sábado, 2 de septiembre de 2017

LAS BUENAS INTENCIONES.











LAS BUENAS INTENCIONES.


El que fuera Presidente de Gobierno de España, Rodriguez Zapatero, pronunció un discurso en las Naciones Unidas, en diciembre de 2006. Entre otras cosas, dijo:

 ‘Dijimos también que la guerra era mucho más fácil de ganar que la paz. La paz es la tarea. Una tarea que exige más valentía, más determinación y más heroísmo que la guerra. Por eso las tropas españolas regresaron de Irak".

 La cultura es siempre paz. Consigamos que la percepción del otro este teñida de respeto. La fuerza del diálogo entre los pueblos".
"Por eso … quiero proponer ante esta asamblea una Alianza de Civilizaciones entre el mundo occidental y el mundo árabe y musulmán’.

El 10 de diciembre de 2009, en Oslo, el ex Presidente de los Estados Unidos, Barak Obama, dijo, al recibir el Nobel de la Paz: ‘’La guerra es necesaria para alcanzar la paz". Y añadió: ‘Por mucho que se desee la paz, la creencia de que es necesaria raramente es suficiente para lograrla’.

Lo dijo un ‘progresista’ admirado por los socialistas. Tan es así que la socialista Leire Pajín, dijo en público que se iba a producir una conjunción planetaria con las presidencias simultáneas de Obama en Estados Unidos y de ZP en Europa.  

¿Qué hay de malo en estas propuestas de Zapatero? Que son un engaño ‘buenista’.  O sea, queremos la paz. Pero la ética de las buenas intenciones está hecha de fines, no de medios. Y cuando se especifican los medios nos damos cuenta de la profunda tomadura de pelo. Un ejemplo debería bastar para darse cuenta de este peligroso engaño progresista.

El ex general Rodriguez, actualmente en Podemos, ocupó el cargo de JEMAD en 2008 a propuesta de la socialista Carmen Chacón. Este ex general ha dicho que, en vez de combatir a los yihadistas con bombas, deberíamos dialogar. Este es un buen ejemplo de estupidez ‘buenista’. En cualquier caso, propongo enviar al ex general a Irak, Siria y Afganistán, a dialogar con los terroristas islámicos.

¿Por qué dicen estas idioteces? Porque se creen moralmente superiores; porque odian a Occidente, al que culpan de todos los males, y porque les basta con las buenas intenciones. Las suyas, por supuesto. Las de la izquierda. Como es sabido, la derecha ni tiene, ni puede tener, buenas intenciones. Lo suyo es la especulación y la guerra. En cambio, la izquierda se mueve por la paz y la solidaridad.

Otro ejemplo, de todos conocido, pero que se airea muy poco, es la limpieza que ha hecho la izquierda de los crímenes del comunismo. ¿En qué se han basado? Centralmente, en las buenas intenciones. Ha salido mal porque el capitalismo internacional ha conspirado para que saliera mal. Pero nadie puede dudar de sus buenas intenciones. Querían construir un mundo mejor. En suma, que al comunismo no hay que juzgarle por sus actos criminales, sino por sus intenciones.

De ahí que se produjera una irritada reacción de la izquierda mundial cuando se publicó ‘El libro negro del comunismo’. Libro presentado en la Mutualité de París en 1998, con motivo del 80 aniversario de la revolución de Octubre. Escrito por once destacados historiadores franceses. Stéphane Courtois, Jean Louis Panné, Rémi Kauffer, Pierre Rigoulot, entre otros. Resume los "crímenes, terror y represión, de la ideología más funesta del siglo’’.


URSS: 20 millones de muertos.
– China: 65 millones de muertos.
– Vietnam: 1 millón de muertos.
– Corea del Norte: 2 millones de muertos.
– Camboya: 2 millones de muertos.
– Europa Oriental: 1 millón de muertos.
– América Latina: 150.000 muertos.
– África: 1,7 millones de muertos.
– Afganistán: 1,5 millones de muertos.
– Movimiento comunista internacional y partidos comunistas no situados en el poder: una decena de millares de muertos.

 Aproximadamente, cien millones de muertos. ¿Alguna autocrítica de la izquierda? Cero patatero. Dijo J.F. Revel, en ‘La gran mascarada’: Hace diez años caía el régimen soviético, y no bajo las armas del adversario —como le aconteció al nazismo— sino por el efecto de su propia putrefacción interna. Muchos pensaron naturalmente que este acontecimiento, el mayor fracaso de un sistema político en la historia de la humanidad, suscitaría en el seno de la izquierda internacional una reflexión crítica sobre la validez del socialismo. Ocurrió lo contrario…parece ser que lo que verdaderamente rebate la historia del siglo XX no es el totalitarismo comunista, sino... ¡el liberalismo!’.









Además de la superioridad moral derivada de los infinitos deseos de paz de la izquierda, se añade la exigencia de la ‘Alianza de Civilizaciones’.


Giovanni Sartori, una de las mentes más brillantes en el ámbito político y sociológico, (1924/2017) dijo: ‘Estamos viviendo una guerra de religión. Y yo digo que a la guerra se responde con la guerra, no con asambleas como hacen en las Naciones Unidas, que yo llamo desunidas’. En una entrevista en El País, en 2001, declaró: La civilización occidental y el Islam actual son fundamentalmente incompatibles”. Y en ABC, en 2015:’Los musulmanes de tercera generación odian a Occidente’.

Los reiterados atentados terroristas, de origen musulmán, no permiten generalizar. Sabemos que no todos los musulmanes son terroristas. Pero también sabemos que el 99% de los atentados terroristas proceden de islamistas radicales. ¿Deberíamos ignorar este hecho?

"Que todas las religiones unidas desautoricen la violencia, y afirmen que la paz es inherente a la fe puede ser un mensaje poderoso para aislar el fanatismo y promover la convivencia", declaró Zapatero, que mostró su confianza en que el III Plan Nacional de la Alianza de Civilizaciones viera la luz en 2015. ¿Quién se puede oponer a estas bellas palabras?  Pero ¿Qué sucede si algunos- los que sabemos- prefieren no desautorizar la violencia y seguir con los atentados?

Es habitual que, después de una masacre terrorista, muchas personas se acerquen al lugar de los hechos y depositen flores. Incluso se canta el conocido ‘Imagine’ de los Beatles, que incluye bellas y emocionantes palabras:  Imagine all the people, living life in peace…

 ¿Terminará el terrorismo sólo con flores y pancartas de paz?
 ¿O tiene razón Obama?

Usted decide.
 
Sebastián Urbina.

(Publicado en ElMundo/Baleares/1/Sepbre/2017.)


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