miércoles, 12 de febrero de 2014

EL FRACASO DE LOS PARTIDOS TRADICIONALES.



(Parece que la mayoría de los políticos y alrededor del 50% de los electores- según se informa- piensan que el partido (FN) de Marine Le Pen es una amenaza para la democracia. Sin embargo, el 34% de los franceses le votan. Y la mayoría son obreros.


En España, no tenemos un partido de estas características. Sin embargo, la estupidez política, en España, es aún más intensa que en Francia. Destacados intelectuales, como Alain  Finkielkraut, Pascal Bruckner, André Glucksmann y otros, han puesto a caldo al ‘pensamiento políticamente corrrecto’ que impera, también, en Francia.

 

En España, estos destacados intelectuales franceses, serían tachados de ‘extrema derecha’, tal es la estupidez política que nos invade. El penúltimo ejemplo lo hemos vivido con la aparición del nuevo partido político ‘VOX’, tachado de ‘extrema derecha’ por periodistas como Federico Quevedo, Manuel Hidalgo y otros que cuyo nombre no vale la pena acordarse.

 

Tal vez no quieran darse cuenta del hartazgo que producen los políticos, en general. De ahí que un partido como (FN), sea el partido de los obreros. El ‘pensamiento políticamente correcto’ debería creer que un partido así, ha de ser el partido de los señoritos. Pues no. ¿Por qué los obreros se van a la derecha?

 

Respuesta ‘políticamente correcta’. Se ha vuelto fachas. O esta otra: ‘Están alienados’. O bien, ‘están enfermos’, que es una forma de alienación, porque, según la Vulgata marxista, lo más idiota es que un obrero vote a la derecha. Todavía no se han dado cuenta de que los idiotas son ellos.

 

 Cualquier cosa menos reconocer que las conductas y las propuestas de la gran mayoría de políticos (de derecha o de izquierda, para simplificar) decepciona y desagrada a mucha gente. En Francia, al 34% de los electores. De momento.

 

Aunque no tiene sentido equiparar Francia con España, hay elementos comunes. Por ejemplo, el fracaso del bipartidismo, es decir, el fracaso de los partidos tradicionales. ‘La derecha y la izquierda’. Han tenido 35 años para arruinar España y hacer que mucha gente esté desengañada de la democracia. Y esto es muy grave. En realidad, España es una partitocracia. Ya pueden decir que son de derechas, o de izquierdas. Da igual. Lo vemos con las políticas de Rajoy. Es el propio sistema partitocrático el que apesta.

 

En España, necesitamos regeneración democrática. Por ejemplo, reforma de la ley electoral, para que los partidos nacionalistas no estén injustamente sobrerrepresentados. Recordemos: en las elecciones generales de 2008, el PNV obtuvo 300.000 votos y consiguió seis (6) escaños. UPyD obtuvo 303.000 votos y consiguió un (1) diputado. Un verdadero escándalo.

 

Por tanto, recentralización de, al menos, las competencias de sanidad, educación y justicia. Absolutamente prohibido transferirlas, en todo o en parte. Temporalmente, o no.

 

Adelgazamiento de la administración. España ocupa, entre funcionarios y empleados públicos, 3.300.000 personas. Con 47 millones de habitantes. Alemania, con 84 millones de habitantes ocupa menos de 800.000 funcionarios y empleados públicos.

 

Limitar drásticamente las subvenciones. Y disminuir, drásticamente, la corrupción. Haciendo todas estas cosas no aparecerían partidos como el de Marie Le Pen.


Esto para empezar. Pues bien, no solucionar estos problemas produce decepción y enfado. El siguiente paso es la abstención o el voto a partidos que ofrecen otras soluciones. O las prometen. Como el caso del (FN) francés. Hablamos siempre de partidos con programas dentro de los límites de las Constituciones democráticas. Histerias del rojerío aparte, ningún tribunal ha prohibido al (FN) participar en el sistema democrático francés. Pero el enfado y el hastío de los electores pueden ir más lejos. ¡Cuidado!

 

En resumen, los partidos tradicionales ya no asustan a mucha gente diciendo: ¡Que viene la extrema derecha! Hay muchos ciudadanos hartos. Los partidos tradicionales tendrán que cambiar, o esta tendencia seguirá aumentando. Que no miren a otra parte buscando responsables, que se miren a ellos mismos.)

 

Internacional

El Frente Nacional se consolida como el partido de los obreros franceses

juan pedro quiñonero / corresponsal en parís
Día 12/02/2014 – (ABC)

Según los últimos estudios sociológicos, un 34 por ciento de los franceses dicen “adherir” a las ideas del Frente Nacional (FN) de Marine Le Pen. Es la cota de estima más alta de la extrema derecha en las últimas décadas. Paradójicamente, casi un 50 por ciento electorado francés piensa que el FN es una “amenaza” para la democracia.

El “recentraje” político consumado por Marine Le Pen parece calar profundamente en la sociedad francesa. Según los últimos sondeos de opinión, el FN es el segundo o el tercer partido de Francia, en las intenciones de voto para las próximas elecciones municipales (marzo) y europeas (junio). Los modelos políticos electorales franceses, en las elecciones legislativas, municipales y regionales han impedido, hasta ahora, que ese capital político creciente se transforme en una presencia semejante en las instituciones políticas francesas.

Sin embargo, la adhesión total o parcial de un fragmento creciente de la sociedad francesa se está transformando en un proceso de gran e imprevisible calado, ya que el FN ha crecido y quizá continúa creciendo gracias al desencanto de los electorales comunistas, socialistas y conservadores.
El FN es desde hace años el primer partido entre los obreros franceses. Desde hace una década, un 30 o un 32 por ciento de los obreros franceses votan al FN del Frente Nacional. Durante el quinquenio presidencial de Nicolas Sarkozy (2007 – 2012) y los primeros veinte meses del mandato presidencial de François Hollande, el nuevo FN de Marine Le Pen ha crecido gracias al desencanto de una parte significativa del electoral conservador y moderado de la Unión por un Movimiento Popular (UMP), el partido de Nicolas Sarkozy.

Europa y el racismo son, por ahora, los temas capitales que “frenan” relativamente la ascensión del FN. Marine Le Pen comparte con su padre una hostilidad agresiva hacia Europa y el euro. Marine Le Pen ha “recentrado” el discurso expresamente xenófobo y racista de su padre, Jean-Marie Le Pen. Pero esa cuestión sigue siendo un tabú absoluto para la parte central de la sociedad francesa. De ahí la aparente paradoja: un 34 % de electores dicen respaldar al FN, mientras que un 50 % considera que ese partido es una amenaza para la democracia.

 (AFP/ABC)

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