jueves, 18 de septiembre de 2014

CAMINO HACIA LA NADA











CAMINO HACIA LA NADA.

Los jóvenes agresores de un vagabundo indio, al que este pasado fin de semana rociaron con gasolina y prendieron fuego, han confesado que el ‘aburrimiento’ fue la causa de un acto violento que ha conmocionado a Italia’.

Según Kant, la búsqueda de la felicidad es un imperativo de prudencia, un imperativo asertórico. Esto sería así porque resulta absurdo decir ‘no quiero ser feliz’, a diferencia de decir, ‘no quiero ser violinista’. Con otras palabras, damos por sentado que todos los seres humanos deseamos ser felices. Otra cosa es qué entendemos por felicidad y los medios que consideramos adecuados para conseguirla.

El sentido de la vida, según Ortega y Gasset, consiste en ‘hacerse’, orientándose hacia la propia autenticidad, en ser fiel al propio proyecto vital. Por contra, ser ‘inauténtico’ supondría caer en el ‘naufragio’, en adulterar o falsificar el propio destino, el proyecto vital. En todo caso, el hombre está condenado a elegir entre alternativas, y nuestra identidad está vinculada al proyecto vital que elijamos. Sin embargo, es cierto que muchas personas no eligen, conscientemente, un proyecto vital. Más bien se dejan arrastrar por la vida. Como esas piedras que arrastra la corriente del río.

La felicidad, que todos deseamos, consistiría en llevar una vida conforme a la virtud. Y esto ¿qué quiere decir? Que aceptamos gobernarnos a nosotros mismos, en vez de ser juguetes de la fortuna, o de los demás. De ahí que la felicidad no sea resultado ni del azar, ni de las circunstancias (aunque ambas juegan un papel, mayor o menor, en nuestras vidas) sino resultado del esfuerzo, del trabajo, de la disciplina, de la constancia. En fin, de una vida auténtica.

Y ahora volvamos al principio. Estos dos jóvenes que quemaron a un pobre mendigo ¿qué proyecto vital podían tener? En épocas de crisis, como la que estamos viviendo, ya no hay confianza en los valores, ni en las normas tradicionales que nos podrían aportar seguridad y bienestar. En las épocas de crisis, la creencia es que ya no podemos creer en nada, salvo pasarlo bien. ¿Es así? En parte. Un aspecto central de esta preocupante situación es la influencia, entre otras, de dos ideas destructivas: el relativismo y el multiculturalismo.

Según el relativismo normativo, que es el que más nos interesa ahora, los diferentes principios morales existentes tienen igual valor moral. De ahí que podamos escuchar a mucha gente que despacha cualquier conflicto moral con un ignorante: ‘Que cada uno haga lo que quiera’. Entonces estaría bien sajar el clítoris a las niñas, o cortar la mano a los ladrones, o ahorcar a los homosexuales. O poner bombas. Por ejemplo.

¿Qué les pasa a estas personas? Que creen que, en cada momento, pueden hacer lo que el cuerpo les pide. Que no tienen argumentos para defender nada, y se pliegan a la mayoritaria corriente de lo ‘políticamente correcto’. Que hoy es blanco y mañana será negro. ‘¿Adónde va Vicente? Donde va la gente.’ Se amparan en el paraguas de una tribu urbana, difuminando su individualidad. Son consecuencias del éxito educativo. La LOGSE y demás. O sea, papás mimosines y botellón.

 Según el multiculturalismo, las diferentes culturas serían como un todo homogéneo que debe respetarse. Es decir, las culturas coexistirían pero sin superposiciones. La consecuencia ha sido, en la práctica, la creación de guetos culturales. Surgiría así un tipo de convivencia política en el que las culturas serían aceptadas como un todo, sin que pudieran cuestionarse, ya que las diferencias (sean las que sean) serían un valor a proteger y respetar.

De ahí los graves problemas creados, no sólo en España, especialmente en las grandes ciudades. Barrios enteros en manos de una tradición cultural que impone sus reglas, al margen, o casi al margen, de la legalidad vigente. En general, la policía no suele meter las narices porque sabe lo que pasa y los políticos procuran no meterse en líos. Aclaro lo de la policía. Una detención, en estos barrios, con fuerte resistencia, puede terminar con heridos y la televisión mostrando la brutalidad policial, sea cierto o sea mentira. Es noticia. De este modo va creciendo el gueto, al margen de las leyes democráticas supuestamente vigentes. 

En este contexto, ya no hay ‘bueno y malo’. Solamente hay ‘bueno y malo’ en una determinada tradición cultural. ¿Por qué? Porque todo es relativo, excepto el propio relativismo. Además, si en mi cultura se castiga, por ejemplo, a los creyentes, (o los ateos) nadie tiene derecho a criticarme porque, como dije, todo es relativo. Además, al criticarme a mí, se está criticando a mi cultura, que es sagrada e intocable. Especialmente si no es blanca, ni occidental.

Vivimos, desde hace tiempo, en una situación política en la que los poderes públicos anunciaron el bienestar y la felicidad perpetua de los ciudadanos. O sea, papá-Estado (el llamado ‘Estado del Bienestar’) nos iba a proteger como un laico ángel de la guarda. Nos han enseñado que este mundo terrenal ya no es ‘un valle de lágrimas’. Eso era antes. Entonces ¿Por qué no soy feliz? ¿Por qué me aburro? ¿Por qué sufro?
Además, ya no hay ‘agarraderos’ religiosos o metafísicos.

 ¡Para qué los necesito! Lo quiero todo, aquí y ahora. ¡Y gratis! ¡Que son dos días! Pero el resultado suele ser la frustración. Han acostumbrado a generaciones de jóvenes al ‘todos somos iguales’ en la escuela, porque se desprecia el mérito y el esfuerzo, con la excusa de que crean desigualdad y elitismo. Les han enseñado a exigir derechos sin asumir obligaciones, a quejarse por cualquier cosa y a la promoción del lloriqueo, y un largo etcétera de idioteces de progreso sin regreso. Están creando niños perpetuos.

Pero el que no tiene proyectos, el que no tiene sueños (con un pie en el suelo), no tiene una vida plenamente humana. Y el que los tiene, y no puede alcanzarlos, ha de saber que en la vida nada está garantizado, ni nada es gratis. De ahí que sea importante saber sobreponerse a la adversidad. Sin drogas.

 Hay que saber sufrir, en un mundo de hedonismo a raudales, de falsas promesas de felicidad sin límites y de derechos sin obligaciones. Pues sí, la vida es dura. Pero también maravillosa. Sin embargo, hay imbéciles- gobernantes y gobernados- que creen poder eliminar de nuestras vidas todos los inconvenientes. ¿Ilusos o sinvergüenzas?

En la búsqueda de la felicidad sucede, con frecuencia, que queremos demasiado, dadas nuestras posibilidades y capacidades. Otras veces queremos menos de lo que podríamos alcanzar, si pusiéramos esfuerzo y sacrificio de nuestra parte. Pero estos caminos no conducen a la felicidad, aunque sea felicidad relativa que es la que, con suerte, podemos alcanzar. En el primer caso, nuestros deseos y expectativas producen frustración, porque el listón está demasiado alto y no podemos alcanzar el objetivo propuesto. 

En el segundo caso, producen aburrimiento porque el listón está demasiado bajo. Y no representa ningún esfuerzo saltarlo.

Si es cierto que no estamos ‘hechos’ (como lo están los animales no humanos)  según decía Ortega, sino que somos un proyecto en constante quehacer ¿Qué querían estos jóvenes que rociaron de gasolina, y quemaron, a un pobre mendigo? ¿Cuál era su proyecto vital? 

Tal vez el aburrimiento aparezca más fácilmente en aquellas personas que han renunciado al esfuerzo y al sacrificio para alcanzar una meta valiosa Y con el aburrimiento, viene el deseo de eliminarlo, acudiendo a sorpresas, a novedades, y a estímulos artificiales, que tienen que ser cada vez más fuertes y excitantes para surtir el efecto deseado. 

O sea, un camino hacia la nada.

 Sebastián Urbina.

(Publicado en El Mundo/Baleares/13/Septbre/2014.)

3 comentarios:

METAL dijo...

Buena recopilación de reflexiones sobre la fidelidad. Personalmente creo que la felicidad es un estado momentáneo. No creo que alguien sea feliz constantemente.
En cuanto al papel de la crisis y el comportamiento de gente creo que tiene que ver con la ausencia de la proyección de un futuro próspero, la carencia de posibilidades...
En cuanto a lo de los jóvenes y el indio...."no hay bestia sin crueldad"...que diría Nietze..injustificable.

METAL dijo...

Mi enhorabuena al pueblo escoces que ha votado y ha decidido su futuro en unión con Inglaterra.
Un acto de profunda democracia.

csc dijo...

Escocia siempre dentro de la legalidad vigente, y donde se pueden expresar posturas contrapuestas desde cualquier ámbito de la vida.... nadie es más escoces por defender la unión o la independencia.... Cuanto hemos de aprender.