lunes, 30 de agosto de 2010

LA CASPA DE MONTILLA.













Barcelona, 30 (EP/LB).-

El presidente de la Generalitat, José Montilla, ha asegurado que el "españolismo rancio" y la derecha "casposa" lo que a su juicio fomenta el independentismo catalán,

a la vez que considera que CiU "se parece muy poco a lo que fue cuando ocupó el espacio central" del poder, y que su candidato, Artur Mas, se presenta "como el cambio, y no es ni el recambio de Jordi Pujol".
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LA CASPA DE MONTILLA.




El argumento es viejo y casposo. Se lo he oído a ciertos conocidos y amigos, catalanes y no catalanes. Se trata de lo siguiente. ¿Saben ustedes de dónde viene esta animadversión antiespañola en Cataluña? Pues viene de posturas radicales como la de Vidal Quadras.




Su españolismo rancio y casposo provocó la reacción contraria en los moderados catalanes. Aprendan lo que hay que hacer, queridos hermanos del partido popular. Bájense los pantalones (metafóricamente hablando, por supuesto) y nosotros, los catalanes, sabremos corresponder a tanta gentileza.




O sea, siempre serán unos charnegos anticatalanes de mierda. Eso está en el guión y no tiene vuelta de hoja. De lo que se trata es de que no den la murga con la libertad lingüística, la corrupción, y que no somos una nación. Lo somos desde hace siglos. Populares españolistas, no levanten la voz. Es de mal tono. Que no se note que están ahí.




A cambio, serán invitados a las cenas y saraos autóctonos. ¿Por qué? Porque sabremos que ya no darán la nota anticatalana y comerán butifarras como uno más. Como hacía Vidal Quadras y ahora pretende hacer Rosa Díez y Antonio Robles. El de 'Extranjeros en su país'. Y sigue haciendo Albert Rivera y otros traidores a la sagrada causa.




¿Lo han entendido?




Ahora podemos pasar a la segunda parte. ¿Han oído alguna vez que los musulmanes están cabreados porque los infieles occidentales ( o sea, nosotros) actuamos de manera prepotente y agresiva?




¿Saben cuál es la solución? Ya veo que lo adivina. La de los pantalones. No estoy seguro si, en este caso, se trata de una metáfora. Pero, en cualquier caso, hay que pedir perdón por ser infieles. Un ejemplo lo tenemos en Nueva York. Los islamistas asesinaron a unos tres mil norteamericanos. Y ahora, en el lugar del crimen, construirán una mezquita.




¿Imaginan qué sucedería si unos suicidas americanos hubieran lanzado unos cuantos misiles (o estrellado unos aviones) en una ciudad musulmana muy poblada y asesinado a tres mil personas? ¿Les dejarían construir un templo protestante?




Usted puede decidir vivir sin pantalones. Puede, incluso, no comprar vaselina. Puede actuar como un cobarde y arrastrarse por el suelo, pero no le servirá de nada. He dicho arrastrarse por el suelo. ¿No creerá que ceder ante los que han anunciado que quieren matarnos es tolerancia? Si lo cree ya no tiene remedio. Pero tampoco le servirá de nada.




Tal vez debería pensarlo y no esconderse debajo de sus propias mentiras.


Sebastián Urbina.


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