lunes, 29 de junio de 2015

INMADUREZ Y DEMAGOGIA









INMADUREZ Y DEMAGOGIA.

‘Podemos’ aparece en la escena política española en enero de 2014. Cuatro meses después participa en las elecciones europeas del mismo año, logrando cinco escaños con el 7,98 % de los votos, lo que lo convirtió en el cuarto partido más votado de España. 

Pablo Iglesias, el líder más conocido de Podemos, y otros, como Errejón o Monedero, han dicho repetidamente que no les afectan las clásicas distinciones de ‘derechas e izquierdas’. ¿Por qué? Para entender, según ellos, los verdaderos problemas que nos aquejan debemos sustituir el conocido ‘derecha-izquierda’ por el de ‘arriba-abajo’.

‘Arriba’ están los privilegiados, y ‘abajo’ están los empobrecidos, que serían la gran mayoría. Lo que esto nos muestra es el deseo de sus dirigentes de mostrar su transversalidad. No son de aquí, ni de allí. Ni de derechas, ni de izquierdas. Han venido a hacer justicia, a eliminar las desigualdades, a eliminar la corrupción y proteger a los más débiles.

¿Quién no va a estar de acuerdo con estas cosas? En realidad deberíamos preguntar ¿por qué no somos todos de Podemos?

Lo primero que debería sorprendernos es que un partido, a los cuatro meses de su aparición, se convierta en la cuarta fuerza política de España. Con lo difícil que es. Que se lo pregunten a Rosa Díez de UPyD. Después de abandonar el PSOE entra en la ‘Plataforma Pro’ nacida en el seno de ‘Basta Ya’. Y en el año 2007 se configura como un nuevo partido político, UPyD. Ya sabemos cómo ha terminado, por ahora, esta experiencia política. O el caso de Albert Rivera. A pesar de sus recientes éxitos electorales, que le convierten en un partido necesario para configurar mayorías de gobierno, lleva unos diez años batallando en política. Podemos, en cambio, sólo ha necesitado cuatro meses. ¿Qué ha pasado?

La demagogia no es un fenómeno nuevo, a pesar de que el siglo XX ha tenido grandes ejemplos, como Hitler, Stalin o Mussolini, entre otros. Pero se remonta, al menos, a la antigüedad clásica, Suele decirse que fue Aristóteles el que primero definió la demagogia. Es una ‘forma corrupta de democracia’. Añadiendo que el demagogo es un ‘adulador del pueblo’.

Digamos, de momento, que en las épocas de crisis es cuando más efecto tienen las soflamas y falsas promesas de los demagogos. La LOGSE ha ayudado mucho a la infantilización de la sociedad, que hace más creíbles a los vendedores de crecepelo como Podemos.

Veamos, en primer lugar, esta supuesta transversalidad de Podemos. ¿Es verdad que no son ‘ni de aquí, ni de allí’? Con independencia de sus programas, podemos conocer el significado más concreto de su alternativa, ‘arriba-abajo’, recordando a quiénes admiran. Esto tiene importancia porque sus programas se han ido modificando según las conveniencias. Por ejemplo, las promesas iniciales de una renta básica y la jubilación a los sesenta años, han desaparecido. Estas, y otras medidas, se han moderado, o transformado, por una calculada estrategia. ¿Por qué?

Porque una vez conseguido el éxito mediático y electoral, se trata de ampliar el espectro de votantes y, para ello, se requiere algo de falsa moderación. En concreto, Podemos trata de vender un discurso socialdemócrata para no asustar. Es decir, atraer los votos de los actualmente indecisos.

Volvamos, pues, a sus admirados líderes y modelos. Cualquier lector interesado puede ver en las hemerotecas las declaraciones de sus líderes. Una y otra vez, especialmente en los primeros meses de 2014, se realizaron declaraciones en las que mostraban su admiración por Cuba y Venezuela.

Me pregunto si hace falta mucho más para darse cuenta de lo alejada que está la ideología de Podemos de las democracias occidentales. Insultos, amenazas y rencores aparte, como ya han mostrado algunos de sus representantes, como Zapata, el de la Kultura, o Maestre, la asalta capillas. Y esto, por desgracia, es sólo el principio.

Ciñéndonos a Europa, el partido político griego Syriza, ha sido calificado por Pablo Iglesias como ‘partido hermano’. Su líder Tsipras se trasladó a España para apoyar a Pablo Iglesias, y éste se trasladó a Grecia para apoyar a Tsipras. Recientemente, Syriza se ha atribuido el éxito de la "izquierda radical" en las "elecciones locales en España".  


La prestigiosa revista ‘The Economist’ manifiesta su preocupación  por la financiación que el Kremlin puede estar brindando al populismo europeo. Se refiere a Podemos, Syriza y el Frente Nacional de Marine Le Pen.


Llegados a este punto podríamos decir que Podemos es un partido de ‘izquierda radical’. También podríamos calificarlo de ‘populista’. No solamente porque lo diga la prestigiosa revista The Economist sino por sus estrechos contactos y vinculaciones de todo tipo con el chavismo bolivariano. Que ahora tratan de esconder.

Si esto es así, y no tengo dudas de ello, ¿por qué tanta gente ha votado a Podemos?

Distinguiría dos aspectos. Uno objetivo y otro subjetivo. El objetivo es la crisis y la corrupción. No se trata de que solamente España tenga corrupción. En casi todos los países hay corrupción, y crisis. Lo realmente preocupante es lo extendida que está. En el Índice de Percepción de la Corrupción de 2014, España ocupa el lugar 37  en el ranking de corrupción. Alemania ocupa el lugar 12, Reino Unido el 14 y Suiza el 5. En cuanto a los países admirados por Podemos, Cuba (lugar 63) y Venezuela (lugar 161).

A menos que una persona admire, realmente, los fracasados modelos de Cuba y Venezuela, no tiene sentido votar a un partido de ‘izquierda radical’. Pero la inmadurez política, o el fanatismo, hacen que muchas personas crean las falsas promesas de Podemos, como los griegos creyeron las de Syryza.  Pero Grecia está al borde del abismo.

¿Qué ha pasado? Prometieron lo que mucha gente quería oír. Falsas promesas que no podían cumplir.   Van camino de la ruina y el descrédito. ¿Y nosotros? ¿Votaremos populismo y demagogia, como los griegos? Podemos.

Sebastián Urbina.

 (Publicado en El Mundo/Baleares/26/6/2015.)



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