso se debería, presuntamente, a la existencia (real o supuesta) de jueces y fiscales ‘progresistas’ y jueces y fiscales ‘conservadores’. No entraré en esta cuestión, aunque es importante.


Pero me temo que pasen cosas parecidas a la siguiente: ‘Una veintena de organizaciones de mujeres pidieron el pasado 23 de diciembre al CGPJ la expulsión del juez Francisco Serrano por su "parcialidad" en su ejercicio profesional tras unas declaraciones en las que el juez aseguró que "miles de hombres son detenidos por denuncias falsas".

Esto lo achaca a una normativa inspirada en la "dictadura" del "feminismo radical", además de afirmar que la Ley Integral encierra "efectos perversos" porque protege "situaciones de abuso".


Francisco Serrano (con unas 20.000 sentencias dictadas a sus espaldas) ha matizado hoy, en este sentido, que la Ley Integral contra la Violencia de Género "partió de muy buenos principios", pero que con sus resultados "hemos de reconocer errores y poder rectificarlos".

Nadie querrá quedar atrás para no parecer un juez ‘carca’ o ‘conservador’. Nadie querrá que le acusen (con razón o sin ella) que es insensible al sufrimiento de las mujeres agredidas. En fin, politizar la justicia es un grave peligro. Una de las politizaciones jurídicas más conocidas (no la única, ni la más reciente) fue el ‘Uso alternativo del Derecho’. Los llamados ‘alternativistas’ (básicamente juristas italianos aunque no solamente ellos) interpretaron el Derecho en favor de las llamadas clases menos favorecidas. Y se basaron en una interpretación digamos ‘progresista’ de la Constitución.


Pero esta politización consciente y sistemática del Derecho en favor ‘de los pobres’, fue un fracaso, porque provocó reacciones en contra de otros jueces. En fin, el juez ‘Robin Hood’ es una peligrosa tara para el adecuado funcionamiento del Estado de Derecho. Cuando esto se produce, entramos en la antidemocrática ‘ocupación de las instituciones’, que siempre es una ocupación partidista, con sus secuelas de mayor inseguridad y arbitrariedad.


Desgraciadamente, sigue habiendo algunos juristas, jueces y fiscales que siguen creyendo en el Derecho como un ‘instrumento en manos de la clase dominante’. Y claro, quieren compensar y hacer ‘verdadera justicia’. Sólo cambia el lenguaje, las argumentaciones y el lugar en que se dicen estas cosas. Pero la idea sigue. ¿Cómo no creerse moralmente superior en estas circunstancias? Mi opinión es que no deberían introducirse estos términos tan vagos en el código penal, que van a dificultar la correcta aplicación a los casos concretos y desviándose de la igualdad jurídica entre hombres y mujeres. Es algo parecido al intento de superación de la igualdad de oportunidades por la igualdad de resultados. Con negativos resultados y con una excesiva interferencia estatal en la vida de los ciudadanos.


Este peligroso camino, que politiza (consciente o inconscientemente) la administración de justicia, parece inscribirse en distinciones más amplias de ‘derechas e izquierdas’, o bien de ‘hombres’ (presuntamente malos) y ‘mujeres’ (presuntamente buenas). A tal efecto, recordemos las sabias palabras de Ortega y Gasset:


"Ser de izquierda es, como ser de derecha, una de las infinitas maneras que el hombre puede elegir para ser un imbécil: ambas, en efecto, son formas de hemiplejia moral.

Sebastián Urbina.

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SIN QUE SIRVA DE PRECEDENTE.

Uno de los comentaristas habituales de mi blog (UVA) ha intentado, repetidamente, colgar su comentario. No le ha sido posible y me pide que lo haga yo en su nombre. Dado que es una comentarista habitual y que, por motivos que esta señora y yo desconocemos, no hay manera de que se cumpla el procedimiento habitual, lo cuelgo personalmente. En todo caso, gracias por su colaboración.





Creo que la utilización que se está haciendo por parte de “la progresía” de esta cuestión del "machismo" es realmente intolerable. Los hombres y las mujeres, en España, ya somos iguales desde hace tiempo, y quienes no nos dejan terminar de serlo son precisamente quienes nos desigualan bajo el pretexto de protegernos de unas amenazas realmente inapreciables.

Con esto del machismo, a las mujeres no se nos hace más que daño. Yo no digo que no haya hombres bestias, que los hay, pero quien nos considere realmente iguales atacará legalmente a los bestias, sean hombres o mujeres. Y defiendo que existan agravantes como la alevosía, prevalerse de cualquier situación de superioridad, etc... pero centrarse en el machismo, NO; yo quiero y defiendo los agravantes bisexuales, y rechazo los específicos para hombres, porque si lo que hacen (y los progres lo hacen) es atacar solo a los hombres bestias pero no a las mujeres, están dejando muy claro que ES POR NUESTRA DEBILIDAD E INFERIORIDAD, POR LO QUE NOS TIENEN QUE PROTEGER ESPECIALMENTE.

Flaco favor es ese para la mujer.

Si un hombre le abre la cabeza a una mujer, me da lo mismo que ese hombre sea su compañero, su tío, o un atracador anónimo. Lo malo es que le abran la cabeza, y lo que menos importa es la relación sentimental que pudiera haber entre la víctima y el agresor. Y si es una mujer quien le abre la cabeza a un hombre, me parece igualmente mal. Creo que la Ley debe perseguir a la gente que abra la cabeza a sus semejantes, sin más distinciones.

Con todas estas medidas "antimachistas" a las que se da tanta publicidad, es más el daño que se hace a los hombres en general, presentándolos a todos como una panda de venados peligrosos, que el favor que pueda representar para las mujeres.

Los casos de agresiones “machistas” son puntuales, por mucha difusión que se les dé, y con todo esto, a lo que hemos llegado es a una situación absolutamente injusta para los hombres, que en su gran mayoría son considerados y no maltratan a las mujeres. Y estos políticos progres parecen no darse cuenta de que todas las mujeres tenemos hombres a los que queremos y nos preocupan. A mi por lo menos no me gusta que los hombres de mi familia, todos buena gente, tengan que soportar esta situación y este trato tan injusto.

Un ejemplo real: Se de un hombre jóven, casado y con una niña pequeña, que un día al volver a casa se encontró con la policía esperándole en el portal. Se lo llevaron directamente a la comisaría y no le dejaron ni entrar a su casa a coger su ropa. Resulta que andaba mal con su mujer y ella (que tenía un hermano abogado) le denunció por abusos a la hija, que tenía unos 5 años, y pidió el divorcio.

El pobre hombre se encontró de repente con una orden de alejamiento, imputado, y sin poder ver a su hija más que cada muchos días y en una dependencia oficial de "punto de encuentro", delante de un par de funcionarios que no le quitaban ojo.

Menos mal que tuvo suerte, porque la niña quería mucho a su padre, y a pesar de que su madre le intentó influir en otro sentido, ella recibía al padre alegre como unas castañuelas cuando le tocaba visita, jugaba con él feliz y contenta, y lloraba amargamente cuando se despedían. Y menos mal también que los funcionarios tuvieron el suficiente sentido común para informar que la niña no daba en absoluto el perfil de haber sufrido abusos; y también tuvo suerte con el Juez, que hizo caso a los funcionarios y le dejó libre.

Pero me imagino lo que tuvo que pasar el hombre. No solo por lo que supone aguantar todo el proceso judicial, sino el bochorno frente a todo el mundo y el miedo a quedar marcado para siempre si le condenan por una cosa así. ¿Es esto Justo? ¿Ha de bastar la palabra de una mujer para machacar a un hombre? Pues a la mujer no le pasó nada por haber hecho lo que hizo.

Vaya mi admiración por ese Juez que ha tenido la valentía de defender a los hombres en esta sociedad desquiciada, y siento que a él también le intentarán crucificar esas múltiples asociaciones feministas que no sirven para nada.

Y en cuanto a los partidos políticos, les pido que, por favor, no me protejan, que a las mujeres en paz y que busquen votos de otra manera. Que se enteren de que sobran los delitos específicos para hombres y que eso del machismo como agravante, a mí por lo menos, me ofende. (UVA).


2 comentarios:

Edmundo Dantés. dijo...

Sr Urbina

Mi comentario nada tiene que ver con esta entrada. Sólo quería recomendarle la carta abierta que ha escrito el piloto de F1, Jaime Alguersuari, al candidato a la presidencia del FCB, Godall. La puede encontrar en Marca.com

Un saludo.

María dijo...

Pues ya tenemos a la intelectual del Gobierno (Bibiana Aído, por si no la reconocen por lo de intelectual) pidiendo que el feminismo esté en la base de los estudios universitarios españoles.

http://www.elmundo.es/elmundo/2010/03/17/espana/1268831768.html

Eso es lo que le hace falta a la educación. Una de las prioridades absolutas de nuestro sistema educativo era la de estudiar la igualdad y la génera.