jueves, 19 de septiembre de 2013

YO DIRÍA QUE SON GENTUZA.




 (¿Es aceptable decir que el Partido Popular, con mayoría absoluta por decisión de los votantes españoles, es un partido 'facha y golpista'?

Pues eso es lo que defienden El País, Cebríán y Rubalcaba. 

¡Vóteles! ¡Son el progreso sin regreso!)








LA CATALUÑA DE CEBRIÁN Y RUBALCABA.

De entre todas las felonías que se han escrito en torno a la manifa de la Diada, hay una especialmente sangrante. Se trata del editorial de El País del lunes 16-S, un editorial con el que el Grupo Prisa, siempre acostumbrado al “tiene que ser como yo digo”, traspasa una peligrosa línea roja: la del juego democrático

No por el contenido del escrito en sí, que viene a ser un sucedáneo abigarrado de las tesis de Pere Navarro o del federalismo asimétrico del Financial Times, que tanto monta, monta tanto, sino porque se refiere al PP, formación que gobierna la nación y además con mayoría absoluta, como partido “golpista”.  
El editorial tacha de fascista al Ejecutivo de los populares por el mero hecho de ajustarse al mandato constitucional en la cuestión catalana y elogia a todos aquellos que promulgan una reforma de la Carta Magna con el fin de posibilitar el cacareado referéndum. En resumidas cuentas: el mundo al revés.

“Entre los remedios falaces, algunos sugieren el uso de la fuerza o la suspensión de la autonomía”, señalaba. “Esa apelación carece de encaje jurídico en la Constitución, pues no hay en plaza rebelión fáctica institucional alguna, por lo que el uso de los artículos 8 o 155 tendrá contornos golpistas. (…) Conviene recordar a los fabricantes de estas recetas autoritarias su extremada inconveniencia práctica. (…) Urge una serie de medidas (…) sobre financiación, infraestructuras y reconocimiento lingüístico e identitario (…) y su canalización a través de reformas del ordenamiento constitucional”. Palabra de Cebrián.

El País lleva mandando en España desde 1976, fecha de su fundación. En estos años, sus páginas siempre se han erigido en una especie de tablas de la Ley, donde el desaparecido Polanco venía a ser Dios y Juan Luis Cebrián su Moisés. Ellos, con la ayuda de los Gregorio Marañón, Matías Cortés y otros, nos decían cómo debía ser el modelo de Estado, la Corona, el Gobierno y hasta la familia; y nos advertían: si no cumples, caerán sobre ti las plagas bíblicas. Aznar no cumplió y Polanco vaticinó que estaría en el poder “seis u ocho meses”. Duró dos legislaturas. Aznar nunca les cayó en gracia. Rodrigo Rato era otra cosa.

El tema mollar del asunto reside en que el grupo Prisa ya no pertenece a la familia Polanco, sino a Santander y La Caixa. Habrá que preguntar ahora a estos bancos qué opinan de las maniobras del diario de su propiedad para desestabilizar al Estado y dar alas al proceso secesionista. Un sistema de lobotomía cerebral que parece sacado del magín de Anthony Burgess, autor de La naranja mecánica

Igual que TV3 emitió durante la Diada la película El patriota, un documental sobre la historia de la estelada y la filmografía de ese Orson Welles catalán llamado Joel Joan, o utilizaron a niños en horario infantil para fomentar el independentismo y el odio a España, pues bien, igual que la televisión pública catalana se vale de artimañas peores que el Nodo, El País ha empezado a extender la idea de que el Gobierno se equivoca, de que España se equivoca, de que, para regocijo de Pere Navarro (PSC), habría que reformar la Constitución, permitir el referéndum y legitimar al nuevo president de la Generalitat, que ya no es Artur Mas sino Carme Forcadell, la jefa de la Asamblea Nacional Catalana (ANC).

Es la tesis a la que se ha abonado el PSOE de Rubalcaba. Así lo dejaron entrever el expresidente del partido, Manuel Chaves (“España vive en un Estado cuasi federal y no pasa nada por impulsar todavía más ese federalismo”), y el secretario general del PSC, Pere Navarro (“queremos una consulta legal y acordada siguiendo el modelo de Escocia”), en el foro de El Confidencial “El socialismo en España, ¿un camino de rosas?”. La perenne crisis de identidad que sufren los socialistas hace que acaben siempre encamados con los nacionalismos. Básicamente, por instinto de supervivencia.

El exministro Corcuera, que no es un Azaña de la oratoria pero se le entiende, ha puesto voz a todos aquellos militantes del PSOE que aborrecen la nueva deriva del partido: “La Constitución tiene muchas dificultades para ser modificada. Esas dificultades las puso la izquierda porque temía que una mayoría de la derecha cambiara luego lo que tanto había costado construir. (…) Y ahora el PSOE quiere suprimir el artículo que dice que la soberanía nacional está en manos de todos los españoles. ¿Me quieren decir qué artículos vamos a cambiar de la Carta Magna para dar pie al Estado federal?”.

En la acera de enfrente, léase Génova 13, la cosa no está mucho mejor. Pretenden que los independentistas se cuezan en su propia salsa ante las amenazas de la UE y la fuga del mundo del dinero. Es el modus operandi de Rajoy: esperar y ver. Arguyen que la tensión secesionista es inferior a la de hace un año y, seguramente, superior a la del próximo ejercicio. Pero dar hilo a la cometa no siempre funciona. La inacción alimenta el independentismo. Cada día que pasa hay más catalanes que quieren salirse de España.  


 Mientras se discute si son galgos o podencos, Cataluña se va. España no parece haber tomado conciencia de la gravedad de la situación, más allá de las fruslerías de Mas y las bravuconadas de Junqueras. Hasta que un día llegue el indefectible choque de trenes. Ya lo decía el exministro y expresidente de RTVE Alberto Oliart: “El nacionalismo español es un león permanentemente dormido, pero que, cuando se despierta, ruge y mata”. 
 (Nacho Cordero/El Confidencial)


2 comentarios:

Herejes sin Fronteras dijo...

ya sabe usted que ser progresista significa buscar y desear el progreso....sólo y exclusivamente de los que piensan como ellos y chupan de la misma teta antes llamada España (ahora "este país")

Sebastián Urbina dijo...

Así es.