jueves, 30 de marzo de 2017

EL DESPRESTIGIO DE LA PRENSA







LA PRENSA AL SERVICIO DEL PODER. 

 
Siempre me solivianta, me refresca las neuronas y me da vidilla con sus cartas y correos el incansable Víctor Farías, filósofo, crítico literario y fino investigador de la relación del pensador alemán Heidegger con el nacionalsocialismo, título de su gran libro de 1987 que, por cierto, la famosa editorial alemana Fischer publicará una nueva edición, con prólogo de Jürgen Habermas, como una de sus obras clásicas para celebrar el centenario de esta mítica editorial de libros de filosofía. Hoy he recibido uno más de sus cálidos, fraternales y vitales correos electrónicos. Me lo manda desde su Chile natal. 

El asunto del que trata no es de actualidad en nuestras deterioradas democracias, pero escrito por Víctor adquiere otra dimensión. Se refiere al silencio de la prensa ante los temas que molestan al poder. El tema de su correo es la prensa al servicio del poder. Ya sé, ya sé, que es un tópico para hablar mal del Gobierno, sin importarnos su color ideológico, y, por supuesto, para poner verde a la propia prensa, pero en boca de un filósofo, tan rastreador de verdades a través de la investigación de archivo, es para tomárselo en serio. 


Víctor Farías me adjunta en el correo una documentación que demuestra la falsificación de título de médico de la "presidenta" de Chile, la señora Bachelet. Los comentarios del filósofo son para hacerlos públicos. Me recuerda que es algo muy grave, sí, porque se trata de la falsificación de un documento público. Por lo tanto, nunca debió ser presidenta.

 Sin embargo, me insiste Farías, la Oposición política de su país a la señora Bachelet no quiso hacer caso a esa información, en realidad, a lo que ha demostrado con brillo e inteligencia un abogado chileno. El documento se entregó a la Contraloría, pero duerme el "sueño de los injustos". La señora Bachelet, como otras de las repúblicas vecinas, por ejemplo, las señoras Fernandez Kirchner, Roussef, la peruana y otras así, han hecho mucho daño al desarrollo de la democracia en Sudamérica, pero aquí, se lamenta mi amigo, la prensa se niega dar a conocer estos hechos.

 Y concluye Víctor: "Ojalá tú pudieras dar a conocer el asunto en la prensa española. Sería notable".

Le contesto que poco puedo hacer yo, salvo poner esto aquí por escrito e informar al director de este periódico de la documentación que me adjunta. Quizá se haga eco de esta denuncia. Si yo no hiciera esto, si callara lo que me cuenta en privado el filósofo Víctor Farías, mentiría. "A veces callar", como decía Unamuno, "es mentir". Dicho, pues, queda. 

Y para curar mi melancolía, el malestar que me deja no poder satisfacer la demanda de mi amigo, me sumerjo en la nueva edición de otro de sus libros, a saber, Heidegger y su herencia (que pronto pondrá a la venta la editorial Tecnos). Este libro muestra con brillantez la proyección e influjo del pensamiento de Heidegger sobre los neonazis, los neofascismos y el fundamentalismo islámico. Por cierto que este libro tiene un apartado imprescindible para comprender el antisemitismo de la dictadura que impuso Hugo Chávez en Venezuela: "El neomarxista populista Hugo Chávez, primitivo pero antisemita radical, tuvo como su asesor más importante a Norberto Ceresole, el neonazi heideggeriano más relevante de Argentina".

(Agapito Maestre/ld.)
 

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