sábado, 24 de julio de 2010

EL ESPERPENTO CATALÁN.








EL VALL D'ARAN QUIERE INDEPENDIZARSE DE CATALUÑA.
El Vall d’Aran, el territorio más occidental de Cataluña, ubicado en pleno Pirineo -donde se asienta la estación de esquí Baqueira Beret-, está dispuesto a independizarse de Cataluña si sigue adelante el anteproyecto de la Generalitat de incluir esta comarca dentro de la “veguería” del Alt Pirineu. El Gobierno catalán aprobó ayer la nueva división territorial de Cataluña, una vieja aspiración de Esquerra Republicana de Catalunya (ERC). El territorio rebelde, sin embargo, está dispuesto a pedir oficialmente la independencia si el presidente José Montilla no da marcha atrás.

Esta nueva división territorial divide a la comunidad en siete “veguerías”: Barcelona, Camp de Tarragona, Lleida, Girona, Terres de l’Ebre, Catalunya Central y Alt Pirineu i Aran. “La postura del Consejo General de Aran es que estamos en contra de cualquier división que no sea la nuestra”, señalaron a El Confidencial fuentes oficiales de este organismo. Pero van más allá: “Si Cataluña no acepta nuestra singularidad, buscaremos otros medios para que se nos reconozca. Estamos dispuestos a acudir a las Cortes de Madrid y, si es necesario, recurriremos a estamentos europeos”. Este territorio tiene lengua propia, el aranés, reconocida oficialmente por la Administración.

El valle pirenaico siempre había sido receloso con las políticas dictadas desde Barcelona, pero ahora este recelo se ha acrecentado, ya que no quiere formar parte de ninguna “veguería”, sino constituirse en “veguería” propia con voz y voto. “El Gobierno de la Generalitat nunca nos ha pedido nuestra opinión y tampoco lo ha hecho ahora -dicen las fuentes consultadas-. Pero que sepan que desde la sociedad aranesa no está mal visto que nos independicemos de Catalunya. Lo que es una contradicción es que sectores independentistas catalanes no acepten nuestro hecho diferencial y que nos nieguen este derecho”, se quejan las mismas fuentes.

División en el PSC

El Síndic d’Aran y diputado del PSC, Francesc Boya, es crítico con la implicación personal de José Montilla, su jefe de filas, en el proyecto. Para Boya, ha sido precisamente el presidente de la Generalitat quien ha avivado el fuego del independentismo aranés. Si no se nos escucha y no podemos defender los derechos de nuestro país de otra manera, pues quizás sí que pedimos la independencia”, declaró el dirigente socialista.

Para el síndic, “Cataluña debe ser consciente de que no se puede diluir la Vall d’Aran dentro de una provincia” y que “si la ley no cambia, iremos a Madrid al igual que lo ha hecho Cataluña para defender sus derechos históricos”.

Las reflexiones realizadas esta mañana por Boya fueron respondidas inmediatamente por el consejero de Gobernación de la Generalitat, el republicano Jordi Ausàs, que declaró al respecto a la televisión autonómica catalana que “algunas de las afirmaciones del síndic me han sorprendido”. Ausàs señaló también que “la ley expresa de manera explícita el respeto al régimen de Aran y establece que tendrá una relación bilateral con el Gobierno”.

Ceder a esta reivindicación histórica de ERC le puede costar más de un quebradero de cabeza a Montilla. La ley también cuenta con la oposición del alcalde de Lleida, àngel Ros (PSC), que no está de acuerdo con la partición de la provincia en dos y que el Solsonès pase a formar parte de la Catalunya Central. Según Ros “es más razonable el modelo que ha funcionado hasta ahora”. Sin embargo, desde la Diputación, en manos de ERC, el partido que impulsó la división territorial, se valora positivamente.

En algunas comarcas del territorio, la nueva división tampoco ha sentado bien. Los ayuntamientos del sur de Barcelona exigen la creación también de la “veguería del Penedès”, mientras que ciudades como Reus, Vic o Ripoll han visto cómo quedaban diluidas dentro del nuevo organigrama.

Críticas de la oposición

La oposición, por su parte, se ha echado en tromba contra el proyecto. El portavoz de Convergència i Unió (CiU), Oriol Pujol, destacó que “han querido llevar este proyecto al Parlamento con calzador para que no digan que no lo han presentado”. Pujol advirtió que con esta ley en ningún caso debe crearse una nueva división administrativa “porque nadie lo entendería en un momento de crisis económica”, aunque el Estatuto prevé que las “veguerías” deben sustituir a las Diputaciones.

El PP, por su parte, acusó a Montilla de abrir la confrontación electoral “por contentar a ERC”. Dolors Montserrat, portavoz de esta formación en el Parlamento autonómico, señaló esta mañana que el anteproyecto de ley “es una cortina de humo” y reclamó al Gobierno que se dedique a abordar temas que interesen más a los ciudadanos, como el de buscar soluciones contra el paro o dar apoyo a las pymes. Y fue contundente: “Un proyecto de estas características, tan importante, a cinco meses de que se acabe una legislatura nos parece impresentable”. El portavoz adjunto del PP, Josep Llobet, añadió que es preciso un debate sereno sobre el asunto y enfatizó que el proyecto de ley llevado a la Cámara “no responde a las necesidades de los ciudadanos”.

Tanto o más contundente fue esta mañana la portavoz de Ciutadans, Carmen de Rivera, que aseguró que “el Tripartito está llevan a Cataluña a la ruina” y que, junto a otras medidas como la Ley de Cine o las multas lingüísticas se está gobernando “de espaldas a la realidad”. (Alex Baiget/El Confidencial)

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PRIMERA REPÚBLICA, SEGUNDA REPÚBLICA......


No creo en el destino histórico, ni en la esencia histórica de un pueblo, ni en milongas parecidas. Pensaba estas cosas para mis adentros al leer una reciente Historia de España, escrita por C. Vidal y Jiménez Losantos.

Refresca, con amenidad, rigor y buen sentido pedagógico, las grandezas y miserias de nuestra historia. Que de todo hay.


Las astracanadas más destacables, y eso que hay un buen muestrario, se producen en la Primera República. No me resisto a recordar algunos aspectos de esta tragicomedia. Ni Mortadelo y Filemón pueden alcanzar tan altas cotas de grotesco ridículo. Después de reír un rato, escuece la duda. ¿Seríamos capaces de repetir las necedades de nuestros ancestros? Salvando las distancias, por supuesto. No se hace el imbécil de la misma manera y no se baña uno dos veces en el mismo río, como nos enseñó Heráclito.


Veamos. Durante la Presidencia de Francisco Pi i Margall, que creía que las regiones eran entes soberanos que en uso de su autonomía podían declarar su deseo de formar parte de la Federación Española, se produjo una gran desintegración territorial. ¿Les suena?


Por ejemplo, se declararon Repúblicas independientes, además de Cataluña, Málaga, Cádiz, Sevilla, Granada, Valencia y Castellón. Pero ahora no sería igual que entonces. Ahora tenemos ordenadores, teléfonos móviles, aviones, el AVE y un largo etcétera. Haríamos idioteces con mucha mayor rapidez. No se puede comparar.


Pero la cosa no acaba ahí. La República Independiente de Granada (todo con mayúsculas para enfatizar la identidad propia y las esencias inalienables) declaró la guerra a la República Independiente de Jaén. Ahí es nada. Pero las guerras, como las canciones de verano, son muy pegadizas. De modo que la República Independiente de Jumilla declaró la guerra a todas las ‘naciones’ vecinas. Con un par. ¿Cómo se puede dudar de la voluntad independentista de Jumilla?


Así, de ridículo en ridículo, nuestros compatriotas de la Primera República consiguieron unos niveles de caos absolutamente excepcionales. Eso sí, eran muy independientes y celosos de su identidad. ¡Por Dios! ¡Me olvidé del Cantón de Cartagena! ¡Y del noble pueblo de Camuñas, también soberano!


A lo que iba. Las ridiculeces siguieron su curso hasta que la ONG, quiero decir el Ejército se decidió a intervenir. Hubo, incluso, algunas sentencias de muerte por una insurrección de nada en Cartagena. Total, sólo bombardearon Alicante.


En resumen, el general Pavía entró en el Parlamento con la Guardia Civil, y con el apoyo del Ejército, y sus señorías huyeron por las ventanas. El general Serrano se convierte en el quinto Presidente de la Primera República.


Los españoles, como si fueran alumnos revoltosos, habían apedreado al maestro y habían montado una algarabía. Eso sí, con muertos. Además, se habían cargado a una corrupta Monarquía. Pero fueron incapaces de crear un poder político estable. Hubo desorden, descoordinación y caos. Esto no se puede mantener por mucho tiempo. Era la hora de Cánovas del Castillo. Ley y orden. Aunque también caciquismo y corrupción.


Por supuesto, las utopías estaban a la vuelta de la esquina esperando otra ocasión propicia para salvar a la humanidad. Por lo menos salvar a los españoles de la opresión capitalista-terrateniente-fachorra-eclesiástica. Era la Segunda República.


Hubo cosas buenas, como en la Primera República. Pero lo malo superó, con creces, a lo bueno. Naturalmente, la versión oficial políticamente correcta, es que la culpa es de los fachas. Con otras palabras, todo iba democráticamente bien hasta que la derechona dio un golpe de Estado.


El que disienta, ya saben, es de extrema derecha. Me atrevo a recomendar la lectura de: ´Los mitos de la guerra civil’, de Pío Moa. No solamente avalado por grandes ventas sino por las palabras de Stanley Payne. ‘He oído muchas descalificaciones contra Moa, pero poco argumentos’. O sea, ha elogiado la obra de Moa con gran cabreo y hostilidad del rojerío.

Dice Stanley Payne: ‘Para los socialistas, la democracia republicana no constituía un objetivo en si misma, sino que venía a ser un escalón para alcanzar una economía y una república socialistas’. Estas palabras no se citan para sugerir que los nacionales (la derecha) eran los buenos y los rojos eran los malos. No. Ambos cometieron atropellos e injusticias.


Lo que se dice es que, cuando se dio el golpe militar, ya no había ninguna democracia que defender. La fracasada Revolución de 1934 (auspiciada por los socialistas y ERC) es un ejemplo de los falsos afanes democráticos de la izquierda. En resumen, otra vez las utopías nos llevaron al desastre, al caos, a la destrucción. Por no mencionar los siete mil (7.000) asesinatos de religiosos por parte de la izquierda. Algo inédito, cruel y brutal en la historia europea.

Volvamos al presente. Vivimos, actualmente, una grave crisis. Y la crisis económica es la menos importante, aunque también lo es. Tenemos, además, una grave crisis institucional y una crisis moral.

Zapatero negó la crisis económica cuando los expertos decían lo contrario. Estamos pagando las consecuencias, agravadas por unos sindicatos irresponsables y subvencionados que hacen huelga contra los empresarios. Como si no estuviéramos en una economía de mercado.


Por otra parte, Zapatero ha fomentado la fragmentación territorial. Su promesa de aceptar cualquier Estatuto que saliera del Parlamento catalán es un ejemplo de su irresponsabilidad. Y ha creado un problema muy serio cuyas consecuencias son imprevisibles.


Finalmente, Zapatero trata de romper consensos básicos e imponer valores que sólo representan a una parte de la sociedad. Lo que muestra un peligroso sectarismo. En fin, ¿un nuevo intento de utopía de izquierdas? ¿La Tercera República? Sugiero un título: ‘Repúblicas Confederadas Progresistas’.


¿Se animan?

Sebastián Urbina.

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