miércoles, 24 de febrero de 2016

LAS MENTIRAS DE LA HISTORIA.




 (Siguen vigentes las mentiras oficiales de la izquierda sobre la guerra civil.

 No hacen caso a las investigaciones históricas, ni a las pruebas aportadas. Lo de siempre.)









LAS MENTIRAS DE LA HISTORIA.

Recientemente los incultos medios de difusión españoles que se ocupan de la cultura han dado gran promoción, en televisión y prensa (TVE2, El confidencial digital...),  al novelista extremeño J. Carrasco, que cuenta algo tan sorprendente como esto: Un agregado militar de Hitler contempló los hechos de Badajoz y mandó una carta a Hitler diciéndole que nunca había visto salvajadas como las de esos días".

 Verdaderamente esa carta, inédita hasta ahora, es tan sensacional que uno queda a la espera de que Carrasco la publique bien traducida del alemán, junto con el original, cosa que a ningún  periodista se le ha ocurrido pedirle (el nivel del periodismo). Hará un gran bien a la historia, sin duda, por lo menos a la del propio Carrasco. 

   El supuesto documento del “agregado militar”, si Carrasco lo expone, resultará de interés especial por cuanto la matanza de la plaza de toros de Badajoz nunca existió. En Los mitos del franquismo analicé el testimonio del inventor de la matanza, el agente propagandístico del Frente Popular Jay Allen, llegando a la conclusión de que era pura ficción.
  
Más recientemente, la obra de F. Pilo, M. Domínguez y F. de la Iglesia  La matanza de Badajoz ante los muros de la propaganda  echó definitivamente por tierra el mito mediante una cuidadosa investigación sobre los pasos del desvergonzado Allen. Otra de las invenciones al respecto  se debe a otro periodista useño no menos "creativo", J. Whitaker atribuyendo a Yagüe la frase de que había asesinado a miles por no dejar una peligrosa masa de prisioneros a la espalda. La supuesta frase de Yagüe, tan utilizada por la historiografía de izquierda desde Tuñón de Lara,  no la publicó Whitaker en su momento, a pesar de lo impresionante o impresionista que era, sino que, casualmente,  la “recordó”  bastantes años después.  

   La incultura de nuestra clase periodística llega hasta poner como si fuera un documento demostrativo una foto de la plaza de toros con algunos camiones y gradas desvencijadas por evidente efecto de un bombardeo. El periodista portugués Mario Neves contribuyó retrospectivamente a la leyenda, pero por aquellos días escribía, comentando el rumor de que se fusilaba en la plaza de toros: “La plaza no tiene un aspecto diferente del que observamos ayer, lo que nos lleva a suponer que el rumor es infundado. Los mismos automóviles destruidos y los mismos cadáveres”, sin duda víctimas del bombardeo

   ¿Hubo fusilamientos? Los "normales" de entonces, por un lado y otro, aunque el sadismo de las izquierdas, incluso entre ellas mismas, excedía de modo absoluto a la crueldad menos frecuente de los nacionales. Un número de milicianos fueron fusilados por no considerárseles combatientes regulares y por las brutalidades que habían cometido previamente. Carrasco suelta con la mayor desenvoltura que pudieron ser masacradas entre 2.500 y 8.000 personas por los nacionales. ¿Por qué no entre 4.000 y 40.000? Da igual. Por cierto, hace poco un político del PP equiparaba la inexistente matanza de Badajoz con la indudablemente cierta de Paracuellos. Una vez más, el nivel intelectual de nuestros políticos y periodistas, con las excepciones de rigor.
  
En fin, da verdadera náusea comprobar tanto el descaro del novelista como la credulidad interesada de unos periodistas ignaros

Sigue vigente la frase de Gómez Dávila: “La izquierda no siempre mata, pero siempre miente”. Y sobre la mentira no puede construirse una convivencia razonable y en libertad.

 (Pio Moa/La Gaceta)

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