viernes, 18 de junio de 2010

OBESIDAD ADMINISTRATIVA.






Obesidad administrativa. Atasco en los pasillos, cuidado con los profesores

JULIÁN RUIZ-BRAVO Y ARTURO MUÑOZ (*) El gobierno de Zapatero y el de Antich han decidido aplicar una política de choque y recorte salarial a los funcionarios, sin analizar previamente las causas profundas de la "obesidad" de la administración. El recorte de los sueldos de los funcionarios, en una media del 5%, no tendrá los efectos deseados, por la sencilla razón de que el salario de los mismos no es la causa principal del elevado déficit fiscal, sino una torpe e ineficiente organización de los recursos humanos de la administración.

Los que firmamos este artículo sostenemos la tesis de que las plantillas de los distintos ministerios y consejerías están sobredimensionadas, "sometidas a inflación" a causa de unas prácticas especulativas que han generado una "burbuja funcionarial". Dicho de otra manera: menos funcionarios podrían prestar los mismos servicios actuales. Lo que es lo mismo que decir: los mismos funcionarios podrían prestar más y mejores servicios que los actuales.

Ante esta tesis (y en el supuesto de que los servicios ofrecidos sean todos de interés público y necesarios) sólo se pueden realizar dos acciones políticas serias y responsables, sin necesidad de tocar los sueldos: a) despedir funcionarios para mantener el mismo nivel de servicios, b) reorganizar a los funcionarios para que se aumente su productividad y se mejoren los servicios actuales y se añadan. La segunda opción es la mejor.

A continuación procedemos a demostrar la tesis de inflación laboral de la administración, a través de un riguroso análisis de la plantilla de un instituto público de enseñanza secundaria. Téngase en cuenta que los ministerios y consejerías de educación son, con los de sanidad, los que se llevan la mayor parte de la asignación presupuestaria anual de la administración central y autonómica, por lo que la elección de un instituto no es irrelevante como muestra.

Sostenemos que los centros de educación secundaria tienen en estos momentos casi un 25% más de plantilla docente de la necesaria, por lo que o bien sobran un 25% de profesores o bien se pueden crear sin coste un 25% más de centros públicos.

Partamos del análisis de un centro de educación secundaria de 500 alumnos, considerado de tamaño medio, con 18 grupos de ESO, cinco de Bachillerato, dos de ciclo formativo, dos de diversificación, uno de Acogida y dos de Cualificación Profesional Inicial (a razón de 30 horas semanales de clase por cada grupo). Además se contaría con 54 horas extras para compensar la dedicación del equipo directivo y 24 horas de apoyo para 24 alumnos de necesidades especiales, distribuidos en cuatro grupos a razón de dos horas semanales para tres asignaturas instrumentales. Total: 1.020 horas semanales. La jornada laboral semanal de un profesor de secundaria es de 40 horas semanales, como la de cualquier empleado. 18 períodos de 55 minutos (de 18 a 20) son lectivos, es decir, de clase con alumnos. Nueve períodos complementarios de 55 minutos son de obligada permanencia en el centro para realización de diversas actividades (guardias, reuniones de departamento, etc). Cinco períodos de 35 minutos son de recreo. Total, 30 períodos de 55 minutos, es decir, 27 períodos de 60 minutos, de permanencia en el centro. El resto, hasta 40 horas, es de libre disposición fuera del centro.

De las anteriores cantidades se extrae el cálculo de que 53-54 profesores pueden atender perfectamente un centro de 500 alumnos. Sin embargo, la realidad es que actualmente un centro de este tipo está atendido por 66-67 profesores, es decir, un 24´7% de exceso de profesores.
¿Cómo se ha llegado a esta situación de sobreabundancia o inflación laboral? Pues asignando la carga de trabajo de la manera menos eficiente posible. Observen ustedes cómo de las 18 horas lectivas semanales de los profesores se realizan las siguientes sangrías:
-Restando tres horas lectivas a cada profesor tutor (hay 30 tutores para 30 grupos).
-Restando tres horas lectivas a cada jefe de departamento (unos 14 departamentos), jefes de departamento que ya cobran un plus por su función.
-Restando una hora a cada jefe de departamento unipersonal (cuatro departamentos).
-Restando tres horas lectivas de media a los coordinadores de 13 Coordinaciones: de Medio Ambiente, solidaridad, lingüística, de extraescolares, de equipos docentes, convivencia, de web, de riesgos laborales, de biblioteca, de TIC, , etc).
-Restando tres horas lectivas a los profesores mayores de 55 años (una media de cuatro).
-Aumentando el número de horas de apoyo, de tal forma que en vez de agrupar a los 24 alumnos de necesidades especiales en cuatro grupos, se presta atención a cada alumno a razón de dos horas semanales en tres asignaturas distintas en la misma clase que el grupo ordinario (total: 42 horas más).

La suma de las anteriores deducciones para funciones que perfectamente podrían desempeñarse dentro de las nueve horas complementarias, suman 238 períodos lectivos de 55 minutos, que corresponden a 13-14 profesores más, es decir, un 24-25% más de plantilla.

A la vista del anterior estudio, resulta llamativo que nuestros responsables políticos se sigan devanando los sesos buscando dónde meter la tijera en vez de plantearse reformas estructurales serias y organizar eficientemente los recursos humanos de la administración. ¿Qué supone ahorrar un 5% del sueldo de los profesores cuando se podría ahorrar muchísimo más utilizando eficientemente ese 25% de exceso de plantilla?¿Cuántos institutos nuevos se podrían cubrir sin aumentar costes? ¿Cuántos conciertos educativos con centros privados podría ahorrarse la consejería de Educación?
(*) Miembros del Consejo Territorial de UPyD en Balears y miembros del Grupo de Educación de UPyD

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