jueves, 30 de diciembre de 2010

ERROR DE APRECIACIÓN.







Mas deja a Rajoy con un palmo de narices

A LO LARGO de mi dilatada vida profesional no recuerdo el caso de dos partidos pertenecientes a la misma internacional y que uno de ellos se vaya al notario y firme que jamás gobernará con su correligionario. Bueno, pues eso es lo que hizo Artur Mas en las anteriores elecciones, comprometiéndose ante el electorado catalán a rechazar urbi et orbi al Partido Popular.

Ahora, después de algunas fintas, Artur Mas ha vuelto a dejar a Mariano Rajoy con un palmo de narices. Su alianza con el PSOE se ha descarnado sobre el Parlamento catalán. Además, ha incorporado a un socialista destacado a su Gobierno. Es decir, un partido de centro derecha como CiU pacta con un partido de izquierda socialista y abofetea sin piedad al otro partido de centro derecha, mofándose de su líder. En sus vaivenes partidistas, Winston Churchill aprendió muy bien cómo tratar a los sedicentes amigos.

¿Qué significa la incorporación de Mascarell al Gobierno de Mas? Pues que Zapatero ha ganado la partida. El deseo del presidente dadivoso era que Mas no venciese en las elecciones catalanas por mayoría absoluta para facilitar el pacto del PSC con Convergencia. Es el do ut des que vertebra la acción partidista, al margen del interés general. Yo te doy mis escaños en el Parlamento catalán y, tras las elecciones generales, si lo necesitara, tú me apoyas con los tuyos. Los lectores de esta canela fina que derramo sobre todos los partidos saben que en varias ocasiones he vaticinado este cuadro esperpéntico. Extraños compañeros de cama, sí. Pero de una lógica aplastante.

No le será fácil a Rajoy alzarse con el Gobierno de la nación si no se encarama al menos sobre los 172 o 173 escaños. Como ha ocurrido en Baleares, en Cantabria o, en su día, en Galicia, puede no gobernar el que venza en las elecciones generales. Para no ahuecar las poltronas del poder, los socialistas formarán, si lo precisan, un pentapartido que les permita continuar agazapados en las madrigueras monclovitas.

Tras la derrota en las elecciones del año 2004, Mariano Rajoy debió articular un lobby que le gestionara el entendimiento con CiU, el PNV y Coalición Canaria, los tres partidos periféricos de centro derecha con los que formaría una mayoría natural. No ha sabido hacerlo y, hoy por hoy, esos tres partidos están aliados con el PSOE de Zapatero. Que las cosas pueden cambiar, por supuesto. Que en el PP hay políticos capaces de negociar una situación distinta, parece claro. Por el momento, sin embargo, la vida política está ensordecida por el estruendo del bofetón que Artur Mas ha propinado a Mariano Rajoy. (Luis María Ansón/ElMundo) (E-Pésimo Auxiliar 1).

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ERROR DE APRECIACIÓN.

Luis María Ansón, a pesar de su dilatada experiencia periodística, comete un error de apreciación. A estas alturas, sorprendente.

Puede que Mas le haya propinado un sonoro bofetón a Rajoy. Puede que así debamos interpretar la incorporación de Mascarell al gobierno de Mas. A pesar de las descalificaciones del PSC a su antiguo militante.

Pero la cuestión importante es otra. No es la primera vez que critico a Rajoy por su tipo de oposición. Es cierto que los socialistas zapateriles lo hacen tan mal que Rajoy puede esperar a que caiga el gobierno como fruta madura. Pero, aunque así fuera (y eso se verá en las urnas) la dignidad del principal partido de oposición y el respeto que debe a los electores, empujan a otra conducta. ¿Cuál?

Aunque no es cierto que el PP no haga nada y que no haya formulado ninguna propuesta, debería haber trabajado mucho más la comunicación con los ciudadanos, en general, y sus electores, en particular. Y cantar a los cuatro vientos el programa que está dispuesto a llevar a cabo, si gana las elecciones. Y no renunciar al debate ideológico con el gobierno zapateril. Esta renuncia ha sido, y es, un grave error. De ahí que no tenga confianza en él.

Pero no tiene razón L.M. Ansón. No se trata de que Rajoy tuviera que hacer funcionar un lobby para 'ganarse a CIU, PNV y Colalición Canaria. No necesitamos lobbies. Ya sabemos lo que hay que hacer. Dar más que Zapatero. A costa de los españoles. Bajarse los pantalones ante las minorías chantajistas.

Esta actitud la han tenido el PP y el PSOE (cada uno con su cuota de responsabilidad) pero las circunstancias han cambiado. A peor. Estamos mucho más cerca del precipicio. Por tanto, cualquier cesión nos acerca más al desmoronamiento de España. A tal efecto, recomiendo el libro de Alberto Recarte, 'El desmoronamiento de España' y, una vez más, 'El Estado fragmentado' de Sosa Wagner.

Por esta vez, aplaudo a Rajoy. ¿Llegar al gobierno a cualquier precio? Rajoy conseguiría (aunque ya sé que no le importa) mi desprecio. Como ya lo tiene Zapatero, al que no le va a importar ceder lo que sea para mantener el sillón. Pero ya sabemos que, para él, la nación (la española) es un concepto 'discutido y discutible'. Por eso no le espanta a Zapatero caminar hacia la Confederación y ceder más y más. Y romper las costuras de la Constitución.

Ya dijo que se las arreglaría para dejar sin efecto los aspectos de la sentencia del Constitucional, sobre el Estatuto de Cataluña, que molestaran a los catalanistas. ¡Faltaría más!

En un país civilizado y democrático, Zapatero estaría fuera del gobierno. Pero España no es un Estado de Derecho. O por decirlo más suavemente. Es un Estado de Derecho muy imperfecto. Y que apesta.


Espero que Rajoy rechace esta deriva anticonstitucional y antiespañola. No, señor Ansón. La bofetada sonora se la dará Zapatero a los españoles. Una vez más. Usted, que acaba de escribir un artículo en el que llama a Zapatero, 'embustero'. Y con toda razón. Pues es esto, y más. Ya debería saberlo.


Sebastián Urbina.


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