jueves, 28 de noviembre de 2013

DE NAZIS Y CATALANISTAS.









DE NAZIS Y CATALANISTAS.

Ni Artur Mas ni sus socios parlamentarios de la Esquerra resultan ser nazis. Bien al contrario, ejercen de nacionalistas catalanes y se conducen en todo momento como nacionalistas catalanes. Porque no es nazi, sino genuinamente catalanista, esa pedagogía del odio institucionalizado que ha convertido España y lo español en el enemigo externo contra el que cualquier exceso parece permitido. Igual que tributario del más ortodoxo nacionalismo catalán, que no del nazismo, resulta el descrédito del Estado de Derecho inducido desde la misma Presidencia de la Generalitat, máxima representación del Estado en la plaza. Y tampoco bebe del nazismo, sino de la tradición local, el recurso a la movilización callejera en tanto que instancia legitimadora por encima –y al margen– del orden legal. ¿Nacional-socialismo germánico? Qué va, nacionalismo catalán en estado puro.

Al igual, por cierto, que la tipificación de la discrepancia frente al discurso identitario como una suerte de quintacolumnismo acreedor de justo escarmiento público. O esa escenografía obsesiva, omnipresente liturgia onanista plagada de himnos, mástiles y banderas por todas partes. No, claro que no son nazis, pero cómo ignorar el parentesco con el paisaje moral y urbano del Berlín de los años treinta. Por lo demás, tampoco los comisarios del CAC y los guionistas de TV3 prestan sus servicios a la causa bajo un retrato de Goebbels. Y sin embargo, tanto los silencios cómplices de los unos como los exquisitos eufemismos de los otros invocan su memoria sin cesar. Repárese al respecto en la hagiografía de los terroristas de Terra Lliure que no ha tanto emitió la televisión nacionalista. Ni el más aventajado discípulo de Goebbels hubiese mejorado la faena.

Así, a decir de TV3, los comandos de Terra Lliure estaban integrados por asépticos activistas que solo se vieron envueltos en doscientas "acciones armadas". Como el activista Josep Serra, que, ante la complaciente mirada del director del documental, explicaría como sigue la acción sobre Jiménez Losantos:

En un determinado momento las cosas se tienen que parar y, por tanto, hacía falta un cierto nivel de violencia respecto a esa gente, entre otras cosas porque nada más entienden ese lenguaje.
Reténgase la estudiada elección de los tiempos verbales por parte del activista Serra. "Las cosas se tienen que parar", "solo entienden ese lenguaje". Todo en presente, un aviso a navegantes. Y por si aún quedaran dudas entra la audiencia, otro respetable activista, Jaume Fernández Calvet, aclaraba acto seguido que la "acción" sobre Losantos se redujo a una "detención" seguida del "posterior escarmiento". Y el CAC, mudo. No, no son nazis. Pero lo parecen tanto…

(José García Dominguez/ld) .


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CAC 2013-11-26

Cuando TV3 equiparaba a Hitler con el PP



El celo censor del CAC se desborda con cualquier alusión a la similitud de las doctrinas separatistas del nacionalismo catalán con regímenes totalitarios. Aunque sus atribuciones fundacionales remiten al ámbito territorial de Cataluña, el órgano de control mediático de la Generalidad ha elaborado un denso informe en el que acusa a diversos comunicadores del resto de España de establecer este tipo de paralelismos.

 Sin embargo, es la propia cadena pública de la Generalidad de Cataluña la que utiliza del nazismo para denigrar a los partidos contrarios a su ideología. El ejemplo más notorio es una parodia de mensaje electoral emitido en el programa Polònia unos días antes de las últimas elecciones catalanas.

En esta pieza, subida a Youtube el 16 de noviembre de 2012 en la cuenta oficial de TV3, aparece un actor caracterizado de Adolf Hitler que pide el voto de los catalanes. Ambientado en una playa, en el spot aparecen repetidamente grupos de gaviotas mientras el remedo de Hitler realiza todo tipo de acciones destinadas a integrarse en el sentir del pueblo catalán tal y como lo entiende TV3. El Führer come calçots, lleva barretina y baila la sardana con mejor o peor fortuna (algo imposible de determinar en una danza tan peculiar y sincopada), espectáculo que de haberse ofrecido en cualquier cadena española hubiera causado apoplejías de distinta gravedad en los dirigentes de la Generalidad y sus órganos de control mediático.

Al final de este video graciosísimo, mientras Hitler sigue bailando la sardana, una voz en off recomienda a los espectadores:
Piensa bien a quién votas. Él también ganó unas elecciones.
El mensaje acaba con el rótulo:

Este podría ser un spot electoral del PP... y del PSOE.

Como los miembros del Consejo Audiovisual de Cataluña están muy atareados revisando las grabaciones de los programas informativos de las cadenas nacionales, se les debe de haber pasado este documento que "banaliza" el nazismo y "relaciona a instituciones democráticas con regímenes totalitarios", según la acusación formulada en el documento emitido este martes. El error es doblemente grave porque los firmantes del documento aseveran expresamente que la programación de TV3, 8TV, La 1, Telecinco y Antena 3 no presenta contenidos que respondan al objeto de ese informe. No sé el resto de cadenas mencionadas, pero TV3 sí lo hace, y además de manera especialmente injuriosa. En el enlace que figura en el presente texto tienen la prueba, recogida tras apenas cinco minutos mirando en internet.

En un par de días puedo darles a los miembros del CAC material para una enciclopedia que contribuya a paliar su fijación wagneriana. Sólo tenemos que llegar a un acuerdo previo sobre la cuantía de la subvención.

 (Pablo Molina/ld).

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 NAZIS DE ATREZZO.

La denigración de España es tan habitual en Cataluña que al menos tres generaciones de catalanes la perciben como un fenómeno atmosférico, como si, en cierto modo, se tratara de uno de esos calabobos frente a los que uno no cree necesario guarecerse. En el caso de los medios de comunicación catalanes, no obstante, el empapamiento no guarda relación con la sutileza de la llovizna, sino con su carácter antediluviano. Desde que tengo uso de razón, España y todo aquello que llevara el lacre de lo español (un gobernador civil, sí, pero también una soleá o una cereza del Jerte) han estado imbuidos de un halo de maldad que les ha hecho acreedores, como poco, de una broma fugaz e inaplazable, de esas que se zanjan con la mitja rialleta.

Una de las formas más distinguidas de ese desprecio por España es el afán de redención, actitud que, como saben, se funda en la presunción de que el redimido es inferior al redentor, así con las putas como con las países. No, no sólo me refiero a Cambó, al Maragall de la "Oda a España" o a su nieto, el de la Oda al 3%. La misericordia catalana para con lo español alcanza al mismísimo David Fernández (Don Sandalia, sí), que va alardeando por ahí que él no tiene nada contra las gentes del resto del Estado, como si el grado evolutivo de esos especímenes no fuera suficiente para captar la mucha bonhomía que entraña la demolición del Estado por el que son ciudadanos en lugar de boletaires.

Pero lo habitual, ya digo, es que esa superioridad se exprese de una forma más indisimulada y chabacana. Y que, si la escaramuza rebasa el umbral de lo que una sociedad como la catalana, fervorosamente enferma, considera tolerable la reprimenda no vaya más allá de los cinco minutos en la silla de pensar. ¿Recuerdan el programa Bestiari Il·lustrat, en el que aparecía un individuo que simulaba tirotear al rey de España, a Salvador Sostres y a Fèlix Millet? Pues bien, esto es lo que dijo el CAC en aquella ocasión, acaso más impelido por las circunstancias ambientales, eso que Cruyff, en uno de sus hallazgos, llamó el entorno, que por la moralidad de sus consejeros:

La violencia que caracteriza el universo creativo del invitado se refería sólo a las palabras, como también [sic] las armas eran de atrezzo.
Una disculpa, en efecto. Tras un benévolo "hombre, hombre…", tan eufónicamente entonado como lo haría Serrat, la Junta de Censores exhibía los presuntos atenuantes a que, en todo caso, había de acogerse el catalanismo ante el obvio linchamiento que estaba sufriendo Domínguez a manos del españolismo. Así discurren.

Numerosos opinantes de signo nacionalista han señalado en más de una ocasión el riesgo que entraña banalizar el fascismo. No puedo estar más de acuerdo, y así mismo lo he hecho constar más de una vez. Emparentar Cataluña con el nazismo es un error, sí. Ocurre, no obstante, que esta misma semana el coche de Victoria Fuentes, dirigente de C’s en Tarragona, amaneció embadurnado de mierda. Se trata, por cierto, de la misma Victoria Fuentes a la que un tipo, tras identificarla como militante de ese mismo partido, propinó un puñetazo durante unas fiestas de pueblo, a principios de julio. Y claro, a eso hay que ponerle un nombre. Y el nombre que más se le aproxima no es otro que nazismo. Siempre, claro está, que las palabras no sean de atrezzo.

En cualquier caso, esos opinantes saben perfectamente de qué les hablo, tanto como Artur Mas sabía de qué le hablaba Maragall cuando le espetó que tenía un problema. No en vano, y por más que esa estrategia retórica resulte temeraria, también ellos la utilizan. Así, por ejemplo, el periodista Vicent Partal, director de Vilaweb, trató de explicar, en sesión continua, por qué el PSC basculaba hacia el fascismo, yermo habitado por el PP y C’s; achacó la fabricación de pruebas contra la familia Pujol (¿?) a "la marca del franquismo"; o acusó a los dirigentes del PP de ser "franquistas sin franquismo". Del mismo modo que Salvador Cot, director de Nació Digital, emparentó a PP, C’s y Falange dos días antes del 12-O; o convino, con el dibujante Jap, en que la curva de A Grandeira en que descarriló el tren de Santiago era, en efecto, una curva Marca España. ¿Y qué, le faltó decir?

A ellos, por descontado, el CAC no les levantará la mano.
(Si creen que lo que antecede es pura demagogia, ya les digo yo que no: la demagogia viene ahora. El presupuesto de la Junta de Censores para 2014 es de 5,2 millones de leuros, que diría Carlos Herrera, de los que casi 700.000 corresponden a altos cargos. O lo que es lo mismo: estos seis individuos se repartirán 700.000 -más 200.000 para colaboradores-. El segundo de la columna de la izquierda se parece sospechosamente a Daniel Sirera, pero yo sigo diciéndome que no, que es imposible que sea él.

(José María Albert de Paco/ld).

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El CAC actúa contra emisoras sobre las que no tienen competencias fiscalizadoras, sin embargo, nunca ha actuado contra los medios públicos y privados de Cataluña que hace años que divulgan el discurso del "España nos roba" .

(Periodista Digital)
 

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