domingo, 7 de agosto de 2016

CATALUÑA MUSULMANA.









 CATALUÑA MUSULMANA.

Sra Colau: construir una megamezquita en Barcelona no es una buena idea.


 DOMINGO, 7 DE AGOSTO DE 2016.



La mezquita no es el equivalente a una iglesia, sino a un centro político.



En Cataluña no nacen los suficientes niños para reponer la población. La tasa de natalidad está en 1,4 nacimientos por mujer en edad fértil, pero lo necesario para que la población no decrezca está en torno a 2,1 nacimientos

Cuando se hizo necesario acudir a la inmigración para corregir esta carencia, había 2 grupos principales: la población americana, de cultura cristiana e hispanoparlante, y la población magrebí, islámica y ajena al idioma español. El nacionalismo lo tuvo claro: lo primero era “protegir la catalanitat”Se decidió favorecer la inmigración musulmana porque no hablaba españoly aprendería el catalán. Con eso se garantizaba la continuidad del “ADN català”, que como saben para el nacionalismo consiste en hablar la lengua de la Generalitat.

Hoy el 10% de los catalanes nacidos en 2014 ya fue de madre musulmana. Entre los bebés que nacen en la provincia de Gerona el nombre de Mohamed (incluyendo sus variantes) ya es el 4º más frecuente. En muchas poblaciones, de Palafrugell a Manresa, la población musulmana será mayoritaria quizás en 2 generaciones. Y eso, como ya vemos en algunos países europeos, tendrá profundas consecuencias en la sociedad catalanaNo será sólo un cambio demográfico, sino una transformación de civilización. Algo muy serio.

Mientras tanto nuestros políticos, como buenos ideólogos, van destruyendo la gramática religiosa de la sociedad que permitiría dialogar con el islam, y siguen con su fijación quemacuras. Recuerda Pablo Planas que “la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, ha mantenido varios enfrentamientos con la Iglesia en Barcelona con el patrocinio de carteles con la leyenda “la única iglesia que ilumina es la que paga la luz”, el proyecto fallido de aprovechar una iglesia en el barrio de Gracia para ampliar las instalaciones de un centro educativo cercano, la amenaza cobrar el IBI a la Iglesia y las ofensas a la religión católica en los premios culturales Ciudad de Barcelona, en los que Dolors Miquel leyó su poema sacrílego Mare Nostra”.

Y Planas se queda corto.

Toda Europa está aprendiendo que del islam proviene la mayor amenaza terrorista de Occidente. El ministro Valls de Francia incluso estudiareplantearse la libertad de culto con el islam. Pero la Colau tiene otras prioridades. La alcaldesa de Barcelona ha encargado para diciembre un “plan contra la islamofobia”, porque al parecer es un problema esencial en Cataluña. Y para combatirla parece que el plan incluye levantar  un gran centro religioso musulmán en la ciudad condal, se rumorea que en la plaza de toros Monumental.

 El alcalde Trias ya lo había estudiado, justificándolo porque “es un equipamiento importante para la proyección internacional de Barcelona, sobre todo en el área del Mediterráneo; una manifestación del carácter cosmpolita y tolerante de la ciudad, que reconoce su diversidad cultural como uno de sus principales valores de acuerdo con el espíritu del ‘Plan municipal de Interculturalidad’ y que complementaria la creación del ‘Servicio Municipal para las Religiones”.

Ya lo ven: el nacionalismo perrofláutico cree que abrir una megamezquita acabará con la supuesta “islamofobia, y que es un plan de marketing intercultural para Barcelona; y de paso aprovecha para crear un organismo mediante el cual los políticos puedan controlar a las religiones. Es decir, controlar a la Iglesia, que todavía es la religión mayoritaria en Cataluña.

Es normal: el nacionalismo es una idolatría que no permite que Dios haga competencia a su idolillo, la nació.

Parece que la alcaldesa Colau y sus ideólogos populistas no tiene ni idea de lo que es el islam, ni de lo que es una mezquita. ¿Se lo preguntamosSamir Jalil Samir, egipcio  y profesor en Beirut?

El islam “es un proyecto socio-político-cultural-religioso. (…) Hacia el siglo XI se estableció un acuerdo tácito según el cual todo lo que había que aclarar sobre el islam ya había sido explicado por los grandes maestros de las escuelas jurídicas. Este ijma, consenso, le ha impedido prácticamente al islam renovarse y hacer frente al reto del tiempo.

 (…) La violencia está claramente presente en la vida misma de Mahoma. (…) El problema es que (…) los musulmanes no han admitido nunca que algún versículo del Corán haya dejado de tener valor hoy. (…) De este modo, hay dos opciones diferentes en el Corán: una agresiva y otra pacífica, y ambas son aceptables. (…) Cuando algunos fanáticos matan a niños, mujeres y hombres en nombre del islam (…) nadie les puede decir: ‘Vosotros no sois verdaderos y auténticos musulmanes’. A lo sumo se puede afirmar: ‘Vuestra lectura del islam no es la nuestra’ (…) La violencia forma parte del mismo, aunque también sea lícito optar por la tolerancia. (…)

La mezquita no puede ser asimilada a una iglesia islámica, sino que representa algo absoluta y radicalmente distinto. (…) La mezquita es el lugar donde se reúne la comunidad para ocuparse de todo lo que tiene que ver con ella: la oración, pero también las cuestiones sociales, culturales, políticas. Todas las decisiones de la comunidad tienen que ser tomadas en esta sede. (…) Considerarla un lugar de culto es erróneo y limitativo; del mismo modo que es introducir confusión, al hablar de la construcción de mezquitas, hacerlo en nombre de la libertad religiosa, dado que éstas no son sólo edificios religiosos, sino lugares que tienen una función que es asimismo cultural, social y política“ (Cien preguntas sobre el islam, Encuentro, 2003).

Estos son algunos aspectos importantes de la nueva civilización que nos trae el populismo nacionalista o neocomunista, aunque a esta ideología sólo parezca interesarle que los “nous catalans” hablen con acento de Manlleu. Una vez másen nombre del amor a Cataluña sus gobernantes se disponen a favorecer la erosión de sus cimientos culturales. Esta vez con consecuencias imprevisibles y -mirando a nuestros vecinos- muy poco halagüeñas. Això sí, tothom parlarà català.
(Dolça i mesquina Catalunya…)

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