jueves, 18 de abril de 2013

MARIANO, EL PASMADO.


  •  (Se rumorea que esta es la cara que puso Mariano cuando le hablaron de un ejército. cat

    Tranquilos, estamos en buenas manos.

    PD. Montoro está negociando con los separatistas catalanes, algo así como poner el déficit 'a huevo'. O sea, al gusto de Arturo. De momento, no hay noticias de que le hayan pegado algún escopetazo. Yo que sé, tal vez estén de maniobras. cat)








    ¿Unos exércits de Catalunya?

    Uno de los objetivos principales de la Transición política española fue el logro de la concordia nacional, superando los fantasmas de la desunión que desembocaron en la Guerra Civil, que podría decirse que, con todas las excepciones y peculiaridades, fue una cuádruple confrontación: la ideológica –derechas contra izquierdas–, la económico-social –ricos contra pobres–, la religiosa –católicos contra anticatólicos– y la territorial –nacionales contra nacionalistas–.

     La voluntad de todos los actores políticos de aquellos años de no repetir nunca más la experiencia cruel y traumática de la guerra contribuyó grandemente a que la Constitución de 1978 fuera llamada precisamente por muchos “de la concordia”. Pero el precio que hubo que pagar fueron algunas ambigüedades y contradicciones, por ejemplo, el Título VII en materia económica y, sobre todo, el Título VIII de la organización territorial del Estado. Este último punto ya se anunció desde el principio, con la abstención del PNV en el referéndum de 1978, como indicador de que no todos aquellos fantasmas que nos habían llevado a la guerra habían sido conjurados.

    Muchos pensaron que las lagunas, indecisiones y vaguedades de la Constitución se superarían con lo que se llamó la lealtad constitucional, pero el tiempo transcurrido nos ha mostrado que desde el primer día hubo actitudes marcadas por una deslealtad profunda, que ahora, en plena crisis moral, económica e institucional del país, emergen con virulencia tanto más visible cuanto más muestras de debilidad ofrece no sólo la potestas, sino también la auctoritas política del Estado.

    Por eso no tiene que sorprender que se haya deslizado hacia el conocimiento público el documento que contiene el esbozo de unas hipotéticas Fuerzas Armadas catalanas. Si sus autores e inspiradores hubieran querido, este documento habría permanecido en la sombra; pero se conoce que han calculado que la sociedad española y el Gobierno están lo bastante debilitados y abúlicos como para que no sea nada probable la menor reacción que estorbe la ruta que se han trazado de ir creando estructuras soberanas, por más que hoy por hoy sean sólo de papel.

    Podrá parecer a algunos que el texto del Centre d’Estudis Estratègics de Catalunya es un ejercicio de ensoñación pueril de unos nacionalistas utópicos que juegan a los servicios secretos y batallitas de guardarropía. Pero este tipo de cosas, como suele decirse, se sabe cómo empiezan, pero no cómo terminan, que suele ser bastante mal, sobre todo si no se mata a la serpiente en el huevo. (La Gaceta)

1 comentario:

Anónimo dijo...

Sebastián,

A continuación de poner la cara-pasmao, Mariano se dijo, "yo no voy a contravenir el espíritu de concordia de la transición, por tanto... Montoro, afloja los diners, para que siga el entendimiento entre los pueblos y pueblas del muy plural estado expañol." ¡ Ele ! ¡ Eso sí que es sentido de estado y altas miras venidas de un gran estadista !

La pregunta es ¿ en qué rejonazo, de los que nos va a pegar Montoro, va incluida la partida para costear el ejército de fer país ?

Saludos. Misael