martes, 18 de mayo de 2010

UTOPÍAS.












RECIBE UN GALARDÓN EN PARÍS

Garzón: "Me constituyo en defensor de la utopía"

Primeras palabras en público de Baltasar Garzón tras ser suspendido como juez de la AN. Y lo ha hecho tras recibir un premio de una asociación de estudiantes francesa, que otorga por primera vez estos galardones. Como invitado de honor ha estado su amigo el fiscal Moreno Ocampo. (LD)

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Los jueces no deben constituirse en defensores de la utopía sino en defensores y aplicadores de la ley.
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LA ESTAFA INTERMINABLE.


Miro en las estanterías. Deseo releer Cosecha roja, la conocida novela ‘negra’ de Dashiell Hammett. Mientras voy buscando me fijo en un libro de color azul. Lo saco de la estantería y veo que en la tapa hay dibujada una carabela. Se supone que es una de las utilizadas por Colón. Deja en el mar una larga estela de cadáveres. En el cielo se dibujan tres cazas norteamericanos. Podemos imaginar lo que pretenden. El título es: El nuevo orden mundial. La conquista interminable. Doce son los autores. Destaco los más conocidos, al menos para mí: Noam Chomsky, Rafael Sánchez Ferlosio, Adolfo Pérez Esquivel. En la introducción, de Heinz Dieterich, se dice:


El proyecto del Nuevo Orden Mundial se integra como un eslabón más en la larga cadena de demiurgos de imperios que resolvieron gobernar el mundo por la violencia ... como la pax romana, la civilización occidental y cristiana implementada en el ‘Nuevo Mundo’, el Ordine Nuevo de Mussolini, die Neue Ordnung de Adolf Hitler y ahora, la New World Order del actual Führer del Primer Mundo, George Bush’.


¡Grandioso! Nunca había visto meter en el mismo saco al nazismo y al cristianismo. ¡No hay como tener conciencia revolucionaria para descubrir verdades ocultas! Además, en la lista no aparece ni Lenin, ni el padrecito Stalin. En ‘El libro negro del comunismo’ (bazofia reaccionaria, como pueden suponer) se dice: ‘Los métodos puestos en funcionamiento por Lenin y sistematizados por Stalin y sus émulos no solamente recuerdan los métodos nazis sino que muy a menudo los precedieron. A este respecto, Rudolf Hess, el encargado de crear el campo de Auschwitz, y su futuro comandante, pronunció frases muy significativas: ‘’La dirección de Seguridad hizo llegar a los comandantes de los campos una documentación detallada en relación con el tema de los campos de concentración rusos’’.


En fin, comienzo tan promisorio exigía ahondar en estas sutilezas revolucionarias. Para empezar, el socialismo, que nos prometía un ‘mundo feliz’, ha realzado (sin querer, por supuesto) la importancia de la llamada ‘democracia formal’, la seguridad jurídica, la libertad, la propiedad privada, etcétera. Es decir, las instituciones y valores supuestamente reaccionarios con los que se habría oprimido y se oprime al resto del mundo. Al menos cuando conquista el poder en los sistemas democráticos. De buena gana, o lo que sea.


De la mano de esta indignada denuncia contra el malvado e insaciable Occidente, va la utopía de izquierdas. Y de la mano de la utopía, va la opresión y el sufrimiento. ¿Cómo? ¿Por qué? Porque el maravilloso mundo perfecto alumbrado por estas mentes emancipadoras tiene que convertirse en realidad. O sea, no se conforman con dar rienda suelta a sus enfermizos devaneos mentales sino que pretenden aplicarlos. ¡Ahí es nada! ¡El resultado es la muerte y la desolación!


Pero la realidad, que incluye a los seres humanos, se resiste a ser manipulada por la utopía de izquierdas. ¡Cabezotas! Aunque les gustaría, las personas de carne y hueso no son moldeables a voluntad del iluminado de turno. Resulta que el famoso ‘Hombre Nuevo’ no aparece por ningún sitio, salvo en la machacona y manipuladora propaganda revolucionaria. Pero los liberadores de la Humanidad oprimida no desfallecen. Tienen sobre sus espaldas una ciclópea responsabilidad. ¡Liberar a la Humanidad!


De ahí que a cada fracaso respondan con más empeño e insistencia. No se puede esperar menos de un auténtico revolucionario. El resultado es más opresión, más dolor, más sufrimiento. Pero nada es bastante para conseguir la ‘verdadera’ libertad, la ‘verdadera’ justicia, la ‘liberación final’. ¡Y hay gente que se empeña en no verlo! ¡Alienados!¡Capitalistas!


Stephane Courtois, escribe: ‘Algunos espíritus apesadumbrados o escolásticos siempre podrán defender que ese comunismo real no tenía nada que ver con el comunismo ideal ... No obstante, como escribió Ignazio Silone, verdaderamente, las revoluciones como los árboles, se reconocen por sus frutos’.


No hay sitio, en el hogar de los humanos, para este mundo ilusoriamente perfecto y simple, por no hablar de su ensangrentada aplicación. Vivimos en un mundo imperfecto, lleno de incertidumbres, complejo, dinámico y globalizado. El que no se adapte hará crecer, en su alma, el rencor como respuesta. O el odio. Y quedará encerrado en su mundo fantástico, cuya peligrosidad aumentará a medida que se aleje de la tierra y vague por los espacios en los que todo capricho es factible y todo sueño realizable.


¡Otro mundo es posible! Cierto, pero puede ser peor. Y con frecuencia lo es. Todo esto no significa desterrar la utopía. Sólo significa alejarse de las utopías fuertes, las que nos prometen el paraíso en la tierra. En cambio, las utopías débiles, las que nos ofrecen retos para mejorarnos y mejorar nuestra sociedad, son imprescindibles. En fin, no es prudente creer que vivimos en el mejor de los mundos posibles, pero tampoco lo es creer en perfeccionismos sociales diseñados por los liberadores (siempre falsos) de la Humanidad.


Sebastián Urbina.

3 comentarios:

Jeff dijo...

Ante artículos como el suyo, que leo con interés, siempre me surge una duda que sólo el autor (en este caso usted) puede resolver: ¿tiene familiares (abuelos, tíos, etc.) exterminados durante la guerra o dictadura a los que aún no hayan podido dar sepultura? Creo que es de justicia (me atrevería a decir que es cristiano) ponerse en el lugar de esas personas: ¿es mucho pedir que deseen enterrar a sus familiares? ¿Es de justicia (o cristiano) persistir en negárselo?

Supongo que las dos últimas preguntas, muy concretas, están sujetas a criterios de opinión (del tipo "Sí, comprendo que quieran enterrarlos y creo que es de justicia que se les facilite"; o "No, creo que debemos seguir impidiéndoselo"

Me interesa vivamente conocer sus opiniones, pero (si no es mucho pedir) añadan el dato de si poseen o no antepasados en esas circunstancias, es decir, sin recibir sepultura.

Vaya por delante que yo no tengo a ningún antepasado en esas circunstancias. Pero, haciendo un mínimo ejercicio de empatía, comprendo que quienes los tengan deseen ofrecerles, probablemente como tributo postrero, el darles sepultura.

Sebastián Urbina dijo...

Sí, de ambos lados.
Usted no sabe, o no quiere saber, que en España (al menos desde 1978) no se ha prohibido a nadie enterrar a sus muertos. De ahora o de antes.
Por tanto, su discurso se asienta en un error.

Ninguna persona decente se puede oponer a que se entierren los muertos. Y nadie, con poder para ello, lo ha impedido. Al menos, repito, desde 1978.

Termino. Tiene usted derecho a dudar ante artículos como el mío. Pero no se preocupe por mí. Las matanzas y torturas de la izquierda (peores,incluso que las de los nazis)no han conseguido que me invadiera ni el odio, ni la venganza.

Lamentablemente no se puede decir la mismo de la izquierda. No toda, por supuesto. Hay, y hubo en la II República, honrosas excepciones.

Jeff dijo...

"Tiene usted derecho a dudar ante artículos como el mío."

No dudo de su artículo, que es bien claro. Me asalta la duda (la pregunta) de si tienen familiares en esas circunstancias. Ya me ha respondido, creo.

"Las matanzas y torturas de la izquierda (...) no han conseguido que me invadiera ni el odio, ni la venganza. Lamentablemente no se puede decir la mismo de la izquierda."

Bueno, eso lo dice usted. Yo no veo odio ni venganza en ninguna iniciativa relacionada con el caso Garzón. Cuestión de opiniones. Yo las mías las intento basar en hechos, datos... ¿En qué percibe ese odio y sed de venganza de la izquierda? ¿Algún gesto o palabra precisos que indiquen sed de venganza? Y ¿cuál sería el instrumento de la venganza, vengarse haciendo qué?

Gracias, un saludo.