lunes, 17 de julio de 2017

LA BOCHORNOSA PODEMIZACIÓN DEL PSOE.








LA BOCHORNOSA PODEMIZACIÓN DEL PSOE.

El nuevo PSOE parece empeñado en lo mismo que el PSOE de toda la vida desde hace prácticamente tres décadas: rebajar el nivel intelectual y político de un partido que otrora por lo menos podía presumir de una dirección con ciertas capacidades.

El currículum de Sánchez y los que le rodean no presagiaba nada bueno: no hay prácticamente ningún nombre que haya sido relevante de verdad en el mundo de la política, y aún menos que pueda presumir de una carrera profesional fuera del partido o de la cosa pública.

Sin embargo, por poco que se esperase de ellos, en sólo unos días han pulverizado a la baja todas las expectativas. El nuevo PSOE es plurinacional, aunque nadie sepa muy bien qué diablos significa eso: ora quiere una España boliviana, ora una australiana. Ayer estaba a favor del comercio internacional, hoy está en contra, y mañana no estará ni a favor ni en contra…

Lo único que parecen tener claro Sánchez y los suyos es la voluntad de colocarse a la izquierda del ultraizquierdista Podemos, en el convencimiento de que arrebatarán a los de Iglesias el voto socialista que le ha robado previamente.

Por supuesto, esta estrategia de podemización es un desastre para una España que ya tiene un espectro político volcado hacia la extrema izquierda, pero además está por ver que sea la solución a los propios problemas del PSOE: en primer lugar, porque no parece claro que los de Sánchez sean mejores que los podemitas a la hora de ofrecer a la sociedad una alternativa de comunismo bolivariano; y en segundo porque hoy, en día, los vasos comunicantes entre los partidos son mucho mayores que antes, por lo que si los socialistas se escoran excesivamente para ganar voto extremista, no hay que descartar que la sangría de voto centrista sea aún mayor.

Sólo el tiempo y las convocatorias electorales darán la medida exacta de si la nueva/vieja dirección socialista se está equivocando o no; mientras tanto, lo que está quedando fuera de toda duda es la falta de calidad –y de sentido del ridículo– de unos personajes cuya única brújula parece ser oponerse a aquello que apoye el PP, aunque eso suponga estar en contra de lo que ellos mismos defendían hace bien poco.

(Edit.ld.)

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