lunes, 28 de agosto de 2017

MANIFESTACIÓN DE LA INFAMIA.














CATALUÑA, TRAS LA MANIFESTACIÓN DE LA INFAMIA.


Los peores augurios se cumplieron y la manifestación del pasado sábado en Barcelona fue uno de los momentos más infames desde la instauración de la democracia. Allí no campeó la resistencia al terrorismo, sino la estupidez y la ignominia. La estupidez de quienes esgrimieron cartelitos de un buenismo tan insentato e ignaro como repugnante, por su escandalosa desconexión deliberada de la realidad y su gratuidad –pura pose, pseudocompromiso heroico de la peor estofa precisamente porque se es consciente de que nadie va a exigir un precio, una prueba al supuesto héroe comprometido–; y la ignominia de los canallas que prostituyeron el objeto de la convocatoria, que profanaron la memoria de las víctimas de la matanza islamista de las Ramblas, para perpetrar una vomitiva performance sectaria.

La imagen que ofreció el sábado al mundo una ciudad que hasta el ominoso 17 de agosto acaparaba titulares internacionales por la huelga que desarboló su aeropuerto internacional y por una muy agresiva e infecta campaña de turismofobia fue sórdida; una vergüenza. No han sido pocos los extranjeros que han alucinado ante una manifestación contra el terrorismo en la que no se hacía la menor alusión al islamismo criminal causante de la matanza objeto de la misma, y en la que pancarta más grande y llamativa, jaleada por los que han hozado sin descanso en la turismofobia, decía "Vuestras políticas, nuestros muertos" y reproducía la célebre Foto de las Azores, cuyo uso en todos estos años haría las delicias al nazi Goebbels, tan emulado por sus supuestos enemigos.

Cataluña está en manos de una casta política descalificable, impresentable, tóxica hasta la náusea. Es, sin lugar a dudas, el peor enemigo de Cataluña, a la que demuestra odiar con furia con sus dichos y hechos marinados en un fanatismo despreciable, criminógeno, que está devastando el Principado.

Son numerosas las voces que han pedido que se distinga a quienes convirtieron la manifestación del sábado en una afrenta a las ignoradas víctimas del terrorismo de la inmensa mayoría de los manifestantes, que no se echaron a la calle con banderas que dinamitan la convivencia ni miserables carteles que pretendían disimular el odio y el sectarismo que los animaba con proclamas buenistas. Sea.

 Pero lo cierto es que esa Cataluña que no es la peor Cataluña tiene que hacer más, mucho más. Tiene, de hecho, que demostrar que es mayoritaria y conquistar el espacio público; practicar la activa exclusión social de los liberticidas, de los blanqueadores de terroristas, de los que excitan el odio contra el resto de España, y expulsar de las instituciones a quienes están convirtiendo el Principado en una suerte de pseudo Estado fallido y canalla.
  
(Edit. Ld.)



'España es el país que se avergüenza de su historia y se complace de su miseria’


Arturo Pérez-Reverte ha publicado este domingo un artículo en el que denuncia los males que padece la sociedad española. El escritor ha reaccionado de esta forma a la manifestación contra el terrorismo del pasado sábado en Barcelona, donde los nacionalistas aprovecharon la presencia de medios de comunicación de todo el mundo para atacar a Mariano Rajoy, Felipe VI y exponer los motivos por los que el procés “debe seguir adelante”.

Pérez-Reverte, que ya ha expuesto en muchos de sus artículos la “actitud blanda” de Europa con el islamismo, se ha centrado en la historia de España para explicar la situación actual. “Nadie que conozca bien nuestro pasado puede hacerse ilusiones”, ha asegurado el escritor, que cree que los españoles estamos infectados de una “enfermedad histórica y mortal”.

“Siglos de guerra, violencia y opresión bajo reyes incapaces, ministros corruptos y obispos fanáticos, la guerra civil contra el moro, la Inquisición, la envidia como indiscutible pecado nacional o la atroz falta de cultura nos ha puesto siempre en manos de predicadores y charlatanes de todo signo”, ha continuado Reverte, que ha mantenido que España es uno de los pocos países de Occidente donde “se avergüenzan de su gloria y se complacen en su miseria”.

Pérez-Reverte ha mantenido que en España “se insultan las gestas históricas, se maltratan y olvidan los grandes hombres y mujeres o se borra de la memoria lo digno”. “Al final, sólo se conserva, como arma arrojadiza contra el vecino, la memoria del agravio y ese cainismo suicida que salta a la cara como un escupitajo”.

“Estremece tanta falta de respeto a nosotros mismos”, ha sentenciado el escritor, que en su cuenta de Twitter ha mantenido que estas palabras valen “para hoy y para siempre, creo”.

(La Gaceta) 


 SALTAR POR LOS AIRES.

 Los independentistas quieren hacer saltar por los aires Cataluña. Su catadura moral ya la comprobamos en toda su extensión y expresión este mismo sábado, al no solidarizarse con las víctimas ni condenar a los terroristas y convertir la manifestación de Barcelona en un acto proselitista de su causa. 

El clamor internacional en su contra evidencia el escaso futuro que esperaría a su ensoñación en el concierto mundial. Ahora amenazan con una ley de desconexión, quebrantando todo el Estado de Derecho, en una demostración más de su inclinación al delito.

 Supongo que va siendo hora de actuar, y no me vuelvan a decir que no habrá papeletas ni urnas: no es argumento en una democracia seria, como suponemos que es ahora mismo España. Y si no lo es, será por exceso de contemplaciones con quienes infringen la Ley a la descarada. 

El comportamiento de los separatistas catalanes, además de hartazgo, produce náuseas. Se equivocan al no pedir opinión al resto de españoles. Es posible que hasta se llevasen una sorpresa.

(Bieto Rubido/ABC)

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