martes, 17 de mayo de 2011

ESPAÑA. PAÍS DE IDIOTAS











ETA: la depredación
No a todo el mundo le gusta el cine de miedo. Pero todos los españoles, nos guste o no, vemos a diario una película de terror llamada ETA, que empezó en 1958 y no ha terminado. De los protagonistas de esa siniestra película sabemos quiénes son, qué opinan, cómo se justifican, cómo viven, qué estrategias usan, qué armas prefieren.

Durante años los asesinos etarras han empleado el victimismo para venderse como luchadores por la libertad de un pueblo oprimido. Esa cínica propaganda es un doble juego en el que ellos, los asesinos, dicen ser también las víctimas. Entre tanto, las verdaderas víctimas, los centenares de españoles asesinados sorpresiva y cobardemente por ellos, parecían no existir.

Hoy las cosas están cambiando. En la manifestación organizada este sábado en Madrid por Voces contra el Terrorismo, las asociaciones de víctimas han gritado juntas contra ETA. Ortega Lara, que pasó casi dos años secuestrado en un zulo etarra, criticó con dureza la decisión del Tribunal Constitucional de legalizar Bildu, la última máscara política del entramado etarra.

España es el único país que financia su propio terrorismo. En su recién publicado libro ETA, SA, Mikel Buesa nos habla de la economía depredadora de los terroristas: subvenciones, indemnizaciones, gastos en seguridad policial, pérdidas materiales. Y ahora que van a estar en las instituciones políticas, la financiación será directa. El hecho de que en la Universidad Complutense exista una cátedra de Economía del Terrorismo, que dirige Buesa, indica hasta qué punto la ETA sabe no sólo matarnos, sino también depredarnos.

Al militante del PSOE Fernando Buesa lo asesinó la ETA hace ocho años junto al escolta Jorge Díez. En su libro Mikel Buesa recuerda a su hermano Fernando y nos exige "afrontar la reclamación de justicia que, día tras día, presentamos los que hemos sido víctimas del terrorismo". Los depredadores de la ETA han dado un paso más. Cuanto más nos quitan, menos tenemos nosotros.

Gabriela Bustelo. La Gaceta

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