sábado, 31 de julio de 2010

el pensamiento de izquierdas.











BIBIANA AÍDO SE CONFIESA EN EL MUNDO

"Si Lehman Brothers hubiera sido Lehman Sisters, todo cambiaría"

No podría tener una pareja que fuera de derechas. Tampoco soporta que la llamen "pro muerte" por impulsar el aborto o que haya gente que quiera llevar la razón en todo. También cree que otro gallo hubiera cantado a Lehman Brothers si hubiera sido "Lehman Sisters". Así es Bibiana Aído. (LD).

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'La izquierda no tiene ideas. Sólo enemigos'. (Alain Finkielkraut)

Por cierto, me olvidaba de otra gran idea de la izquierda feminista. Poner cofia a los hombres. En fin, tomaré una aspirina.

Me pregunto (aunque no debería), ¿habrá muchos españoles y españolas- con perdón- que estén a la altura estratosférica de Doña Bibiana Aido? No, no me conteste.
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¿Y SI HUBIESE SIDO ZAPATERA?

la responsable del Ministerio de Igualdad, una de esas monstruosas burocracias que en pos del sentido común y la austeridad deberían ser eliminadas de inmediato, que la actual crisis económica habría resultado mucho más llevadera si el banco de inversión Lehman Brothers se hubiera denominado 'Lehman Sisters', esto es, si hubiese estado dirigido por mujeres.

Por extraño (o no) que puede parecer, la estupidez no es original de Aído, ni siquiera de la directora de Informativos de Antena 3, Gloria Lomana, quien hace unas semanas repitió esta misma boutade. Tampoco la bobada fue alumbrada por la diputada laborista Harriet Harman, quien hace meses insistió en este mismo discurso.

La gestación de esta consigna parece haberse originado hace año y medio en una mesa redonda organizada por la periodista del semanario inglés The Observer, Ruth Sunderland, sobre el papel del machismo en esta crisis. En el panel, las diferentes ponentes –todas mujeres– expusieron la opinión mayoritaria de que "sin lugar a dudas, el excesivo machismo ha jugado un papel decisivo en esta crisis; ha sido la idea de que siempre debes ser mejor que el resto y batir a tus rivales"; "si hubiese habido más presencia femenina en las empresas, habríamos adoptado una visión más largoplacista"; o "necesitas una influencia moderadora de toda esa testosterona".

No sólo debería preocuparnos que nuestros políticos y periodistas sean presas fáciles de las ocurrencias disparatadas de una mesa redonda organizada por una periodista inglesa –así se teje la propaganda que más tarde se traduce en políticas públicas dirigidas a estrangular nuestras libertades y nuestros bolsillos–, sino también la facilidad con la que la población asimila unos argumentos tan torpes que apenas saben distinguir entre una débil correlación de directivos masculinos y crisis económica y una firme relación de causalidad entre ambas variables.

No está de más recordar que la hipótesis básica en que se basan la mayoría de las ponentes es simplemente falsa: aun en el supuesto de que las mujeres fueran más conservadoras y largoplacistas que los hombres, hasta 2007 prácticamente todos los inversores –hombres o mujeres– no fueron conscientes de los riesgos en los que estaban incurriendo al apalancarse para adquirir activos de bajo rendimiento.

La expansión crediticia inducida por los bancos centrales creó unas expectativas de crecimiento insostenibles y redujo a su mínima expresión el riesgo percibido de iliquidez e insolvencia. Las burbujas son eso: períodos de euforia colectiva que la inmensa mayoría de agentes creen que durarán indefinidamente ('la nueva era', 'la nueva economía', 'la nueva altiplanicie'...). Sólo unos pocos inversores cuentan con los conocimientos y la habilidad de resistirse a esa orgiástica tendencia que puede durar años –de hecho, durará hasta que los suficientes ilusos se sumen a la burbuja– y nada me indica que esa habilidad esté más relacionada con el género que con la formación.

Tomemos por ejemplo el grupo de inversores más largoplacistas y con mayores rentabilidades históricas: los llamados inversores de valor y asimilados. Todos ellos son hombres: Benjamin Graham, Warren Buffett, Seth Klarman, Peter Lynch, Monish Pabrai o en España Francisco García Paramés y Álvaro Guzmán. O tomemos al grupo de economistas que cuenta con una mejor y más completa teoría para explicar lo que está sucediendo, los economistas austriacos. También casi todos ellos (con alguna muy saludable excepción) son hombres: Menger, Böhm-Bawerk, Mises, Hayek, Machlup, Röpke, Rothbard, Kirzner, Fekete, Huerta de Soto o Mike Mish.

¿Significa ello que las mujeres están incapacitadas para invertir a largo plazo con éxito y para anticipar los ciclos económicos? No, significa que hasta el momento la mayoría de inversores que se han acercado a la filosofía value o a la teoría económica austriaca han sido hombres.

Por el contrario, si nos vamos al Gobierno más desastroso de la historia de España, nos topamos con que también ha sido el Ejecutivo más paritario y en el que más responsabilidades económicas han tenido las mujeres. ¿Deberíamos llegar a la conclusión de que a mayor presencia de mujeres en nuestras carteras ministeriales, mayor catástrofe nacional? No creo que nadie digiriera bien semejante razonamiento. El problema de De la Vega, Salgado, Aído o Trinidad Jiménez no es que sean mujeres, sino que son socialistas. Pero esta tara la comparten con Corbacho, Sebastián, Moratinos y, sí, Zapatero. Ni hombres ni mujeres son inmunes al virus de la estupidez.

El origen y la persistencia de la crisis no deben buscarse en el machismo institucional tan frecuentemente denunciado por el victimismo feminista-hembrista, sino en unas pésimas instituciones financieras –la banca central monopolística de dinero fiduciario– y en una más nefasta ideología política –el socialismo. Cámbiense los dos y obtendrá políticos y empresarios responsables, hombres o mujeres. Persistan los dos, y el desastre lo tendrá asegurado, con hombres o con mujeres.

Claro que a la superflua ministra de Igualdad le interesa más desviar el foco de atención. Con otras instituciones y otro discurso político, ella jamás habría alcanzado una posición con tanto poder, privilegios y emolumentos. No por mujer, pero sí por torpeza e incapacidad. Por eso sale más a cuenta reflexionar sobre tonterías como las Lehman Sisters que sobre el papel de la banca central en una sociedad libre. (Juan Ramón Rallo/LD).

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La economía explicada por los ovarios. Es cierto, no toda la izquierda es tan imbécil.

3 comentarios:

Aurora (1) dijo...

(Va en dos comentarios porque en uno solo no entra)

No hay Administración Pública que fomente la desigualdad entre hombres y mujeres con tanto entusiasmo como este mal llamado Ministerio de Igualdad."El movimiento se demuestra andando", y esta muchachita, en su andadura ministerial, lo único que demuestra es su afán por demonizar al hombre. No pierde ocasión de intentar demostrar lo desiguales que somos: nosotras, las mujeres, somos listas, sufridas y benéficas, mientras que los hombres son egoístas, aprovechados, maléficos y bastante idiotas.

No hay nada más peligroso que un tonto (en este caso una tonta) trabajando con entusiasmo; y eso es lo que tenemos con nuestra inapreciable Bibiana.

Yo tengo ya más vida por detrás que por delante. Soy mujer, nacida en el franquismo, y he vivido rodeada de estos hombres tan denostados hoy en día por machistas y a los que nuestra ministra pretende regenerar. Tuve padre, y tíos, y aún tengo marido, hijo, hermano, primos...todos han tenido algo que ver en mi vida, y ninguno ha sido obstáculo para que yo haya estudiado una carrera, ejerza mi profesión y me considere,tan válida en lo mío como cualquier hombre en lo suyo.

No he sido ni soy víctima de ningún hombres, y en las broncas que hemos podido tener, (en tantos años han sido unas cuantas)a ninguno se le ha ocurrido jamás levantarme la mano. Que no me diga Bibiana que los hombres son agresivos con nosotras por naturaleza; al contrario, estos "machistas" siempre han considerado que pegar a una mujer es la mayor de las cobardías.

Aurora (2) dijo...

Y siempre hemos sido desiguales, por supuesto. Somos desiguales por naturaleza, lo que no quiere decir que las mujeres seamos inferiores, sino eso, que afortunadamente somos distintos. Y en esta desigualdad, creo que nosotras, por lo menos antes, llevábamos la mejor parte, puesto que teniendo las mismas oportunidades que ellos para todo (y hace ya muchas décadas que las tenemos), hemos tenido la ventaja de que, en los malos momentos, cuando ellos tienen que apretar los dientes sin flaquear, nosotras en cambio nos hemos podido permitir una lágrima, y enseguida hemos tenido al lado a un hombre que nos quiere, nos pone la mano en el hombro, y nos dice: Tranquila, yo estoy contigo... y todo parece más fácil.

Estas gaznápiras igualitarias no saben lo importante que es eso, y muy posiblemente morderían esa mano masculina que se dirigiera a su hombro. Pues peor para ellas; no saben lo que se pierden.

Anónimo dijo...

Imagino un mecánico que pretende arreglar un coche, se esfuerza, lo intenta de mil maneras pero no consigue dar con la avería, hasta que el cliente aburrido se lleva el coche a otro taller.

Y entonces llega un compañero y le dice ¿lo ves? contigo no hay manera de trabajar, y esto te pasa porque eres de Cuenca, que si fueras de Valladolid como yo,seguro que lo hubieras arreglado a la primera.

¿Qué diríamos del vallisoletano? ¿Que es gilipollas? ¿imbécil? ¿un fantasma engreído? ¿un tontoelhaba?

Quizá diríamos que es todo eso y mucho más.

¿Y qué decir de esta individua que afirma sin sonrojarse que para arreglar la economía hay que tener tetas y no pelotas? ¿Sabrá esta tipa para que sirven unas y otras?
¿Sabrá qué es la economía?