sábado, 12 de junio de 2010

LOS FRUTOS DEL DESCRÉDITO.












LOS FRUTOS DEL DESCRÉDITO.


EN menos de cuarenta y ocho horas, el Gobierno ha tenido que salir al paso de dos informaciones muy negativas sobre el estado de nuestra economía. Primero fue el Banco Mundial, que calificó de «muy grave» la situación económica de España. Y ayer, el «Financial Times» anunciaba que la Unión Europea se estaba preparando para la quiebra de la economía española. El Gobierno replicó al Banco Mundial que estaba utilizando datos equivocados y ayer mismo Bruselas desmintió la información del rotativo. Es evidente que España está en la diana internacional de los rumores y los peores presagios sobre su futuro. También lo es que no siempre son análisis totalmente correctos, ni sustentados en las mejores intenciones. Por eso es comprensible que el Gobierno no los acepte y trate de contrarrestar sus efectos perniciosos negando la mayor.


Ahora bien, al mismo tiempo es necesario que el Gobierno asuma que si esto está sucediendo no es por una conspiración planetaria, sino por causas relacionadas con las incógnitas y los temores que provocan la situación económica española y, principalmente, la inconsistencia del Ejecutivo socialista. Para muchos operadores financieros e incluso muchos gobiernos, las noticias sobre los riesgos que se ciernen sobre España pueden no ser ciertos, pero sí verosímiles. El Ejecutivo socialista ha aprobado medidas de recorte social, se dispone a aprobar una reforma laboral que promete ser convulsa y ha vuelto a plantear la reforma del sistema de pensiones. Se supone que todas estas iniciativas van en la línea que reclaman los mercados, los organismos financieros internacionales y la UE. Aun así, sigue sin haber confianza en la recuperación. También el Gobierno ha probado sin éxito con todos los chivos expiatorios posibles para eludir el impacto de las críticas.


Ha tenido que acatar el giro de política económica impuesto por las grandes economías. Pese a todo, el Banco Mundial dice que la situación es muy grave, y el «Financial Times», que estamos al borde de la quiebra. Un Gobierno que, como el de Rodríguez Zapatero, dice que quiere sacar a su país de la crisis más grave de su historia no puede pasarse un día sí y otro también de desmentido en desmentido si, al mismo tiempo, no analiza con sinceridad cuáles son las causas de este pesimismo en torno a España. No basta con hacer declaraciones si está visto que son insuficientes. Faltan hechos, faltan decisiones políticas de calado y, sobre todo, falta confianza. Hay muchos errores reparables en la acción política, pero el descrédito del Gobierno es irreversible y, haga lo que haga, está condenado al rechazo. Lo que tarde Zapatero en darse cuenta es tiempo perdido. (ABC)

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