miércoles, 30 de enero de 2013

LA VOZ DEL PUEBLO











CARADURAS PROFESIONALES Y LA VOZ DEL PUEBLO.



En su visita a la metrópoli, desde la colonia catalana, Mas dirá al Rey y a Rajoy que 'no pueden silenciar la voz del pueblo' .



El 6 de Diciembre de 1978, en el referéndum celebrado en toda España, Cataluña tuvo una participación del 67’91%. Y los votos a favor de la Constitución española alcanzaron el 90’46.



Muy superior al Estatuto de Autonomía catalán, por ejemplo.



En este contexto histórico nos dice don Arturo Mas que ‘no se puede silenciar la voz del pueblo’. Rostro de pedernal.



Han necesitado más de treinta años de manipulación de las conciencias, por medio de la radio, prensa, televisión, sistema de enseñanza y subvenciones, para modificar, al gusto del separatismo catalanista, ‘la voz del pueblo’. Hasta conseguir que balara.



Con la inactividad y/o complacencia, repulsiva y despreciable, de los socialistas y populares. Me quedo corto. Cada uno con su cuota de responsabilidad.



Los separatistas siguen vomitando su bazofia demagógica gracias, en mucha parte, a la cobarde y estúpida inacción del gobierno de Rajoy. Más o menos como han hecho siempre. Sólo que ahora estamos al borde del precipicio.



¿Tendrán suficiente dignidad política, el Rey y el Presidente del Gobierno, cuando el separatista catalán trate de explicarles, en 'Madrit' de qué va la cosa?



El esperpento debería terminar. Ya.

Sebastián Urbina.

xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxx



DON ARTUR Y EL PUEBLO.



Artur Mas ha advertido que "la última palabra no la va a tener el Tribunal Constitucional" y que si las sentencias de los recursos presentados "desnaturalizan" el texto, CiU propondrá "formalmente al pueblo de Cataluña" una consulta, porque en su opinión la democracia tiene "cierta preeminencia" sobre la ley. "A eso tenemos derecho, a que el pueblo que aprobó el Estatut se vuelva a pronunciar". 


Antes de preguntarnos qué es democracia, preguntémonos por la opinión de Don Artur. ‘La democracia tiene cierta preeminencia sobre la ley’. No sea diablillo Don Artur. Diga sin tapujos: ‘La democracia tiene cierta preeminencia sobre la ley democrática’. ¿Qué quiere decir? ¿Quiere decir, Don Artur, que la ley no es democrática? Prefiero no creer estas cosas de don Artur. ¿Quiere decir que la democracia populachera, tipo Hugo Chávez (que usted quiere copiar), tiene preeminencia sobre la ley democrática?


¿Qué es democracia? Seguramente Don Artur intuye, a través de su sangre catalana, la esencia del pueblo democrático catalán. Yo me limitaré, más modestamente, a señalar algunos rasgos que, habitualmente, se reconocen como propios de esta forma política. Algunos textos son de ayuda, incluso para don Artur. Por ejemplo, ‘La democracia’ de R. Dahl (del que tomaré las características definitorias); ‘La democracia después del comunismo’ de G. Sartori; ¿Qué es la democracia?, de A. Touraine, o el clásico ‘¿Por qué democracia?’ de Alf Ross, entre otros muchos.


Veamos unas características de la democracia que, tal vez, no satisfagan a don Artur. La democracia ofrece oportunidades para: 1) Participación efectiva; 2) Igualdad de voto; 3) Alcanzar una comprensión ilustrada; 4) ejercitar el control final sobre la agenda (o sea, que cuestiones deben tratarse); 5) Inclusión de los adultos.
La pregunta es ¿no se dan en Cataluña estas circunstancias? ¿Es la política, en Cataluña, de tan bajo nivel que no se alcanzan estas exigencias democráticas básicas? Si la respuesta es negativa, habrá que realizar serias reformas políticas para incorporar a Cataluña al mundo de la democracia. Por cierto, si es así, ¿qué titulo político ostentan los políticos catalanes que actualmente gobiernan? ¿Dictadorzuelos? ¿Sátrapas? ¿Príncipes del Principado?


En el caso de que Cataluña  (es decir, sus ciudadanos) disfrutara del sistema político democrático ¿a qué viene esta extemporánea apelación al pueblo? ¿Qué es el pueblo, don Artur? Porque parece que hasta ahora las decisiones políticas, en Cataluña, no habrían sido adoptadas según los típicos mecanismos democráticos de participación indirecta de los ciudadanos, eligiendo a sus representantes. ¿O sí? 


Si la respuesta es afirmativa, los políticos catalanes están legitimados para tomar decisiones. Si la respuesta es negativa, ¿qué legitimidad tienen los gobernantes catalanes actuales? Y si la respuesta sensata es la primera ¿a qué viene esta apelación a instancias externas a los procesos democráticos reconocidos por la legislación democrática vigente? ¿No le basta? ¿O solamente le basta si le dan la razón? Parece que don Artur quiere apelar al pueblo y no a los ciudadanos. Pueblo como rebaño indiferenciado, frente a ciudadanos diferenciados, cada uno con su propia opinión y su voto.


Don Artur y sus amigos nacionalistas organizarán un macrobotellón-nacionalista, en el que se dirá (por los altavoces) que el Tribunal Constitucional atenta contra los derechos inalienables y eternos del pueblo catalán. Si no les dan la razón, cosa que está en el aire en el momento de escribir estas líneas. En estos momentos mágicos, de fervor patriótico y de victimismo dolorido, sonará la música de Lluis Lach. Preferiblemente, ‘L’Estaca’. Mejor al caer la noche, cuando el sol veraniego ha abandonado las sagradas montañas del Oasis y el silencio anega las almas de arrebato lacrimoso. Se encenderán velitas, y hombro con hombro, entrelazadas las manos, se apelará al pueblo. Aprovechando el momento, es conveniente hablar de 1714 y la guerra de Sucesión. Rugirá el respetable. ¡No nos moverán! En catalán, por supuesto.


¿Quién es el siguiente? Que pase el pueblo vasco. ¡No se apretujen! Los demás pueblos que esperen turno. Todo llegará. Los escritos de agravios y ofensas varias, deben ser depositados en el buzón del Comité de Nacionalidades Oprimidas. Por triplicado y en cualquier idioma que no sea la lengua de Franco.


Terminemos con unas cuantas vulgaridades analíticas. Primero, ‘pueblo’ puede referirse a todos,  o una parte de un grupo, por razón de etnia, lengua, u otras propiedades. Segundo, ‘pueblo, también puede referirse a un subgrupo. Por ejemplo, los charnegos. Tercero, ‘pueblo’, puede no identificarse con nada de lo dicho anteriormente sino con una entidad colectiva.


¿Qué es una entidad colectiva? Puede definirse como elemento común a los individuos que pertenecen a una especie que, se supone, es independiente de los individuos. Lo grave es que algunas doctrinas, como el nacionalismo, atribuyen personalidad moral a estos entes, haciéndolos titulares de intereses. La nación es el típico ejemplo. Más aún, sr. Mas, supuestos titulares de intereses metafísicos que estarían por encima de los derechos y obligaciones de las personas de carne y hueso.


Entramos así en las concepciones colectivistas en las que la nación o el Estado, o ambos, adquieren un status ontológico propio y autónomo. Dado que esto es una filfa, un engaño, se trata de que ciertos individuos (como Don Artur y demás camaradas) hagan pasar sus propios intereses como si fueran los intereses de este animal metafísico, la nación, el pueblo, o el Estado. Es decir, tradición totalitaria en versión catalana. ¡Facha el que no bote!

Sebastián Urbina.
(Septiembre 2012)

 



No hay comentarios: