miércoles, 19 de septiembre de 2012

LA MENTIRA DEL EXPOLIO








 La mentira del expolio fiscal.




EXPOLIO fiscal, O ES POLIO. cat
(Subtítulo: ‘Miente que algo queda’)


Convergència denuncia el «expolio fiscal» a Cataluña con la ayuda de economistas de prestigio.
La Fundació Catdem (Fundación de Convergència Democràtica de Catalunya) ha denunciado a través de un vídeo lo que ha calificado como «expolio fiscal» que sufre Cataluña por parte de España.

«¿Imaginas lo que Cataluña podría hacer si no tuviera este régimen fiscal?»

La campaña, que lleva el nombre de «StopEspoli» (Stop Expolio), se puso en inicio el día previo a la multitudinaria manifestación independentista, que sacó a cientos de miles de personas a la calle en Barcelona el día de la Diada.

La fundación está distribuyendo el vídeo a través de una aplicación para teléfonos móviles y webs, en el que varias personalidades de prestigio relacionadas con el mundo de la educación y la economía defienden en inglés su idea de independencia.

Entre estas personalidades se encuentra el conseller de Economía, Andreu Mas Colell, que declara en su discurso que «la presión fiscal sobre Cataluña» le impide ser «el motor económico que el sur de Europa necesita». Un argumento con el que justifican una mayor demanda de autogobierno e independencia financiera.
«¿Imaginas lo que Cataluña podría hacer si no tuviera este régimen fiscal? Un mes sin él y todos los niños catalanes podrían tener comidas gratis durante un año», asegura la investigadora del Centro de análisis económico de políticas sociales (CAEPS) y decana de la Facultad de Economía y Negocios de la Universidad de Barcelona (UB), Elisenda Paluzie. Mientras Guillem López Casasnovas, profesor de Economía aplicada en la Universidad Pompeu Fabra (UPF), afirma que «pedir que se pare este expolio fiscal no es un acto de egoísmo. Es una necesidad vital para la reactivación económica de Cataluña». (ABC).

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Cataluña 2012-09-13

Independencia y mentiras

 

Ya no es hora de advertir. Quien no se haya despertado a estas alturas, no lo hará nunca. El nacionalismo catalán ha logrado el éxito más increíble. No me refiero a las 300 ó 600.000 personas sacadas a la calle, sino haberlo hecho envuelto en aires de libertad y pose de víctimas con un discurso profundamente reaccionario, sin que nadie parezca percibirlo como tal. Ese es su peligro, y no su número. De ahí la superioridad moral que exhiben contra la progresividad fiscal sin ni siquiera ruborizarse. Y sin que la izquierda y los sindicatos digan ni mu. Bueno, en realidad personajes como Pepe Álvarez de UGT sí dicen, pero a favor de todos los mantras nacionalistas. Un mafioso no serviría mejor al señor que le paga el bocadillo.

Ha cristalizado una confianza infinita en el sueño de la independencia. Ya no respetan el tabú que hacía de la secesión un abismo. De tanto traspasar la línea roja sin que haya consecuencia alguna ni reproche, han acabado por creerse de verdad que pueden alcanzar el sueño. Se han vuelto inmunes a la responsabilidad, todo les parece posible sin coste alguno. Una gran mentira, pero ¿quién se quiere ocupar de esa nimiedad cuando al otro lado de una simple manifestación está la tierra prometida?

No se sienten con ningún deber ético ni democrático con el resto de ciudadanos españoles, ni les importa un carajo la separación de poderes. Ellos están por encima de ellos, porque la democracia es española. Hasta el respeto a ésta pasa por el adjetivo catalana: sólo es democracia si es catalana. Por eso incumplen cualquier sentencia que cuestione su construcción nacional.

Si ese medio millón de personas tuviera frente a ellos a los socialistas del PSC, al resto de la izquierda, y junto a los liberales no nacionalistas plantaran batalla, esa manifestación de esteladas, con sus marchas de antorchas encendidas, sólo sería la ultraderecha tópica y racista de cualquier país europeo actual. Un peligro, sin lugar a dudas, pero reducido a la nada por la oposición poderosa de la razón y los valores de la libertad.

Desgraciadamente, no estamos en ese escenario democrático, sino en el de los típicos contextos fascistas (postmodernos). No tienen oposición. Han alcanzado la hegemonía cultural y con ella se ha disparado el desprecio por todo cuanto no es idéntico a ellos mismos. Cuando hace años denuncié en una conferencia en la Universidad de Salamanca que el ejército de Cataluña eran los maestros y los periodistas, me dijeron de todo. Hoy ese ejército ha envenenado la mente y el corazón de dos generaciones de jóvenes y ha desatado los instintos más resentidos de los humillados por el franquismo. El monstruo pronto exigirá a sus creadores el tributo envenenado de pesadillas que le inocularon para arrastrarle a asustar a Madrid.

Pero la realidad es tozuda. El independentismo miente, manipula nuestras emociones y nos convierte en irresponsables. Dentro de la masa, todos se sienten inmunes. Pueden decir y hacer cuánto se les antoje. Y llevar adelante las peores empresas. Incluso contra sí mismos.

Políticos y periodistas son lo mismo en Cataluña: Mònica Terribas, la exdirectora de TV3, y actual consejera delegada y editora del diario independentista ARA, citaba al catalanista Joan Sales en el acto institucional de la Diada del 11 de septiembre: "Desde hace 500 años los catalanes hemos sido unos imbéciles". Y se preguntaba con voz engolada: "¿Se trata, pues, de dejar de ser catalanes? No, se trata de dejar de ser imbéciles".
  • Jugar a la puta y a la ramoneta durante 30 años con el resto de españoles y presentar al catalanismo de CiU como un sincero colaborador del Estado, eso sí que es tomarnos por imbéciles.
  • Asegurarnos que España nos roba, mientras CiU ha esquilmado 3,3 millones de euros del Palau de la Música, y Felix Millet sigue en la calle, eso sí que es tomarnos por imbéciles a los ciudadanos catalanes.
  • Asegurarnos que el expolio fiscal es el culpable de los 48.000 millones de déficit y no el despilfarro y la desastrosa gestión del gasto público de los diferentes gobiernos de la Generalitat, eso sí que es tomarnos por imbéciles.
  • Difundir que Cataluña se puede separar de España sin traumas y seguir en la Unión Europea, cuando la realidad jurídica es que se quedaría fuera de la UE, y su retorno sería complicadísimo por tener que ser admitida por unanimidad ­–cuando Francia, por ejemplo, sería la primera interesada en que no cundiera el ejemplo en Córcega, la Bretaña, Aquitania, el Rosellón o el País Vasco francés–, eso sí que es tratarnos a los ciudadanos catalanes como imbéciles. O reconocerlo, como ha hecho Jordi Pujol, para añadir a continuación "que no sería tan grave", eso es tomarnos por imbéciles y con recochineo.
  • Encizañar a los catalanes con el expolio fiscal sin contraponer las ventajas del mercado español como cliente, y los peligros de perderlo, eso sí que es tomarnos por imbéciles.
  • Lograr convencernos de que estudiar en la lengua materna era un derecho humano inalienable cuando los niños catalanohablantes eran obligados a estudiar en castellano, y decirnos lo contrario ahora, para impedir que tengan ese mismo derecho a estudiar en la lengua materna los niños castellanohablantes, eso sí que es tomarnos por imbéciles.
  • Ocultar que, una vez fuera de Europa, nadie aseguraría las pensiones de nuestros jubilados, porque no hay dinero ni para los gastos corrientes del mes que viene, eso sí que es tomarnos por imbéciles.
  • Hacernos creer que una vez logrado el Estado propio, la cohesión social sería aún mayor porque la lengua catalana sería la única oficial y habríamos salvado la cultura catalana, cuando semejante racismo cultural provocaría el enfrentamiento, eso sí que es tomarnos por imbéciles.
  • Vendernos que la democracia consiste en el derecho a decidir, incluso por encima de la separación de poderes, la constitución y el cumplimiento de las sentencias judiciales, eso sí que es tomarnos por imbéciles.
  • Decirnos que lo primero es la independencia y después ya veremos, eso sí que es tomarnos por imbéciles y jugar con nuestra hacienda y nuestras vidas.
  • Convencernos de que si Cataluña se separa de España, igualmente podría seguir jugando la liga de fútbol con ella, eso sí que es tomarnos por imbéciles; o lo contrario, que si nos separamos –para los nacionalistas no existe el principio de contradicción– el Barça y el Español jugarían siempre la champions leage, eso sí que es tomarnos por imbéciles.
  • Enzarzarnos con el resto de españoles, insultarlos, despreciarlos, y pretender que sigan comprando nuestros productos, eso sí que es tomarnos por imbéciles.
  • Pretender convencernos de que con la independencia las tensiones sociales se reducirían a cero, nuestra hacienda pública acabaría con el paro y la renta per cápita se dispararía, cuando es con ella donde empezarían las frustraciones, la inestabilidad, la desconfianza de los mercados, y los odios entre los excluidos por el nuevo orden, eso sí que es tomarnos por imbéciles.
  • Enseñar que la Guerra de Sucesión a la corona de España fue una guerra entre España y Cataluña y sacralizar a Rafael de Casanova por morir heroicamente en el cerco a Barcelona de 1714, cuando lo hizo a los 82 años como un español más, eso sí que es tomarnos por imbéciles.
  • Difundir que salimos a la calle dos millones de personas, cuando matemáticamente es imposible que en el espacio ocupado quepan más de 600.000, eso sí que es tomarnos por imbéciles.
"No hay manera de llevar adelante un Estado propio sin una hacienda propia", acaba de decir Oriol Pujol ayer por la mañana en RAC-1 para seguir jugando a la puta y la ramoneta con España y preparar la secesión de Cataluña. El presidente del Gobierno ya lo sabe. Cualquier cesión insolidaria con el resto de españoles, será empleada para la secesión.

P.D. No han ganado la guerra, sólo una batalla, la de la propaganda y la sugestión. España aún no ha hecho nada en estos 30 años. Han avanzado como el ejército alemán en Polonia. Sin oposición alguna. Es hora de que el presidente del Gobierno y el líder de la oposición dejen sus tentaciones partidistas y se unan para contrarrestar tanta demagogia. España debe movilizar a sus líderes culturales, políticos, económicos y deportivos. La guerra populista que nos preparan la están ganando con el control de los medios de comunicación y la escuela. Despierten. O mañana será tarde. Nada está perdido. Todo es posible todavía.

 (Antonio Robles/ld).

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EL INVENTO DEL EXPOLIO A CATALUÑA.

Ya sabemos que a los nacionalistas catalanes les encanta quejarse y últimamente ejercen su cansino victimismo alrededor de la cuestión económica. Nos hablan de un supuesto «déficit fiscal» de 16.409 millones. Pero, ¿cómo calculan esos pobres políticos expoliados esta cantidad? Al lector le propongo adentrarse en un viaje hacia los artificios contables utilizados por el nacionalismo catalán en el cálculo de la balanza fiscal de Cataluña. En primer lugar, elevan artificialmente los impuestos pagados en Cataluña, sumando a los impuestos pagados por ciudadanos catalanes impuestos pagados por ciudadanos del resto de España que compran productos catalanes. 

Lo admiten en su último informe: «El IVA pagado por un ciudadano de Oviedo a un comercio de Mataró se imputa a Cataluña». Así de claro. Si un ciudadano del resto de España compra un producto a una empresa catalana, el IVA lo ha pagado de su bolsillo el ciudadano del resto de España, pero CiU lo contabiliza a Cataluña. En segundo lugar, suman a la baja los gastos que el Estado hace en Cataluña o que benefician a los catalanes.

 Por ejemplo, CiU considera que el gasto que el Estado hace en las embajadas españolas por el mundo no beneficia a los catalanes con la excusa literal de que «no hay ninguna delegación de Exteriores en Cataluña». Es un argumento grotesco. Las embajadas españolas las pueden utilizar todos los españoles por igual, ya sean catalanes, gallegos o asturianos, con independencia de que la sede del ministerio esté en Madrid. 

Y en tercer lugar, CiU engorda artificialmente el déficit fiscal de Cataluña con Madrid en miles de millones correspondientes a fondos de Europa que gestiona Bruselas y evidentemente no Madrid. La balanza fiscal de Cataluña realizada por CiU esconde ficciones y trucos por doquier. Convivencia Cívica Catalana lo ha puesto de relieve con detalle en «Las trampas de la balanza fiscal de Cataluña».

(José Antonio Martinez Tortosa/La Razón).

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jueves, 15 de septiembre de 2011

Otra mentira nacionalista: "El expolio fiscal"

Siempre me ha parecido curioso como personas que no tienen ni idea de economía, hablan de ella como si fueran catedráticos. Y me ha parecido llamativo también como la gente, que nunca cree lo que dicen los políticos (y hacen bien), sin embargo sí creen (y ciegamente) en lo que dicen los nacionalistas, como si de la verdad absoluta se tratase.

Estos dos puntos me llevan al tema del famoso expolio fiscal catalán y el discursito de "España nos roba" (cuando ellos mismos forman parte de España... ¿Se roban a si mismos?).

La primera aberración es dividir el conjunto de los impuestos de las personas físicas y  jurídicas (sociedades), solo entre las personas físicas (habitantes de un territorio). Lo explicaré con un ejemplo para que todo quede claro:

Los impuestos pagados por la Caixa en la Balanza Fiscal aparecen como si los hubieran pagado exclusivamente los residentes en Cataluña. ¡Qué ricos somos y cuanto pagamos a Hacienda!... además el impuesto sobre el beneficio obtenido por la Caixa, con un 60% de socios fuera de Cataluña, aparece como si solo lo pagaran los residentes en esta comunidad.

Como se ve aquí, el PIB de Cataluña (igual que el de otras comunidades) está hinchado, dado que muchas empresas tienen la sede social en esta comunidad y toda la facturación la hacen aquí, cuando realmente, entre el 64% y el 58% de los beneficios de las empresas que facturan en Cataluña, son por beneficios del resto de España.

Solo con esto ya se desmonta su discurso, pero ahora explicaré como se contradicen diariamente por conveniencia y porque saben que la gente no se informa demasiado.

Las provincias de Lérida, Gerona y Tarragona, son receptoras netas de fondos del Estado (reciben más de lo que aportan), por lo que es la provincia de Barcelona la que soporta todo el déficit fiscal de Cataluña con respecto al resto del estado (la provincia de Barcelona genera el 75% de la riqueza de Cataluña, paga el 79% de los impuestos y acoge el 74% de la población, pero solo recibe el 66% de las inversiones... ¿Lérida, Tarragona y Gerona expolian a Barcelona? Oh Dios mío! Barcelona se tiene que independizar de Cataluña!!!) Resulta sorprendente que algunos dirigentes nacionalistas vayan a comarcas de Lleida, Tarragona o Girona a lamentar un supuesto expolio fiscal cuando estas comarcas son precisamente receptoras netas de fondos del resto de España. 

¿Por qué el Gobierno catalán exige al Gobierno central que invierta en Cataluña de acuerdo con su PIB y el mismo Gobierno catalán, año tras año, no invierte en la primera provincia catalana de acuerdo con su PIB?

Todo esto sin contar las otras muchas cosas que perjudicarían económica y socialmente a Cataluña al separarse de España...
Todo por los votos. Cuanto más grande es la mentira, más gente se lo cree.

Javier Torres  (Balansat)

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