martes, 25 de julio de 2017

PUEBLO Y GOBIERNO.








PUEBLO Y GOBIERNO.


Decía Winston Churchill: ‘Cada pueblo tiene el gobierno que se merece’. Vaya por delante que no estoy de acuerdo. Estoy de acuerdo con esta otra: ‘Cada pueblo tiene el gobierno que se merece, si puede elegirlo’.

Así pues, tenemos los gobiernos que nos merecemos. Los ciudadanos votamos las propuestas que nos gustan más, o disgustan menos. Los ganadores deberían aplicar las propuestas que los ciudadanos votaron mayoritariamente. ¿Sucede así?  Sucede que los gobernantes no cumplen-  del todo - sus promesas electorales.  

Las promesas electorales que hacen los políticos a los ciudadanos, no constituyen un contrato. En el año 2012, la Audiencia Provincial de Madrid estableció, en un auto, que no se puede demandar a los partidos políticos por el incumplimiento de su programa electoral, ya que las promesas que se hacen en campaña no constituyen un contrato que obligue a las partes. Añadiendo que la posibilidad de control jurisdiccional de la acción política supondría una grave politización de la Justicia y, especialmente, una invasión de un poder por otro que vulneraría el principio de separación de poderes.

Esto significa que no podemos reclamar a los jueces lo que los políticos nos han prometido y no cumplido. Se trataría de una relación ética entre electores y elegidos, no jurídica. Un ejemplo entre miles, y aplicable tanto al PP como al PSOE. En Baleares, el Partido Popular es el responsable del grave- y repetido- incumplimiento del compromiso electoral relativo a la libre elección de lengua. No hay impedimentos para que se aplique en todas las etapas educativas y no únicamente en el segundo ciclo de infantil y el primero de primaria.

¿Por qué, en este caso el Partido Popular, engaña a sus votantes? Yo creo que el ‘proceso’ de engaño es, más o menos, el siguiente. Los encargados de la campaña electoral diseñan las promesas que saben que serán bien vistas por sus habituales votantes. Llegada la votación, los votantes pican. Una vez en el poder no aplican lo que han prometido. ¿Por qué?

Mi opinión, en el caso de los incumplimientos del Partido Popular, es que no se aplican porque los populares carecen de suficiente personalidad y carácter para enfrentarse a los previsibles problemas que afrontarán, si pretenden aplicar la parte más conflictiva de su programa. En este caso, la libertad lingüística en Baleares.  

¿Qué problemas? La educación está en manos- mayoritariamente- de profesores de izquierdas y catalanistas. Suficientemente fanatizados, la mayoría, como para boicotear medidas que promocionen la libertad lingüística, si no va en la dirección que ellos quieren. Al mismo tiempo, tienen capacidad para convocar ruidosas manifestaciones.

Los medios de comunicación están dominados, mayoritariamente, por progresistas. Ya se sabe que el progresismo es propio de la izquierda, catalanistas y antisistema. En consecuencia, los populares pueden esperar ataques de la mayoría de maestros y profesores, por una parte, y de la mayoría de los medios de difusión, por otra. La consecuencia es el acojono. En vez de enfrentarse a los que- antidemocráticamente- tratan de impedir la aplicación de un programa que ha vencido en unas elecciones democráticas, optan por engañar a sus electores.

Dejo aparte la corrupción, que ha enfangado al Partido Popular, aunque el PSOE tampoco está limpio. Con esto de la corrupción, sucede algo parecido al ’frío’ y la ‘sensación de frío’. La mayoría de los medios de comunicación transmiten la idea- con mayor o menor sutileza- de que el PP es el único y exclusivo protagonista de la corrupción. A nivel nacional sucede lo mismo. Sólo recordaré, a título de ejemplo, que el periódico El País, dedicó más de diez portadas a los trajes del ex presidente valenciano, Francisco Camps. Trajes cuyo coste alcanzaba, como mucho, quince mil euros. Por cierto, Camps fue absuelto. Esta es la ‘sensación de corrupción’, aplicada a ‘los malos’.



Vuelvo a Baleares. ¿Por qué siguen votando al PP los votantes engañados? Básicamente, porque- a pesar de estar justamente indignados con el Partido Popular- tienen miedo a la alternativa. O sea, una confluencia de socialistas, catalanistas y antisistema.

Dando por sentado que estos votantes tienen razón al estar indignados, pondré solamente dos ejemplos para entender el miedo a que gobiernen los políticos de ‘progreso’.

El Instituto de Enseñanza Secundaria del pueblo mallorquín de Santa Margarita invitó- en marzo de 2017- al rapero Josep Miquel Arenas "Valtonyc" condenado por la Audiencia Nacional por los delitos de enaltecimiento del terrorismo, humillación a las víctimas, injurias graves a la Corona y amenazas de muerte a Jorge Campos, para dar una charla sobre "libertad de expresión" a niños de 1º y 4º de ESO. ¿Quién cree usted que es capaz de hacer esta repugnante invitación? Gente de progreso. Esto es lo que teme la mayoría de votantes del PP.

El otro ejemplo de la miseria moral de la progresía balear la tenemos con ‘sa Feixina’. Según informó UH, en Junio de 2017, la Fundación Círculo Balear aseguró que la propuesta de la ponencia técnica de Patrimonio del Consell de Mallorca para proteger el monumento de sa Feixina ‘refuerza la denuncia ante la Fiscalía General del Estado por posibles delitos de prevaricación y de falsedad en narración de los hechos’.

Así lo expresó dicha Fundación, en un comunicado en el que apuntaba al concejal de Urbanismo, Antoni Noguera, ‘quien aprobó un expediente de demolición saltándose la legalidad vigente, obcecado por el sectarismo revanchista del tripartito que gobierna el Consistorio’.

El monumento Sa Feixina (1947) fue construido por el arquitecto Francesc Roca en homenaje a los muertos del crucero Baleares, que fue torpedeado y hundido el 5 de marzo de 1938 por el destructor de la Marina Republicana Lepanto, durante la batalla del Cabo de Palos frente al puerto de Palma. Este monolito fue sufragado por los ciudadanos de Palma. Ahora quieren derribarlo. Es el odio revanchista de la izquierda y sus aliados separatistas.
Este es el contexto- subliminal, al menos- en el que se suele votar. Mediocridad, por una parte, y odio, por otra. ¿Qué podemos esperar?

Sebastián Urbina.

(Publicado en ElMundo/Baleares/21/7/2017.)



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