jueves, 27 de diciembre de 2012

CACA. CAT

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     (Caca. cat. En la foto puede verse el primer rollo de papel higiénico tipo 'Resistant perfumado-humedecido. cat' especialmente diseñado para la Generalidad catalana y altas personalidades del Oasis. ¡Hay que respetar las peculiaridades nacionales!
     
     Se hará todo lo posible para atender las necesidades catalanistas pero el output es constante y creciente. ¡Virgen de Monserrat!)
     
     
     
     
     
     
     
    Carta de Julio Ariza, editor
    La lucrativa farsa del independentismo catalán JULIO ARIZA
    El pegajoso magma engendrado para cubrir de silencio la corrupción, desde los prolegómenos de las inversiones en las olimpiadas de Barcelona 92, ha llenado de rubor a las personas decentes que callaban y sufrían la presión de los rateros.

  • Años de podredumbre acumulada comienzan a supurar por los pequeños huecos que se van abriendo en estas últimas semanas. Desde que Maragall denunciara en sede parlamentaria que el verdadero problema de Convergencia se llamaba 3%, la sociedad catalana libre espera ir conociendo los mecanismos de enriquecimiento fraudulento de sus héroes de mantequilla.
    Se descubrió el pastel

    El diario El Mundo abrió la caja de los truenos en plena campaña electoral publicando un informe de la UDEF en el que se concretaban datos y hechos que desde hace años estaban en la rumorología de las calles de la Barcelona más informada. Pero en Cataluña no existen medios de comunicación que escapen del poder de los políticos y la corrupción no corre el riesgo de la publicidad. La impunidad está garantizada y el dinero público para cebar la complicidad, también.

    La opacidad y el sigilo sobre cómo Pujol Ferrusola Jordi acumulaba coches de gran lujo por valor de millones de euros; sobre la rentabilísima venta de Europraxis de Pujol Ferrusola José a la españolísima Indra; sobre las operaciones financieras con comisiones millonarias de Pujol Ferrusola Olegario a través de Drago Capital; sobre los mármoles; sobre los jardines de doña Marta; sobre los hoteles; sobre los viajes a Suiza y a Andorra; se ponían ahora delante de los ojos de aquellos catalanes todavía dispuestos a ver.

    El Palacio de La Moncloa no era ajeno ni desconocía este proceso que se iniciaba. Moragas y Senillosa informaban a Gallardón y Rajoy de lo que iba a ir apareciendo en los medios. El Presidente no quería ni oírlo, pero lo oía. Mientras, Fernández, atrapado entre su entrega sin condiciones a sus amigos soberanistas, con los que ha compartido casi todo, y su lealtad a quien le ha hecho ministro, trataba de no acabar calcinado.

    Cherchez la femme! María Victoria declaraba ante Pablo Ruz: fue testigo de la recogida de bolsas con billetes de 500 euros en los bancos andorranos, la Banca Mora, y de su transporte e ingreso escoltado por simpáticos mossos. Era la actividad del hereu, Jordi Pujol Ferrusola, hombre activo e inquieto y, al parecer, muy excitante. Ella, Victoria, era el primer pero no el único testigo que optaba por tirar de la manta catalana. La verdad por fin comenzaba a abrirse paso. Otros testigos ofrecen coordinadamente sus declaraciones a los jueces de la Audiencia Nacional: empresarios, ex financieros, constructores y promotores son ya el caldo de cultivo de lo que las próximas semanas irá desvelándose.

    Andorra y Suiza son las naciones del nacionalismo pujolista amigo de Fassanas y Blancobalines, de los Campeón, Palau, ITV, Pretorias, Gürtel, todos con común denominador. El primero de ellos, Gianfranco Fassana, sin duda resultará pieza clave de todo el entramado de salida de capitales en el que coinciden personajes de las más variadas procedencias. Todos con las mismas técnicas y turbios y desalmados intereses. Los Massot, Vilarrubí, Sumarroca o Suqué podrán explicar sus intensas e interesantes relaciones con el poder convergente. Drago Capital y Olegario no podrán cambiar alquileres por protección ni deprisa ni despacio. Porque ahora el asunto no va a ser quién elabora los informes, sino cuánto han cobrado Convergencia y sus dirigentes por comisiones ilegales y cuál es el patrimonio que ha amasado la familia Pujol Ferrusola y los hermanos Mas.

    Un pegajoso magma
    Los pueblos del Lejano Oeste gobernados con mano de hierro por un cacique y sus caprichosos mujer e hijos son imagen casi perfecta de una forma de entender y practicar el poder en una comunidad como Cataluña en los últimos 30 años. Eso sí: sin revólveres, sólo con TV3. El sheriff que practica las detenciones a conveniencia de sus padrinos. El juez corrupto que usa su cargo para combatir a los posibles “enemigos políticos” mientras hace la vista gorda con las tropelías de sus amos.

    Los vaqueros crueles que acosan sin piedad a los que no se allanan a los intereses del cacique o los asesinos a sueldo contratados por una buena paga cuando el adversario demuestra fortaleza o tozudez en su oposición a la arbitrariedad, todos ellos son personajes a los que en nuestra sociedad política catalana pueden ponerse nombres sin demasiada imaginación.

    El pegajoso magma engendrado para cubrir de silencio la corrupción, desde los prolegómenos de las inversiones en las olimpiadas de Barcelona 92, ha llenado de rubor a las personas decentes que callaban y sufrían la presión de los rateros. En aquel tiempo el acuerdo multipartido para repartirse el momio olímpico constituía el inicio de una manera de ser y de mandar que hoy es norma. Convergencia se ha situado siempre en el lugar preciso para ser rodrigón imprescindible para los sucesivos Gobiernos en Madrid, tanto del PP como del PSOE.
    Las sucursales catalanas de los dos grandes partidos nacionales, sus líderes y sus programas políticos, eran moneda de cambio habitual y perdían a cada pacto su credibilidad. Nadie podía aspirar a dirigir el PP catalán si no se ponía al servicio de los intereses y el proyecto nacionalista. El círculo del poder era indestructible.

    Convergencia tenía muy claras las ideas para conservar e incrementar su influencia. Para empezar, Gobierno sin oposición en Cataluña; si no tenían mayoría absoluta, el PP o el PSOE darían su soporte gratis. Después, capacidad para condicionar presupuestos e inversiones en Madrid. Control del Ministerio de Industria y Energía colocando al frente personas de su entera confianza y garantizando su fuerza en las empresas reguladas más importantes, donde sus peones harían lo debido. Intermediación onerosa entre las grandes compañías catalanas y las instituciones del Estado. Y, cómo no, el 3% de Maragall. El uso del Consejo General del Poder Judicial como basurero donde colocar a personajes deleznables, como el corrupto juez Estevill, no era más que la guinda de ese apestoso pastel de estiércol.

    Andorra era siempre el verdadero país amigo. Allí descansaban habitualmente los frutos de tan opacos pero sustanciosos negocios. Personajes de todos los colores ideológicos, algunos hoy en puestos más que relevantes, abrían sus cuentas antes de darse un festín en una de esas maravillosas bordas andorranas. La condición para estar en la pomada era sólo una: ser de los “nuestros”.

     Los periodos electorales daban una medida exacta de las atípicas relaciones de los dirigentes nacionales con sus colocados regionales. El presupuesto para las campañas, siempre escaso, llegaba diezmado por manos amigas que prestaban servicios precontratados a precio de oro. Las visitas de los dirigentes producían bochorno a los militantes honrados por las cuestionables formas de ocio proporcionadas por el líder local de turno a sus honorables huéspedes. Paradigma de lo que describo eran las visitas de Fraga a Pujol y la consiguiente foto para La Vanguardia en cuanto comenzaba la campaña electoral.
    No hay mal que 100 años dure...

    Jorge Fernández, Enrique Lacalle o Paco Marhuenda sabían en todo momento dónde y cómo alojar y obsequiar a sus ilustres huéspedes. Así durante 20 largos años, mientras se garantizaban prebenda tras prebenda en la cúpula del partido, en la zona Franca, en la Diputación de Barcelona o en cualquier otra menudencia. Ellos engordaban y el partido languidecía; ellos crecían y los derechos y las libertades de sus correligionarios menguaban.

    Así hemos llegado hasta hoy. Dicen que no hay mal que 100 años dure ni cuerpo que lo aguante. Parece que algo de luz puede abrirse paso después de tanta oscuridad. Eso del amor a su tierra era una patraña, una añagaza, la tapadera perfecta para imponer su voluntad y llenarse los bolsillos. El paro y la miseria de tantos catalanes va a dejar caer la venda de quienes se creían gobernados por patriotas y hombres íntegros. Seguro que muchos tardan en entender todo esto, pero el fin está ya comenzando.

    El espejismo de una Cataluña feliz y próspera a base de desgajarse de su auténtica identidad española y de enfrentarse a sus compatriotas españoles puede desvanecerse si los actos de corrupción generalizada son conocidos por una opinión pública que recupere su seny y su espíritu crítico. Muchos catalanes de buena fe van a poder entender claramente para qué sirve la alocada búsqueda de independencia. Los caciques no toleran contrapesos a su poder ni jueces ni policías ni periodistas. Con las dosis adecuadas de dinero y amenaza, palos y zanahorias, su despotismo y su control sobre la sociedad estaba garantizado. Pero ahora el Fiscal General del Estado puede dar una medida definitiva de su profesionalidad, de su independencia y de su auténtico compromiso con la justicia. Él verá.

    LA GACETA va a estar a la altura y en la punta de lanza de la denuncia de toda esta porquería. Hoy es posible inyectar un chorro de aire fresco en la adormilada sociedad catalana. No tienen tamaño de bandera suficiente para tapar todos los desmanes que impunemente han practicado desde el más puro estilo mafioso de ejercicio del poder.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Sebastián,

Vale, estoy de acuerdo con Ariza. Pero para mi la gran pregunta es ¿ por qué en estos 30 años de mega corrupción nacionalista no se ha hecho nada ? Dicho de otra manera: ¿ Acaso el nacionalismo vasco no es una cloaca bien tapadita para que no salga nada ?
A ver, que nos expliquen esto.

Saludos. Misael