miércoles, 21 de mayo de 2014

NO HAY PEOR CIEGO...












NO HAY PEOR CIEGO QUE EL QUE NO QUIERE VER.

(Los mismos errores de siempre. Esta vez le toca a Luís María Ansón. En este artículo, termina diciendo:

 una reforma constitucional razonable que incorpore al sistema a las nuevas generaciones. A la vez, se podría establecer para Cataluña una fórmula que hiciera posible su continuidad en el conjunto de España sin traumas ni violencias.’

Me parece muy bien que se incorpore al sistema a las nuevas generaciones. Aunque me gustaría saber qué propone Ansón para este objetivo.

Lo que más sorprende es la última frase. ¿Cómo es posible que una persona de la amplia experiencia política de Ansón cometa este palmario error?

La continuidad de Cataluña en España no necesita reformas constitucionales. Es suficiente que se cumpla la ley. ¿Tan bajo hemos caído que aplicar la ley se considera un agravio? Si así fuere el problema no sería de los catalanes sino de los dos grandes partidos supuestamente nacionales. 

Por otra parte, es un grave error hablar de ‘los catalanes’. Mas, Junqueras, Pujol y compañía no son, afortunadamente, ‘los catalanes’. Hay unos catalanes que son y se sienten españoles, además de catalanes, que han sido abandonados por los partidos supuestamente nacionales PP/PSOE. Y este abandono va de la mano de la casi desaparición del Estado español en Cataluña. Para no molestar a los separatistas. En fin, una fracaso histórico del PP/PSOE.

Finalmente, no hay reforma constitucional que valga si las competencias educativas siguen en manos de los separatistas catalanes. ¿Tan difícil es entenderlo?

Lo siento, pero lo repetiré una vez más. El periodista y escritor barcelonés Félix de Azúa, antes de marcharse a vivir a Madrid con su familia, declaró a la prensa: ‘No queremos que nuestra hija sea enseñada en el odio a España’.

Es sólo un ejemplo entre muchos.

¿Tan ciego está Luis María Ansón?





LA VÍA DE LA REFORMA CONSTITUCIONAL

Mariano Rajoy lo ha dicho con claridad: “Hay una puerta abierta para aquellos que no están conformes con el actual estado de cosas: iniciar los trámites para una reforma de la Constitución”. España es un país libre y, por mucho que se discrepe de los soberanistas catalanes, nada habría que reprochar legalmente a los que propugnan la secesión de Cataluña si acatan la Constitución y se someten a lo que en el texto de la Carta Magna se especifica.

El Gobierno no ha sabido difundir de manera eficaz el contenido del artículo 168 de la Constitución. Para reformar nuestra Carta Magna en sus aspectos sustanciales, quien proponga esa reforma deberá obtener los dos tercios de los votos del Congreso y a continuación la misma proporción en el Senado. Después se procederá de forma inmediata a convocar elecciones generales y la propuesta reformista deberá ser aprobada por los dos tercios del nuevo Congreso y del nuevo Senado. A continuación se celebrará referéndum nacional para que decida definitivamente el pueblo español. Los catalanes ejercerían así su derecho a decidir junto al resto de los españoles.

Parece claro que la secesión de Cataluña sería rechazada en el primer envite en el Congreso de los Diputados, como ocurrió con el Plan Ibarreche. En cambio, los dos grandes partidos podrían ponerse de acuerdo para impulsar una reforma constitucional razonable que incorpore al sistema a las nuevas generaciones. A la vez, se podría establecer para Cataluña una fórmula que hiciera posible su continuidad en el conjunto de España sin traumas ni violencias.
  
(Luis Maria Ansón/El Imparcial)

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