miércoles, 16 de septiembre de 2015

CRETINISMO SOLIDARIO.








¿CUÁNTOS TERRORISTAS VIENEN  CON LOS REFUGIADOS? 


La oleada solidaria que sacude las conciencias de los políticos europeos y el bolsillo de los contribuyentes parte de la base de que todos los refugiados que llegan a Europa son personas de bien. Por mera estadística, es dudoso que no haya entre esos centenares de miles el habitual porcentaje de delincuentes, más o menos peligrosos, que existe en todas las sociedades. En los países musulmanes se da además el fenómeno del integrismo islámico, alentado en origen por sus regímenes teocráticos, del que ha surgido con fuerza el terrorismo islamista, que tiene como principal objetivo arrasar a todos los infieles.

Pues bien, los podemitas de todos los partidos no prestan ni un segundo de su atención al riesgo que supone aceptar en nuestro país, sin más, a los veinte mil sirios e iraquíes que la Unión Europea parece que nos va a asignar. "No son terroristas, son refugiados", gritaban el domingo en una céntrica plaza murciana un puñado de manifestantes, convocados por el habitual conglomerado de marcas de la izquierda que, como ocurre siempre, pretende utilizarnos a los demás para lavar su mala conciencia.

Los servicios de inteligencia occidentales temen que ya hayan llegado a Europa centenares de yihadistas aprovechando el caos migratorio. A David Cameron, de visita en Beirut, acaba de explicarle el Gobierno libanés que un dos por ciento de la gente que está entrando en Europa podría tener vínculos con el terrorismo islamista. Hasta el papa de Roma, ídolo de podemitas, admite que hay cierto riesgo de que se produzca esta infiltración de elementos terroristas. Pero ese temor más que fundado no significa nada para los que han puesto el dinero y la seguridad de los demás al servicio de un proceso de acogida que, exigen, no debe estar sometido a ningún control, porque eso iría contra los derechos humanos y tal.

En el fondo de esta actitud está el desprecio de la izquierda a nuestro modo de vida, nuestro sistema económico y nuestra herencia cultural, que les hace ver a los islamistas no como elementos peligrosos que han de ser controlados, sino como víctimas de Occidente con derecho a castigarnos. A todos menos a ellos, que por algo les han facilitado la entrada.

Hasta ahí ha llegado, de momento, la riada del cretinismo solidario. Seguirá subiendo.

(Pablo Molina/ld.)

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