miércoles, 9 de julio de 2014

FALSEDADES SECESIONISTAS.


 (Y eso que no incluimos que Miguel de Cervantes, Erasmo de Rotterdam, Teresa de Ávila, Leonardo da Vinci, Cristóbal Colón y muchos otros, eran catalanes.)








DEL 11 AL 13 DE JULIO EN RIPOLL

Un congreso contra las falsedades secesionistas

Javier Algarra
Miércoles, 9. Julio 2014 - 11:29
Académicos e historiadores catalanes abordarán las auténticas raíces históricas de Cataluña que contrapondrán a la versión que la Generalitat presentó en el simposio 'España contra Cataluña'.

Mientras los activistas del secesionismo organizan los actos del “tricentenario”, tratando de implantar la idea de que Cataluña era una nación independiente que se enfrentó a España en 1714, diversos académicos catalanes han preferido participar en el Primer Congreso de la Catalanidad Hispánica que, los próximos días 11, 12 y 13 de julio, abordará en Ripoll las auténticas raíces históricas de Cataluña. Un seminario que contrapondrá los datos históricos a la versión que la Generalitat presentó en el simposio titulado “España contra Cataluña”

Lo que hoy conocemos como Cataluña es un territorio que forma parte de la Península Ibérica, cuya historia, pareja a la del resto de España, se ha visto salpicada por la presencia de diversos pueblos. Griegos y cartagineses fueron los primeros en dar personalidad a la península, que adquiriría muchas de sus actuales características con la romanización. 

A lo largo de los siglos de dominio del Imperio Romano, Hispania adquirió las costumbres, religión y leyes impuestas por la metrópoli, que dotó a estas tierras de servicios públicos, como calzadas, acueductos, termas y alcantarillado; de infraestructuras culturales, como anfiteatros, circos y teatros; y de organización económica, como la reforma agraria o la repoblación de territorios. 

De la Hispania Romana perduran ciudades como Tarraco, la actual Tarragona; Augusta Emérita, hoy Mérida; o Itálica, la actual Santiponce, cercana a Sevilla; todas ellas, patrimonio histórico español, así como multitud de vestigios en forma de murallas, acueductos, calzadas, ánforas, monedas y hasta teatros y anfiteatros en un razonable estado de conservación.

En el siglo V de nuestra era, con la caída del Imperio Romano, los visigodos se adueñaron de la península instalándose, en primer lugar en la Tarraconense en el 410, cuyo territorio incorporaron al Reino de Tolosa en el 475, bajo el reinado de Eurico, que acabaría trasladando su gobierno a Toledo.

La conquista musulmana daría un vuelco a la totalidad del territorio. Los Omeya se hicieron con el control de la casi totalidad de la Península, salvo una zona de pequeña resistencia marginal en las montañas del Norte. Para salvaguardar el Imperio Carolingio, los francos tomaron, en el último cuarto del siglo VIII lo que hoy conocemos como comarcas pirenaicas de Gerona, y, en el 801, la zona de Barcelona, para crear una frontera, llamada Marca Hispánica, que impidiese el avance musulmán hacia el Norte. 

A finales del siglo IX, fue un monarca carolingio quien designó a Wifredo el Velloso, noble descendiente de una familia de Conflent, conde de Cerdeña y Urgel, primero, y de Barcelona y Gerona, después. Ese sería el origen de los Condados que hoy llamamos catalanes. De esa época datan los monasterios de Ripoll y Sant Joan de les Abadesses. 

Durante el siglo X, los condados se sacudieron del dominio carolingio y entraron en la sociedad feudal en el siglo XI, sacudidos por la violencia señorial que arrolló a los campesinos. Los Condados se dividieron en multitud de señoríos, que acabarían otorgando su fidelidad a Ramón Berenguer I, cuyo Condado de Barcelona pasaría a formar parte de la Corona de Aragón, por la boda de Ramón Berenguer IV con Petronila de Aragón en 1150. En el segundo cuarto del siglo XIII, la Corona de Aragón incorpora a sus territorios las Islas Baleares y el Reino de Valencia.

El matrimonio de Fernando II de Aragón con Isabel la Católica, reina de Castilla, celebrado en Valladolid en 1469, supone el inicio de España tal como la hemos conocido en siglos posteriores, y que es fruto de la unión de diversos pueblos íberos que llegaron a la Península en el Neolítico y la incorporación de tribus celtas en el 900 a.C.

La construcción de un mito

Despreciando todo este bagaje común, los activistas del secesionismo han tratado de articular unos anales que pudieran justificar una presunta historia de Cataluña al margen del resto de España. Para ello, han escogido un acontecimiento que se produjo en los inicios del siglo XVIII: un enfrentamiento dinástico en la Guerra de Sucesión Española que colocó a los partidarios del Archiduque Carlos de Austria -la Corona de Aragón, incluida Cataluña, salvo el Valle de Arán y algunas ciudades- frente a los seguidores de Felipe V de Borbón

En el Tratado de La Haya de 1701, Inglaterra, el Sacro Imperio Romano Germánico y las Provincias Unidas de los Países Bajos, potencias partidarias de Carlos de Austria, se unieron en una alianza militar para enfrentarse a España y Francia, que apoyaban a los Borbones. Aunque en Cataluña, al igual que en el resto de España, se aceptaba inicialmente a Felipe V, finalmente, los dirigentes de la burguesía prefirieron alinearse con el candidato de los Austrias que, instalado en Barcelona, reconocieron como Carlos III

Eso llevó al enfrentamiento en Barcelona, con la rendición de los austracistas el 11 de septiembre de 1714, fecha convertida en la festividad de la Diada, que la hagiografía nacionalista pretende justificar como un supuesto enfrentamiento de los catalanes luchando por su independencia contra el resto de españoles. Una falsedad que el nacionalismo ha convertido en ignorancia de las nuevas generaciones y ha alimentado con actos de todo tipo, como el simposio organizado por la Generalitat en 2013 bajo el título de “España contra Cataluña”.

Redescubrir la catalanidad

Para analizar los hechos históricos con rigor, y evitar que se generalice la ignorancia acerca de lo que realmente ocurrió, el congreso “Redescubir la catalanidad: pasado, presente y futuro”, organizado por la asociación “Somatemps”, contará con la presencia de destacados académicos: Emili Boronat, profesor de Historia de la Universidad Abad Oliva; Josep Alsina, historiador; Xavier Barraycoa, politólogo y ex profesor de la Universidad de Barcelona; Carmen Cortés, profesora de Filosofía del Derecho en la Universidad Abad Oliva; Óscar Uceda, historiador; Eduard Escartín, profesor de Historia de la Universidad de Barcelona; Jordi Canal, profesor en la École des Hautes Études en Sciences Sociales de París; Fernando Sánchez-Costa, historiador y diputado autonómico; Joaquim Coll, historiador y articulista; y Jordi Cabanes, profesor universitario y presidente de “Somatemps”.

Las jornadas finalizarán con una visita al santuario de Montgrony, en la comarca del Ripollés, tierras que dieron origen al mito del Conde Arnau y a la leyenda del Conde Otger Cataló, personaje imaginario al que los escritores de la Renaixença, en el siglo XIX, atribuyeron los orígenes de Cataluña, al recuperar esas tierras, con ayuda de los Nueve Barones de la Fama, de manos de los sarracenos.

También está prevista una visita al monasterio de Ripoll, fundado en 880 por Wifredo el Velloso, el último conde de Barcelona designado por los francos y el primero que legó sus tierras a sus hijos, en lo que sería el origen de los primeros condados catalanes.  
 (La Gaceta)
DEL 11 AL 13 DE JULIO EN RIPOLL

Un congreso contra las falsedades secesionistas

Javier Algarra
Académicos e historiadores catalanes abordarán las auténticas raíces históricas de Cataluña que contrapondrán a la versión que la Generalitat presentó en el simposio 'España contra Cataluña'.
Mientras los activistas del secesionismo organizan los actos del “tricentenario”, tratando de implantar la idea de que Cataluña era una nación independiente que se enfrentó a España en 1714, diversos académicos catalanes han preferido participar en el Primer Congreso de la Catalanidad Hispánica que, los próximos días 11, 12 y 13 de julio, abordará en Ripoll las auténticas raíces históricas de Cataluña. Un seminario que contrapondrá los datos históricos a la versión que la Generalitat presentó en el simposio titulado “España contra Cataluña”.
Lo que hoy conocemos como Cataluña es un territorio que forma parte de la Península Ibérica, cuya historia, pareja a la del resto de España, se ha visto salpicada por la presencia de diversos pueblos. Griegos y cartagineses fueron los primeros en dar personalidad a la península, que adquiriría muchas de sus actuales características con la romanización. A lo largo de los siglos de dominio del Imperio Romano, Hispania adquirió las costumbres, religión y leyes impuestas por la metrópoli, que dotó a estas tierras de servicios públicos, como calzadas, acueductos, termas y alcantarillado; de infraestructuras culturales, como anfiteatros, circos y teatros; y de organización económica, como la reforma agraria o la repoblación de territorios.
De la Hispania Romana perduran ciudades como Tarraco, la actual Tarragona; Augusta Emérita, hoy Mérida; o Itálica, la actual Santiponce, cercana a Sevilla; todas ellas, patrimonio histórico español, así como multitud de vestigios en forma de murallas, acueductos, calzadas, ánforas, monedas y hasta teatros y anfiteatros en un razonable estado de conservación.
En el siglo V de nuestra era, con la caída del Imperio Romano, los visigodos se adueñaron de la península instalándose, en primer lugar en la Tarraconense en el 410, cuyo territorio incorporaron al Reino de Tolosa en el 475, bajo el reinado de Eurico, que acabaría trasladando su gobierno a Toledo.
La conquista musulmana daría un vuelco a la totalidad del territorio. Los Omeya se hicieron con el control de la casi totalidad de la Península, salvo una zona de pequeña resistencia marginal en las montañas del Norte. Para salvaguardar el Imperio Carolingio, los francos tomaron, en el último cuarto del siglo VIII lo que hoy conocemos como comarcas pirenaicas de Gerona, y, en el 801, la zona de Barcelona, para crear una frontera, llamada Marca Hispánica, que impidiese el avance musulmán hacia el Norte.
A finales del siglo IX, fue un monarca carolingio quien designó a Wifredo el Velloso, noble descendiente de una familia de Conflent, conde de Cerdeña y Urgel, primero, y de Barcelona y Gerona, después. Ese sería el origen de los Condados que hoy llamamos catalanes. De esa época datan los monasterios de Ripoll y Sant Joan de les Abadesses.
Durante el siglo X, los condados se sacudieron del dominio carolingio y entraron en la sociedad feudal en el siglo XI, sacudidos por la violencia señorial que arrolló a los campesinos. Los Condados se dividieron en multitud de señoríos, que acabarían otorgando su fidelidad a Ramón Berenguer I, cuyo Condado de Barcelona pasaría a formar parte de la Corona de Aragón, por la boda de Ramón Berenguer IV con Petronila de Aragón en 1150. En el segundo cuarto del siglo XIII, la Corona de Aragón incorpora a sus territorios las Islas Baleares y el Reino de Valencia.
El matrimonio de Fernando II de Aragón con Isabel la Católica, reina de Castilla, celebrado en Valladolid en 1469, supone el inicio de España tal como la hemos conocido en siglos posteriores, y que es fruto de la unión de diversos pueblos íberos que llegaron a la Península en el Neolítico y la incorporación de tribus celtas en el 900 a.C.

La construcción de un mito

Despreciando todo este bagaje común, los activistas del secesionismo han tratado de articular unos anales que pudieran justificar una presunta historia de Cataluña al margen del resto de España. Para ello, han escogido un acontecimiento que se produjo en los inicios del siglo XVIII: un enfrentamiento dinástico en la Guerra de Sucesión Española que colocó a los partidarios del Archiduque Carlos de Austria -la Corona de Aragón, incluida Cataluña, salvo el Valle de Arán y algunas ciudades- frente a los seguidores de Felipe V de Borbón.
En el Tratado de La Haya de 1701, Inglaterra, el Sacro Imperio Romano Germánico y las Provincias Unidas de los Países Bajos, potencias partidarias de Carlos de Austria, se unieron en una alianza militar para enfrentarse a España y Francia, que apoyaban a los Borbones. Aunque en Cataluña, al igual que en el resto de España, se aceptaba inicialmente a Felipe V, finalmente, los dirigentes de la burguesía prefirieron alinearse con el candidato de los Austrias que, instalado en Barcelona, reconocieron como Carlos III. Eso llevó al enfrentamiento en Barcelona, con la rendición de los austracistas el 11 de septiembre de 1714, fecha convertida en la festividad de la Diada, que la hagiografía nacionalista pretende justificar como un supuesto enfrentamiento de los catalanes luchando por su independencia contra el resto de españoles. Una falsedad que el nacionalismo ha convertido en ignorancia de las nuevas generaciones y ha alimentado con actos de todo tipo, como el simposio organizado por la Generalitat en 2013 bajo el título de “España contra Cataluña”.

Redescubrir la catalanidad

Para analizar los hechos históricos con rigor, y evitar que se generalice la ignorancia acerca de lo que realmente ocurrió, el congreso “Redescubir la catalanidad: pasado, presente y futuro”, organizado por la asociación “Somatemps”, contará con la presencia de destacados académicos: Emili Boronat, profesor de Historia de la Universidad Abad Oliva; Josep Alsina, historiador; Xavier Barraycoa, politólogo y ex profesor de la Universidad de Barcelona; Carmen Cortés, profesora de Filosofía del Derecho en la Universidad Abad Oliva; Óscar Uceda, historiador; Eduard Escartín, profesor de Historia de la Universidad de Barcelona; Jordi Canal, profesor en la École des Hautes Études en Sciences Sociales de París; Fernando Sánchez-Costa, historiador y diputado autonómico; Joaquim Coll, historiador y articulista; y Jordi Cabanes, profesor universitario y presidente de “Somatemps”.
Las jornadas finalizarán con una visita al santuario de Montgrony, en la comarca del Ripollés, tierras que dieron origen al mito del Conde Arnau y a la leyenda del Conde Otger Cataló, personaje imaginario al que los escritores de la Renaixença, en el siglo XIX, atribuyeron los orígenes de Cataluña, al recuperar esas tierras, con ayuda de los Nueve Barones de la Fama, de manos de los sarracenos.

También está prevista una visita al monasterio de Ripoll, fundado en 880 por Wifredo el Velloso, el último conde de Barcelona designado por los francos y el primero que legó sus tierras a sus hijos, en lo que sería el origen de los primeros condados catalanes.  
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Un congreso contra las falsedades secesionistas

Javier Algarra
Académicos e historiadores catalanes abordarán las auténticas raíces históricas de Cataluña que contrapondrán a la versión que la Generalitat presentó en el simposio 'España contra Cataluña'.
Mientras los activistas del secesionismo organizan los actos del “tricentenario”, tratando de implantar la idea de que Cataluña era una nación independiente que se enfrentó a España en 1714, diversos académicos catalanes han preferido participar en el Primer Congreso de la Catalanidad Hispánica que, los próximos días 11, 12 y 13 de julio, abordará en Ripoll las auténticas raíces históricas de Cataluña. Un seminario que contrapondrá los datos históricos a la versión que la Generalitat presentó en el simposio titulado “España contra Cataluña”.
Lo que hoy conocemos como Cataluña es un territorio que forma parte de la Península Ibérica, cuya historia, pareja a la del resto de España, se ha visto salpicada por la presencia de diversos pueblos. Griegos y cartagineses fueron los primeros en dar personalidad a la península, que adquiriría muchas de sus actuales características con la romanización. A lo largo de los siglos de dominio del Imperio Romano, Hispania adquirió las costumbres, religión y leyes impuestas por la metrópoli, que dotó a estas tierras de servicios públicos, como calzadas, acueductos, termas y alcantarillado; de infraestructuras culturales, como anfiteatros, circos y teatros; y de organización económica, como la reforma agraria o la repoblación de territorios.
De la Hispania Romana perduran ciudades como Tarraco, la actual Tarragona; Augusta Emérita, hoy Mérida; o Itálica, la actual Santiponce, cercana a Sevilla; todas ellas, patrimonio histórico español, así como multitud de vestigios en forma de murallas, acueductos, calzadas, ánforas, monedas y hasta teatros y anfiteatros en un razonable estado de conservación.
En el siglo V de nuestra era, con la caída del Imperio Romano, los visigodos se adueñaron de la península instalándose, en primer lugar en la Tarraconense en el 410, cuyo territorio incorporaron al Reino de Tolosa en el 475, bajo el reinado de Eurico, que acabaría trasladando su gobierno a Toledo.
La conquista musulmana daría un vuelco a la totalidad del territorio. Los Omeya se hicieron con el control de la casi totalidad de la Península, salvo una zona de pequeña resistencia marginal en las montañas del Norte. Para salvaguardar el Imperio Carolingio, los francos tomaron, en el último cuarto del siglo VIII lo que hoy conocemos como comarcas pirenaicas de Gerona, y, en el 801, la zona de Barcelona, para crear una frontera, llamada Marca Hispánica, que impidiese el avance musulmán hacia el Norte.
A finales del siglo IX, fue un monarca carolingio quien designó a Wifredo el Velloso, noble descendiente de una familia de Conflent, conde de Cerdeña y Urgel, primero, y de Barcelona y Gerona, después. Ese sería el origen de los Condados que hoy llamamos catalanes. De esa época datan los monasterios de Ripoll y Sant Joan de les Abadesses.
Durante el siglo X, los condados se sacudieron del dominio carolingio y entraron en la sociedad feudal en el siglo XI, sacudidos por la violencia señorial que arrolló a los campesinos. Los Condados se dividieron en multitud de señoríos, que acabarían otorgando su fidelidad a Ramón Berenguer I, cuyo Condado de Barcelona pasaría a formar parte de la Corona de Aragón, por la boda de Ramón Berenguer IV con Petronila de Aragón en 1150. En el segundo cuarto del siglo XIII, la Corona de Aragón incorpora a sus territorios las Islas Baleares y el Reino de Valencia.
El matrimonio de Fernando II de Aragón con Isabel la Católica, reina de Castilla, celebrado en Valladolid en 1469, supone el inicio de España tal como la hemos conocido en siglos posteriores, y que es fruto de la unión de diversos pueblos íberos que llegaron a la Península en el Neolítico y la incorporación de tribus celtas en el 900 a.C.

La construcción de un mito

Despreciando todo este bagaje común, los activistas del secesionismo han tratado de articular unos anales que pudieran justificar una presunta historia de Cataluña al margen del resto de España. Para ello, han escogido un acontecimiento que se produjo en los inicios del siglo XVIII: un enfrentamiento dinástico en la Guerra de Sucesión Española que colocó a los partidarios del Archiduque Carlos de Austria -la Corona de Aragón, incluida Cataluña, salvo el Valle de Arán y algunas ciudades- frente a los seguidores de Felipe V de Borbón.
En el Tratado de La Haya de 1701, Inglaterra, el Sacro Imperio Romano Germánico y las Provincias Unidas de los Países Bajos, potencias partidarias de Carlos de Austria, se unieron en una alianza militar para enfrentarse a España y Francia, que apoyaban a los Borbones. Aunque en Cataluña, al igual que en el resto de España, se aceptaba inicialmente a Felipe V, finalmente, los dirigentes de la burguesía prefirieron alinearse con el candidato de los Austrias que, instalado en Barcelona, reconocieron como Carlos III. Eso llevó al enfrentamiento en Barcelona, con la rendición de los austracistas el 11 de septiembre de 1714, fecha convertida en la festividad de la Diada, que la hagiografía nacionalista pretende justificar como un supuesto enfrentamiento de los catalanes luchando por su independencia contra el resto de españoles. Una falsedad que el nacionalismo ha convertido en ignorancia de las nuevas generaciones y ha alimentado con actos de todo tipo, como el simposio organizado por la Generalitat en 2013 bajo el título de “España contra Cataluña”.

Redescubrir la catalanidad

Para analizar los hechos históricos con rigor, y evitar que se generalice la ignorancia acerca de lo que realmente ocurrió, el congreso “Redescubir la catalanidad: pasado, presente y futuro”, organizado por la asociación “Somatemps”, contará con la presencia de destacados académicos: Emili Boronat, profesor de Historia de la Universidad Abad Oliva; Josep Alsina, historiador; Xavier Barraycoa, politólogo y ex profesor de la Universidad de Barcelona; Carmen Cortés, profesora de Filosofía del Derecho en la Universidad Abad Oliva; Óscar Uceda, historiador; Eduard Escartín, profesor de Historia de la Universidad de Barcelona; Jordi Canal, profesor en la École des Hautes Études en Sciences Sociales de París; Fernando Sánchez-Costa, historiador y diputado autonómico; Joaquim Coll, historiador y articulista; y Jordi Cabanes, profesor universitario y presidente de “Somatemps”.
Las jornadas finalizarán con una visita al santuario de Montgrony, en la comarca del Ripollés, tierras que dieron origen al mito del Conde Arnau y a la leyenda del Conde Otger Cataló, personaje imaginario al que los escritores de la Renaixença, en el siglo XIX, atribuyeron los orígenes de Cataluña, al recuperar esas tierras, con ayuda de los Nueve Barones de la Fama, de manos de los sarracenos.

También está prevista una visita al monasterio de Ripoll, fundado en 880 por Wifredo el Velloso, el último conde de Barcelona designado por los francos y el primero que legó sus tierras a sus hijos, en lo que sería el origen de los primeros condados catalanes.  
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