domingo, 10 de diciembre de 2017

NO ES PESIMISMO.








NO ES PESIMISMO.


No pretendo ser pesimista. Pretendo ser realista. El tiempo dirá si mis opiniones han sido realistas o pesimistas. Y lo que digo ahora es que, desgraciadamente, ‘lo de Cataluña’ irá a peor. ¿Por qué?

El día 21-D se celebrarán elecciones en Cataluña. Tenemos dos opciones básicas. O gana el grupo que apoyó el golpe de Estado, o gana el grupo constitucionalista. Yo prefiero llamarlos ‘demócratas’ en vez de constitucionalistas. Son demócratas porque defienden una Constitución democrática. Los golpistas han dado un golpe de Estado contra una Constitución democrática. No son demócratas, por mucho que lo repitan.

Supongamos que gana las elecciones el grupo demócrata. Si gana, ganará por poco. Y no podrá realizar modificaciones importantes. Por ejemplo, tener un estricto control de la educación catalanista antiespañola, como se ha denunciado hasta la saciedad. A pesar de que los de siempre- incluyendo al acomplejado Partido Popular- no se quieran enterar. Esto tendría que hacerlo la Alta Inspección del Estado, pero los gobiernos del PP y del PSOE, no han querido. Tienen un imperdonable complejo con los separatistas antiespañoles.

Recordemos. Siete televisiones públicas que pagamos entre todos y cuya misión es fomentar el supremacismo catalán, hacerse las víctimas y lanzar mensajes despreciativos- y de odio- a España. En palabras del historiador sir J. Elliott: ‘Este victimismo de los serbios es el mismo que el de los catalanes, que durante siglos se han creído víctimas del gobierno de los castellanos. Es muy peligroso agarrarse a este tipo de mitología’.

Además de los medios de difusión subvencionados para decir las mentiras que convengan a la construcción nacional de Cataluña, está el sistema de enseñanza pública que es, en gran medida, un sistema de adoctrinamiento. Desde hace décadas, sin que PP/PSOE hayan hecho algo decente para evitarlo. No es casualidad que uno de los mejores conocedores de la realidad política catalana, Antonio Robles, dijera: ‘Tal como están las cosas, el golpe de Estado nacional-catalanista podrá perder esta batalla, pero si el Gobierno legítimo de la nación sigue dejando TV3 en manos de los golpistas, tarde o temprano perderá la guerra.’

Junto a esta intolerable manipulación de las conciencias de generaciones de catalanes, que salen de las aulas- gran parte de ellos- convencidos de que España les roba, están las consecuencias de la declaración de independencia de Cataluña, de forma unilateral e ilegal, el 27 de octubre de 2017. Tal declaración fue aprobada en el Parlamento de Cataluña por 70 votos a favor, 2 en blanco y 10 en contra. Sin contar los 53 diputados que abandonaron el Parlamento antes de la votación.  

Todo esto implica una gravísima inseguridad jurídica, al margen de los delitos cometidos por los independentistas, que van desde la prevaricación y malversación a la desobediencia, sedición o rebelión. En tales circunstancias no debe extrañar que solamente entre el 2 de octubre y el 6 de noviembre de 2017, trasladaran la sede social y/o fiscal, fuera de Cataluña, más de 2.200 empresas. A primeros de diciembre son más de 2.900. Esta alarmante fuga de empresas, capitales y capital humano, supone un importante empobrecimiento económico y un grave descrédito internacional.

 No es casual que la agencia de calificación crediticia Fitch, mantenga- año 2017- la nota de Cataluña en BB, bono basura, con perspectiva negativa. Y la agencia estadounidense Standard & Poor’s ha publicado- Julio 2017- una comparativa de indicadores de riesgos de las comunidades autónomas. Cataluña figura como la peor con diferencia de las once a las que pone nota. También la califica de bono basura. Es decir, la deuda catalana no tiene el aval suficiente para recibir inversiones.

En cuanto al paro, Cataluña registró en octubre casi 14.700 parados más, lo que supone un aumento del 3,67% con respecto a septiembre. En el conjunto de España también se destruyó empleo (56.844 parados más), pero los números rojos de Cataluña duplican con holgura el 1,67% de la media nacional.

No ayuda a recuperar la cordura que buena parte de la Iglesia, diga- por boca del Obispo de Solsona: ‘La cárcel es injusta; esta nación debe poder decidir su futuro’. Una persona tan relevante no puede, ni debe, ser tan ignorante en materia jurídico-política. Debe saber que el derecho de autodeterminación está reservado a las antiguas colonias. Resulta evidente que Cataluña no está amparada por el marco de la Resolución 1514 de la ONU de Diciembre/1960, por no ser un pueblo colonial, ni estar, ni haber estado, sometido al Comité de Descolonización. Además, su independencia atentaría contra la integridad territorial de un Estado soberano, lo que es contrario a la misma Resolución 1514.

Dicho esto ¿qué pasaría si los golpistas, y los que les apoyaron, ganaran las elecciones de 21-Diciembre?   Visto el daño que se ha producido en sólo un mes de declaración unilateral e ilegal de independencia, una nueva victoria de los golpistas añadiría aún más alarma e inseguridad a la ya preocupante situación económica y política que vive Cataluña.

A primeros de noviembre, el presidente de Freixenet, José Luis Bonet, dijo: "El daño está hecho, la gente lo va a pasar mal’’. Y a finales de noviembre, advirtió: ‘Si nada cambia el 21-D, habrá desbandada’. Lo dice un importante empresario, perfecto conocedor de la realidad empresarial catalana. Pero ¿Volverán a ganar los golpistas? ¿Tan enfermos de identidad y supremacismo están los catalanes?

Añadamos algo imperdonable, también responsabilidad de los separatistas. El enfrentamiento social en Cataluña. Muchos catalanes han manifestado, públicamente, la angustia y tensión que sufren por esta situación de ilegalidad, enfrentamiento, e inseguridad jurídico-política.

No hay otra opción sensata que volver a la legalidad democrática y a la igualdad de los ciudadanos ante la ley. Además, en democracia no hay territorios privilegiados. Son una antidemocrática reliquia medieval.

Exigimos que PP/PSOE no insulten a la gran mayoría de españoles, que respetamos la Constitución, ofreciendo ventajas económicas, fiscales y reformas constitucionales para complacer a los golpistas y compañeros de viaje.

No podríamos perdonar tan injusto desprecio, a nosotros y a la democracia.

Sebastián Urbina.

(Publicado en ElMundo/Baleares/8/Diciembre/2017.)


2 comentarios:

Arcoiris dijo...

Lamentablemente, creo que lo más sensato, lo más razonable, es ser pesimista cara al futuro. En las elecciones al Parlament del 80 hubo 173.815 votos para ERC, que quedó cuarta, para un censo total de casi tres millones y medio de pueblo pagafantas (antes, y no era mal sarcasmo, se conocía como “pueblo soberano”) y una abstención de tantos como 1.340.012. Se dio como ganador en las urnas a CiU con sólo 570.670 votantes. De la existencia de un afán independentista anecdótico, en aquel entonces, se ha pasado al escenario actual en que hay fundadas sospechas de un probable triunfo electoral del independentismo. ¿Por qué ha crecido esa aspiración? En mi opinión, nada habría sido posible sin nuestras actuales leyes electorales, sin la praxis nada generosa y patriótica de nuestros partidos políticos y los distintos Gobiernos y sin los casi cuarenta años de un régimen enfocado eficazmente en “fer pàtria” ante el tancredismo y la estólida mirada de nuestros sucesivos prebostes supermáximos. Ahora tenemos unos padres jóvenes que durante muchos años sostendrán las creencias aprendidas, que transmitirán a sus hijos, mientras iremos muriendo los recientes indígenas, los inmigrantes de ayer, los nuevos catalanes. Sí. La guerra será larga, muy larga. ¿El vencedor? ¡Quién sabe!

Sebastián Urbina dijo...

Sí, creo que es la conjunción de diversas cosas. Y sí, la travesía del desierto no será corta.